—Eso no está bien. —Karina sacudía la cabeza.
—Lo sé.
—Eso no está bien. Nunca te enseñé a ser tan estúpida. —Karina apretó los dientes. Estaba muy enojada con Zuri en ese momento.
Mientras tanto, afuera, el alboroto comenzaba a intensificarse. Ellos sabían lo que eso significaba, pero ninguno de los dos se movió de su posición.
—Le informaré a tu padre sobre esto —dijo Karina—. Se volteó y llamó a sus criadas para que prepararan un carruaje para ella.
—Es demasiado tarde para que hagas algo. También morirás si vas al palacio ahora. Regresa a la manada River Creek y espera hasta que la situación sea más propicia.
Karina dejó de caminar hacia la salida de la habitación, se volteó de nuevo para enfrentarse a su hija. —Estoy con mi compañero, en la vida o en la muerte.
El silencio se extendió entre la madre y la hija, mientras observaban un sinfín de emociones parpadear en los ojos de la otra.
—Lo amas —concluyó finalmente Zuri.