Con la ayuda de Elliot, pronto se encontró una fuente de riñón para el tío de Ámbar. La operación fue muy exitosa.
Ámbar se sintió aliviada. Se quedó en el hospital algunos días para acompañar a su tío. Al ver que se recuperaba bien, cumplió su promesa y volvió al trabajo en la empresa de Elliot.
Al ver que aparecía con un atuendo pasado de moda, Elliot la miró de arriba abajo, luego de izquierda a derecha. Después de observarla durante un tiempo, dijo —¡Ámbar, vestirte de esta manera es un desperdicio de tu belleza! No uses ropa tan anticuada en el futuro. Debes vestirte mejor para que pueda trabajar con gusto.
Ámbar lo ignoró. Tomó una taza y le preparó té como solía hacer. Luego, comenzó a revisar la agenda de trabajo de Elliot para el día.
Elliot entrecerró los ojos y dio un sorbo de té. Luego soltó un largo suspiro y dijo —El té hecho por ti sabe mucho mejor. Sabes, los días se sentían como años cuando no podía verte. Ni siquiera podía llevarme a trabajar.
