—¿Hola? —gruñí al teléfono, pasándome la mano por la cara.
—¡Hey! Ya era hora de que respondieras tu teléfono. ¿Qué has estado haciendo? —preguntó con molestia en su tono.
—Eh... durmiendo. Como las personas normales, Tally. ¿Qué diablos haces tú levantada tan temprano?
Se escuchó risa al otro lado de la línea, y era obvio que había estado bebiendo. —¿Temprano? Ni siquiera me he ido a la cama aún.
—Por supuesto que no, Tally.
Escuché su bufido al otro lado de la línea. —No seas tan esnob —espetó.
—Eso es el colmo viniendo de ti. Ahora, ¿qué quieres?
Hubo silencio por un momento antes de que escuchara susurros, —Bueno...
—Bueno, ¿qué? ¿Y qué estás haciendo? —Tenía curiosidad por su situación actual.
Honestamente me daba igual lo que estuviera haciendo, pero todo el alboroto de fondo me hizo preguntarme en qué tipo de líos su terrible madre la había metido.