Chereads / La Reclamación Virgen de la Bestia / Chapter 9 - Sus Promesas Rotas

Chapter 9 - Sus Promesas Rotas

—¿Por qué ha venido otra vez, Cronos? —grito con una creciente molestia, con las manos en las caderas mientras miro el coche que emerge con una mirada ardiente—. Le ordené que se quedara quieto para poder seguir yendo a visitar en lugar de que él viniera a nuestra manada. ¡Esto ha estado sucediendo durante meses!

Durante los últimos cinco meses, no se me permitió ir a la manada de Deimos por ningún motivo. Supuestamente, me desmayé porque no había comido nada ese día cuando fui a celebrar el cumpleaños de Fobos. No recuerdo mucho lo que ocurrió tampoco. Es como un lienzo en blanco, realmente no recuerdo los eventos después de que jugamos al escondite, quizás fue porque me colapsé.

Madre y padre estaban furiosos conmigo por mi terquedad y me pusieron en completo encierro aquí. No pude escapar de sus límites y me dolió no poder pasar tiempo con Fobos en los últimos cinco meses.

En cambio, Deimos venía a visitarnos a nuestra manada una vez al mes, pero su hermano no ha aparecido. Intenté llamar solo para que no fuera respondido. Deimos dijo que Fobos ha estado inmensamente ocupado porque ahora tiene diecinueve años y su entrenamiento se ha intensificado. Entiendo esto, de verdad. Pero, ¿cómo puede uno estar tan ocupado que no pueda responder a mi llamada ni siquiera por un minuto?

Madre siempre dice: «No hay tal cosa como estar ocupado, uno siempre hará tiempo por aquellos a quienes prioriza». ¿Soy lo menos importante para él? Pero somos mejores amigos. Así no es como deberían ser las cosas entre nosotros y ¿qué pasa con mi entrenamiento que él prometió guiarme?

—Tea, basta —mi hermano ordena avanzando para recibir a su compañero de juegos—. Sé amable.

—Soy amable, solo estoy protestando —hago un puchero ante su regaño—. Ningún lobo entiende la amistad que poseo con Fobos, ni siquiera mi hermano.

El coche se detiene junto a la fuente situada frente a nuestra casa de la manada, unos zapatos negros pulidos y con la punta afilada salen a la luz para saludarnos. Es obligatorio dar la bienvenida a los lobos frente a la puerta sin importar qué tan cercanos o lejanos sean sus lazos. Deimos sonríe ampliamente dándonos un pequeño saludo de reconocimiento, adora visitarnos porque dice que no sale mucho del castillo.

—Tea no parece contenta de verme —dice Deimos con su voz resonando hacia nosotros seguido por una risa cortante— mientras saco la lengua hacia él juguetonamente.

—Siempre es un placer, Alfa Deimos —respondo con una voz fingidamente melosa mientras su risa se intensifica ante mis travesuras.

—No vine solo. Tu mejor amigo está aquí —Deimos me susurra señalando detrás de él mientras da pasos moderados hacia donde estamos. Sus palabras demandan tiempo para digerir, pero cuando lo hacen, mi corazón palpita de emoción y entusiasmo hacia quien ha llegado como una sorpresa.

—Mis ojos se abren ante sus palabras mientras vuelvo mi atención al coche estacionado. La puerta del coche se desbloquea para traer a la vista a Fobos. —¡Fobos! —llamo su nombre con alegría mientras mis pies me llevan hacia él a un paso acelerado. No veo a ningún lobo más que a él, el macho que estaba esperando.

—Con los brazos abiertos, choco contra él con un enorme poder agarrándolo alrededor de su cintura y apretando mi mejilla contra su vientre. Sus pasos se tambalean hacia atrás por la intensidad de mi cuerpo al encontrarse con el suyo mientras asienta su palma sobre mi cabeza acariciándome y soltando una risa tierna ante mis travesuras.

—Hola, chiquita —su voz grave y ronca me llama, ¿cómo es posible que solo hayan pasado unos meses y sin embargo me parece diferente? Su voz, su apariencia, la sensación de sus manos. ¿Será porque los machos maduran físicamente más rápido que las hembras?

—Levanto la vista hacia él reprimiendo mis emociones abrumadoras de llorar y quejarme sobre mi encierro forzoso aquí. —Te extrañé —susurro ofreciéndole una amplia sonrisa. Le extrañé tanto que no puedo ponerlo en palabras, después de todo, él es mi familia.

—Yo también te extrañé, Tea —responde mientras los azules oceánicos me capturan con delicadeza mientras acaricia mi cabeza suavemente.

—Alfa Fobos —la voz de mi padre le da la bienvenida con formalidad mientras me doy vuelta para presenciar su comportamiento. Madre también está aquí. Ambos se inclinan sinceramente con reverencia mientras yo frunzo el ceño con confusión. Él es solo un joven todavía, ¿por qué lo consideran con tanto honor?

—¿Alfa Fobos? Él es solo Fobos. ¡Te llamaron Alfa! —me río mirándolo hacia arriba mientras bromeo sobre cómo mis padres recibieron su presencia.

—P-Por favor, perdona su falta de respeto, la disciplinaremos según corresponde. Tiende a olvidar su lugar la mayoría de las veces. Ven aquí, Tea —mi madre se inclina aún más, liberando su mirada ardiente hacia mí mientras mis ojos se abren y trago ante la ira ascendente de mi madre.

Fobos ríe silenciosamente mientras revuelve mi pelo juguetonamente. —Alfa Urano. Luna Gaia. —Los saluda con una inclinación de cabeza breve entregada a cada uno—. Está bien, disfruto mucho la compañía de su hembra. La están criando bien.

Madre y padre desconocen la amistad de Phobos y mía, pues constantemente asumen que voy a su manada para encontrarme con Deimos ya que tenemos la misma edad, pero tampoco corregí sus suposiciones por miedo a que dijeran que estoy molestando a Fobos y me prohibieran ir.

—Gracias, Alfa. ¿Podemos preguntar la razón de su presencia hoy? —pregunta mi padre con una curiosidad que hierve por debajo.

—Quería pasar un tiempo con Tea, le traje un pequeño regalo que quería ofrecer. —responde mientras yo brinco sobre las almohadillas de mis pies con agrado. No puedo creerlo, esta es la primera vez que recibo un regalo de su parte.

—¿Un regalo? ¿Para mí? ¿Qué es? Dime. Dime. Dime. —tiro de la manga de su camisa intentando obtener una respuesta para satisfacer mi curiosidad en aumento. ¿Qué podría ser? Quizás un juguete porque él conoce mi adoración por ellos. O quizás suministros de arte porque comprende cuánto valoro dibujar y pintar.

Mis padres parecen confundidos por su deseo, pero ni la duda ni la oposición vienen de ellos. —Por supuesto, Alfa Fobos. —Mi padre dice ofreciéndome un gruñido penetrante de censura. Una advertencia indirecta expresada que me ordena comportarme, hago caso agarrándome las manos juntas y calmándome con mansedumbre. No deseo ser castigada.

Fobos no puede contener su sonrisa burlona mientras me ofrece su mano para que la tome. —Siempre hablabas de tu habitación. ¿No me la mostrarás? Estoy aquí ahora, ¿no? —Su voz afectuosa asiente hacia adelante como señal de que permitirá que yo lo guíe.

Esta es la primera vez que Fobos entra a las tierras de mi manada, pues no le gusta ser empujado a situaciones impredecibles y lugares extraños. A pesar de que es una circunstancia que me instila cautela, mi confianza en él no lo permite.

—¡Sígueme! —río contenta mientras me preparo para correr hacia las escaleras que llevan a mi habitación. ¡Estoy impaciente por mostrarle mis dibujos, mis rompecabezas, todo!

```

—Alfa Fobos, ¿has comido? Si no, ¿qué te gustaría? Podemos —Madre comienza a preguntar dando breves pasos hacia él en anticipación de su respuesta.

—Luna Gaia, por favor, sean sinceros conmigo. Solo estaré aquí unos minutos, ya he comido, gracias —Él le sonríe con esa suavidad rara que muestra de vez en cuando, nunca lo he visto sonreír así a ningún otro lobo excepto a mí. Quizás también le gusta ella.

—Por supuesto, Alfa Fobos. De verdad espero que disfrutes tu día aquí —Madre irradia admiración hacia él. Ella también le gusta, bastante peculiar de ver porque a madre no le gustan los machos que tienden a ser bestiales y salvajes y Fobos es la definición de lo que ella desaprueba.

—Valoraré estar dondequiera que esté su hembra, pues es diferente a cualquier otro cachorro —Percibo la mirada desconcertada en el rostro de mis padres a su aprobación de mí, encuentran sus palabras increíbles porque yo soy lo que llamas un cachorro travieso y desobediente.

—¡Fobos, apúrate! —grito para recuperar su atención mientras subo las escaleras de dos en dos, estoy bastante segura de que madre ya está descontenta con mis acciones porque son poco femeninas, pero Fobos está aquí y él me apoyará. Solo estoy dando un salto de fe aquí con mis travesuras.

Corro hacia mi habitación y abro de golpe la puerta, mi corazón late con emoción. Me pregunto qué pensará de mi habitación, siempre he deseado revelarle su contenido y traerlo aquí para jugar.

—Theia, ¿puedo pasar? —pregunta con un golpe suave a la puerta de madera en lugar de irrumpir a pesar de que está abierta de par en par invitando su presencia. Sus modales tienden a sorprenderme a veces, ni siquiera mis padres piden educadamente antes de entrar porque dicen por qué uno debe ser cortés con un cachorro de diez años.

—Sí, pasa —le sonrío mientras él entra despacio, observando la esencia de mi habitación. Camino detrás de él para cerrar la puerta, sin embargo, él detiene mi acción.

—Mantén la puerta abierta.

—¿Por qué? Siempre la cierro cuando tengo amigos —frunzo el ceño ante su instrucción, ¿está incómodo? ¿No le gustan los lugares cerrados?

```

—¿Recibes visitas de machos? —sus ojos brillan con una intensidad poderosa mientras me sospecha, como si incluso detestara el pensamiento de ello. Me intriga y me asusta al mismo tiempo.

—Ninguno excepto tu hermano y Deimos —respondo rápidamente con mi verdad intentando esquivar su posible regaño. No poseo amigos machos aparte de estos tres.

—Bien. No debes cerrar puertas cuando estés en un espacio cerrado con un macho que no es tu familia. ¿Entiendes? —pregunta con sus orbes estrechándose firmemente buscando que responda con una garantía.

—¿Ni siquiera tú? —pregunto. Es algo simple, si mi puerta está cerrada ni madre ni padre interrumpen y puedo entregarme a jugar sin interrupciones. No logro entender la razón detrás de sus palabras.

—Solo puedes hacerlo conmigo pero cuando madures en una hembra adulta completa. Ahora respóndeme.

—Entiendo, no cerraré puertas cuando esté con un macho que no es mi familia —declaro las palabras que memoricé y le ofrezco una inclinación de cabeza cortante con un sentido de confianza diminuto. Haré lo que él desee mientras lo mantenga contento. Porque supongo que solo si está feliz conmigo, él elegirá pasar tiempo y jugar conmigo.

—Él me concede una sonrisa de afirmación mientras toma su tiempo para recorrer la habitación grabando lo que contiene. —¿Dibujaste esto? —pregunta con azules oceánicos curiosos y sorprendidos analizando mis dibujos pegados en la pared.

—Sí, yo lo hice.

—Esto es magnífico, Tea. Posees un talento brillante —pronuncia mientras sus yemas de los dedos se deslizan suavemente sobre los dibujos siguiendo las líneas de mis bocetos.

—Padre no aprueba cuando dibujo o pinto, dice que es un mal uso del tiempo y debería estar haciendo otras cosas que importan para mi crecimiento —respondo con un dejo de tristeza que brota dentro de mí.

—Azules oceánicos hacen una revisión completa de la habitación una vez más en reacción a mis palabras. —¿Es por esto que no posees muchos materiales de arte?

—Mis ojos se agrandan ante su pregunta mientras una sensación de vergüenza se asienta. —S-Sí. No me permiten tener muchos. Me arreglo con lo que Cronos toma prestado en secreto del castillo para mí.

—El silencio nos consume mientras él se vuelve a enfrentarme con una inclinación de su cabeza. —Si hubiera sabido antes, te hubiera traído materiales de arte que te durarían años, pequeña —murmura molesto consigo mismo, como si hubiera perdido una última oportunidad de hacer realidad mi deseo.

—Está bien. Puedes darme algunos más adelante, quizás incluso el próximo mes —él se tensa ante mis palabras, un leve doblez en su espina dorsal, un fruncir de sus labios. Noté incluso los cambios más diminutos de su cuerpo y emociones, he estado dominando el 'descubrimiento' que él me enseñó. No soy del todo hábil en ello, pero tiendo a serlo cuando se trata de él. No le contaré sobre mi autoentrenamiento todavía, quizás lo sorprenda cuando menos lo espere.

—Una débil sonrisa forzada se asienta en su rostro, mientras me mira hacia abajo. —Ven, deseo mostrarte a alguien muy importante para mí —lo animo a acercarse mientras tomo asiento en mi cama.

—¿Alguien más importante que yo? —pregunta con los ojos entornándose juguetonamente. Pies pesados hunden profundo en el suelo de madera mientras marcha hacia mí.

—Ningún lobo es más importante para mí que tú, Fobos —le entrego mi verdad instantánea. Debe saber cuánto valoro nuestra amistad.

—Sus ojos se suavizan mientras busca tomar asiento a mi lado. Trata de acomodarse mientras se revuelve moviendo su cuerpo de lado a lado tratando de encontrar un lugar que pueda sostenerlo. Es demasiado grande para mi cama, parece como si pudiera aniquilarla si pusiera todo su cuerpo sobre ella.

—¿Deberíamos quizás sentarnos en la alfombra? —me río entre dientes mientras él suspira agotado lleno de derrota. La cama ha ganado.

—Sí, sería una mejor idea —una risa corta sale de sus labios mientras baja al suelo con alivio.

—¿Quieres verlo? —pregunto mientras me da una rápida confirmación con la cabeza mientras se arregla la parte trasera de su camisa que parece estar desordenada con su constante movimiento.

—Tomo mi oso de peluche y se lo empujo justo frente a sus ojos que se ensanchan ligeramente ante el impacto repentino. "Conoce a Winnie".

—Oh, es un oso de peluche —dice con un tono de voz burlón plano y sin sorpresa. Quizás esperaba que fuera una mascota.

—Sí, duermo con él todas las noches. Lo aprecio mucho. Lo tengo desde que tenía dos años.

—Hola, Winnie —se ríe recogiendo el oso de peluche color café de mi mano dándole una mirada genuina—. Es bastante adorable debo decir, justo como tú eres.

—Lo amo, lo recibí como un regalo de madre —murmuro mientras arreglo la pajarita roja de Winnie que parece estar fuera de lugar.

—¿Es así? Entonces es bien merecido pues estoy consciente de tu gusto por los juguetes de felpa.

—Hablando de regalos, preséntame el que trajiste para mí. Ya no puedo esperar más —chillé con deleite mientras salto arriba y abajo sobre mis rodillas.

—Él es ágil al zambullir su mano en el bolsillo trasero derecho de sus jeans para sacar una pequeña caja de terciopelo azul —espero que te guste, pequeña —murmura mientras la abre para sacar un collar.

—¿Un collar? —pregunto con asombro. Esperaba varios otros artículos pero definitivamente no una pieza de joyería.

—No cualquier collar. Estúdialo bien.

—Me acerco hacia él entrecerrando los ojos ante su regalo ansiosa por estimar su contenido. Es muy bonito de mirar, muy brillante también. Posee un colgante de cristal transparente de algún tipo y dentro del colgante reside una hoja verde fresca.

—¡Hay una hoja! —digo con asombro.

—Es de 'nuestro' árbol del jardín del castillo —susurra mientras me gira suavemente, apartando mi cabello a un lado para colocarlo alrededor de mi cuello.

—¿De verdad? Esto me hace sentir más cerca de ti, Fobos. Gracias, lo aprecio. Lo valoraré en su totalidad.

—No lo quites por nada, pequeña. Asegúrate de que siempre esté asegurado alrededor de tu cuello pues sostiene un pedazo de ambos —pronuncia con azules oceánicos observando mi apariencia al llevarlo puesto.

—Nunca lo quitaré, lo juro. Ahora, debo arreglar un regalo para ti también. Uno que pueda entregarte el próximo mes cuando vengas a visitarme.

—Tea, no vendré a visitarte el próximo mes —sus palabras abruptas me descolocan, mis ojos se alzan para encontrar los suyos que de repente parecen opacos y desanimados. Sus orbes se asemejan a los sombríos cielos grises afuera que dan nacimiento a la lluvia implacable.

—Está bien, iré a encontrarte. Ahora que madre y padre reconocen un poco nuestra amistad, sin duda me dejarán ir.

—No puedes —él es rápido para aplastar mi optimismo con sus brutales palabras. Las cejas se hunden para encontrarse mientras se asienta un ceño en mi rostro ante su afirmación.

—¿Por qué? ¿Es por tu entrenamiento? ¿Estás tan ocupado, Fobos? Entonces dime cuándo podemos pasar tiempo juntos. Intentaré convencer a mis pa-

—Me voy, Tea —el primer destello de relámpago golpea no solo afuera sino también dentro de mi corazón. Él evade mi propuesta, los azules oceánicos apartados para mirar el suelo huyendo de los míos que han comenzado a ahogarse en dolor.

—No- no entiendo —mi voz es débil mientras una seria y abrasadora tensión nos envuelve dentro de la habitación.

—Me voy lejos, a otra manada. Una que me pertenece, una que debo liderar y proteger.

—Una inhalación aguda y pesada es capturada por mí, mi corazón es inestable como una constante y opresiva palpitación ocurre. Sabía, siempre supe que un día él procedería al lugar que lo llama. Pero verdaderamente deseaba que ocurriera un milagro. Por mí. Por nuestra amistad.

—Yo- yo... —¿Qué puedo decir? Más bien, ¿qué debería decir en este momento?

—Creí que podríamos pasar tiempo infinito juntos y yo podría verte prosperar. Pero él no lo permitirá. Debo hacer esto para mantenerte segura —él murmura con las manos unidas apretadamente, señal de su nerviosismo. El nerviosismo ante mi posible reacción a su verdad.

—¿Segura de quién?

—Segura de mí —él susurra levantando sus inquietos orbes para encontrarse con los míos.

—¿Quién no te dejará, Fobos? Tal vez puedo hablar con él y- —me detengo, mis dientes se clavan profundamente en mi labio inferior con una crueldad que me inflige dolor. ¿Y luego qué? ¿Qué puede hacer una niña de diez años? Impotente. Soy tan desgarradoramente impotente.

—Lo siento, pequeña. No tengo elección. Mis manos están encadenadas —él murmura mientras cierra sus temblorosos puños con una furia interna que le picotea por dentro.

—¿Cuándo? ¿Cuándo te vas? —pregunto. Quizás pueda adquirir suficiente tiempo para suspender esto, para de algún modo ayudarlo con esto. Si él se va entonces realmente estaré... sola. No llores, Tea. Aguántalo. Aguántalo-

—Ahora —mis ojos se hinchan ante sus palabras mientras sucumbo a mi batalla interior y suelto mis emociones desbordantes. Mis labios tiemblan con una grave tensión mientras comienzo a retroceder más lejos de su calor, el cual adoro. "Tea—él pronuncia mi nombre con una preocupante dulzura.

—El trueno afuera ruge con severa violencia, pero eso no es nada comparado con lo que siento ante su repentina salida que ha salido a la luz para que la presencie. "¿Ahora? ¿Cómo puedes irte ahora?—mi voz es débil, no puedo hablar bien. Estoy atada por mis abrumadores pensamientos.

—Por eso vine a visitarte, para despedirme de ti.

—Malgastaste cinco meses, Fobos. No podías decírmelo antes. Me lo dices minutos antes de tu partida. ¿Cómo es esto justo? —grito hacia él, la primera vez que he elevado mi voz hacia él. Lágrimas corren por mis mejillas con fiereza mientras lo observo con mi tormenta creciente ante sus elecciones. Si me hubiera dicho antes, habría tenido tiempo para adaptarme a este cambio repentino, para crear más recuerdos con él.

—Tenía que hacerse de esta manera —él está calmado como siempre, un macho sin emociones que nunca revela nada.

—¿Es por eso que me regalaste este collar? Entonces no lo necesito. ¡Tómalo de vuelta! ¡Devuélvelo! —grito tratando de quitármelo del cuello. Mi vista es borrosa, no puedo discernir bien nada. ¿Es este su regalo de despedida?

Mi irritación aumenta y comienzo a arrojar lo que sea que poseo a mi alrededor hacia él. Almohadas, lápices de colores, hojas en blanco. Macho cruel. Te odio. Te odio. Te adio... Por favor, no te vayas.

—Tea —él ruega tiernamente esquivando cada uno de mis ataques con facilidad acercándose a mí con la esperanza de calmar mi estallido.

—Por favor no te vayas. Por favor. No te molestaré. Seré una buena cachorra, solo quédate —sollozo ruidosamente mientras él me atrapa y rápidamente me levanta a pesar de mis ineficaces protestas para sentarme sobre su regazo. Grandes manos cálidas me atraen hacia su pecho. Su corazón late con una salvaje ferocidad como si él también estuviera angustiado, eso es incapaz de ocultar.

—No es por ti, pequeña. Es por lo que soy —sus ojos tensos cerrados, él me acaricia la espalda suavemente mientras que gritos agudos sacuden mi carne.

Esta manada de la que habla, sé que está bastante lejos de aquí. Se necesitan varios días para viajar y todo depende de si el clima le permitirá pasar. Sé que si se va, verlo se volverá muy desafiante.

—¿Qué ha pasado? —mi hermano irrumpe junto con Deimos pisándole los talones, ambos con una mirada molesta en sus rostros.

—No te vayas —suplico débilmente con Fobos agarrando el material de su camisa anidándome más hondamente en su pecho, inhalando su distintivo aroma mientras nos balanceamos hacia atrás y adelante buscando aliviar mi tormento.

—Fobos se va hoy —pronuncia Deimos con un profundo suspiro de entendimiento.

—¿Irse? ¿Adónde? —mi hermano pregunta con confusión.

—A su manada, es tiempo de su reinado. Lo postergó durante años pero su puesto lo exige.

—No, por favor. ¡Lo sabías, Deimos! Lo sabías y no me lo dijiste. ¿Por qué? —grito al macho sorprendido golpeándolo con mis cuchillos de furia. ¿Por qué ambos ocultaron su partida de mí? ¿Por qué decírmelo unos minutos antes de partir? Es el único amigo verdadero que tengo, no quiero perderlo.

—Silencio ahora, Tea —susurra Fobos rozando su nariz contra mi mejilla húmeda acariciando mi espalda con ternura—. Mírame —él me atrae para mirarlo a los ojos. Con la vista borrosa, mejillas manchadas de lágrimas y nariz goteante atiendo a sus palabras.

—Esto es injusto, Fobos —hipo tratando de tomar respiraciones profundas porque mis pulmones están privados debido a mis llantos incesantes y pesados.

—Lo sé. Lo sé, pequeña. Pero necesito tu fortaleza, estoy luchando una batalla sangrienta dentro de mí, Tea, y requiero tu ayuda.

—¿Es difícil para ti? ¿Es algo que no puedes hacer? —pregunto con voz débil mientras recibo la lucha que él proclama poseer.

—Sí, dejarte aquí es muy arduo. Nada de mi pasado o presente puede compararse a esto, pero mi deber hacia mi manada es importante, por eso necesito tu apoyo porque si lo tengo entonces puedo ascender montañas, pequeña. No puedo partir sin tu consentimiento.

Un cambio de mi carne, me vuelvo para mirarlo claramente, Fobos necesita mi ayuda. Mi ayuda. Por una vez en mi vida, no debo ser egoísta, él me es tan querido. Es difícil, muy difícil. Pero esta es la primera vez que Fobos pide mi ayuda, esta es la primera vez que me habla de sus verdaderas emociones.

La comprensión se hunde profundo para asentarse en los rincones de mi mente ahogada, su manada lo necesita. Yo también lo necesito pero quizás ellos lo necesitan más. Maduro, debo ser madura respecto a esto.

Seco mis lágrimas con el dorso de mis palmas controlando mis sollozos que desean intensificarse —gracias por ser mi amigo todos estos años, Fobos —echo un vistazo a Cronos quien me da un asentimiento de ánimo para purgar mis sentimientos interiores hacia él—. Te extrañaré tremendamente pero yo... te dejaré ir.

Fobos me brinda una sonrisa afectuosa de satisfacción mientras revuelve mi cabello con orgullo. Orgullo de mi poder. —Nunca dejas de hacer que mi corazón se hinche de orgullo por ti, Tea —murmura.

—Hermano, ya ha llegado tu transporte —dice Deimos desde el rincón más lejano de mi habitación interrumpiendo nuestra dolorosa despedida.

Fobos toma una respiración profunda mientras vuelve su atención hacia mí. —Recuerda tu entrenamiento, Tea. Manténlo con honor y nunca te desvíes de él. Respeta a tus padres, apoya a tu hermano. Sé amable, sé salvaje, sé libre y sé líder. Pero sobre todo, simplemente sé tú misma, porque no hay nadie como tú —¿Por qué habla de esta manera? ¿Como si esta fuera su última despedida, como si nunca nos fuéramos a encontrar de nuevo? No me digas estas cosas Fobos, no seas tan cruel.

—Gracias por ser un gran amigo para mi hermana, Fo... Alfa Fobos —mi hermano dice con una formalidad rápida de aceptar la súbita partida del joven. Él puede aceptar esta situación mucho mejor que yo. En muchos sentidos, todavía parezco ser un cachorro.

Fobos le concede a mi hermano una sonrisa de reconocimiento mientras se levanta del suelo. Percibo que no lleva ninguna pertenencia consigo, se va tal como está. Quizás eso es todo lo que su manada exige de él. Ellos simplemente lo quieren a él, a su Alfa.

Me pongo de pie junto a él apretando a Winnie fuerte en mis manos esperando que él me brinde apoyo durante nuestra despedida. Lo acompaño hacia afuera de nuestra casa en silencio mientras aprieto los puños con rigidez deseando que mis uñas se hundan en la carne y sangre. Preferiría sentir el dolor del cuerpo que el dolor del corazón.

Hay un silencio depresivo y sin fondo entre nosotros cuatro, tres cachorros y un joven. El futuro siempre es incierto y no sabemos cuándo volveremos a encontrarnos con el joven que será el Alfa nuevamente. Esto es lo que nos preocupa. Es casi como si estuviéramos perdiendo a un miembro de nuestra pequeña e íntima tripulación.

—Espero que tu viaje sea seguro hermano, el clima tiene su propia ira hoy —susurra Deimos desde detrás de nosotros. De hecho, es como si el cielo estuviera de luto por nuestra separación.

—¿Ya les ha expresado sus deseos de despedida a tus padres? —pregunta Cronos discretamente.

—Sí, pasamos todo un día juntos como familia. Nuestra manada está orgullosa de su reinado, celebraron esto con él —Deimos responde con un atisbo de satisfacción en su voz al recordar los eventos.

Mientras Fobos se sienta en la camioneta estacionada, mi corazón se solidifica con el impulso de liberar mi angustia. Los azules oceánicos nunca abandonan los míos mientras sella la puerta detrás de sí. A medida que el motor cobra vida, comienzo a lamentar una vez más.

—Tea, volverá. No llores —Cronos me atrae hacia su lado ofreciéndome un abrazo de consuelo—. ¿Cómo puede estar tan seguro? Fobos podría no querer regresar, a medida que crece, sus actitudes cambiarán. Quizás ni siquiera me recuerde. Hay tantas probabilidades.

¿Cómo puedo hacer que me recuerde? ¿Cómo puedo hacer que me recuer— Bajo la mirada a mi osito de peluche que cuelga flojo de mi mano. Winnie.

—¡Espera! —grito en voz alta desde el abismo de mi garganta—. Deimos y Cronos se sobresaltan ante mi brote repentino.

Mi mente no piensa, sin embargo, mi cuerpo corre hacia mi deseo mientras corro detrás de la camioneta tan rápido como mis piernas me permiten. La tiranía de la lluvia que golpea contra mi carne es ignorada mientras persigo el vehículo que se aleja y en el que va mi amigo.

—¡Fobos! ¡Espera! —lloro sin aliento, mi cuerpo empapado, mi corazón latiendo fuerte por mi persecución abrupta.

Como si hubiera escuchado mi grito, la camioneta se detiene bruscamente más adelante de mí. Un preocupado Fobos salta, los azules oceánicos sumergiéndose en la desolación bajo el aguacero.

—¿Qué estás haciendo, pequeña? —Su voz angustiada mientras corro hacia el calor que me llama—. Se arrodilla en el suelo empapado, los brazos abiertos preparándose para nuestro choque.

Caigo sobre él mientras él se aferra a mí colocando su palma sobre la nuca de mi cabeza. Entierro mi rostro en el cuello de su camisa llorando con fervor frenético. —T-Toma a W-Winnie —Tartamudeo temblando vigorosamente por el aguacero helado mientras empujo mi oso contra su pecho.

—Pero es tuyo.

```

—Guárdalo seguro por mí. No me olvides, Fobos —lamentos vibrantes y ahogados de melancolía salen de mi pecho.

—Lo protegeré, pequeña. Estarás en mi alma cada segundo del día, Tea.

—Prométeme que llamarás una vez al mes —lo sostengo más fuerte respirando su aroma que siempre me seducía con un gran calor. Hay una vacilación grave que siento de él antes de su respuesta.

—Lo prometo.

—Prométeme que visitarás tanto como puedas.

—Lo prometo.

—Prométeme que vendrás cada año en mi cumpleaños.

—Lo prometo.

~~

—Mentiroso —fue un mentiroso porque nunca volvió a mí. Al final de ese mismo año, comprendí lo que significaba lamentar una pérdida cuando el Alfa Ares y Luna Afrodita murieron en un accidente. Fobos eligió no aparecer cuando enterramos a sus padres, tampoco llegó para consolar a su hermano que se desgarró los pulmones de agonía por la muerte de sus padres.

No fueron solo días o meses los que pasaron sin su existencia, sino años dolorosamente largos y brutales. Años en los que luché creciendo, esforzándome por abrazar las transformaciones de mi cuerpo y de mi vida a medida que pasaba de la edad de diez a dieciocho años. Madurar y convertirme en una joven me hizo recordarlo con una intensidad afilada, me encadenó y me enjauló. Un sentimiento implacable de anhelo por sentir las puntas de sus dedos sobre mi piel.

Estaba mal y era deshonroso, lo sabía. Él no era mi macho, pero todo sobre ello se sentía tan correcto. Todo sobre él se sentía tan razonable. La ansiedad interminable de que él hubiera encontrado a su hembra hacía que mi alma doliera y sangrara, resentía cómo me hacía sentir. Estas emociones me inundaron cada año que maduraba.

Pensamientos de él nunca dejaron de consumirme de manera poderosa e inquebrantable, usualmente en noches crudas y solitarias heladas. No entendía por qué, pero anhelaba por él íntimamente, enterrándolo hasta que mi amistad con él se transformó en un apasionante secreto amor oculto que me prendió en llamas. Los recuerdos de él se mantuvieron apasionadamente durante años, pero sentí que su esencia se desvanecía un poco cada día hasta que lo que quedaba entre nosotros no era más que sus promesas rotas.

~~~

N/D

Hola, mis pequeños lobos,

Espero que hayan disfrutado de este capi. Así que parece que alguien ha desarrollado un ardiente enamoramiento ;) Solo quedan dos capis para la línea temporal 'presente' :D En los próximos dos capis Tea será una joven madura de 18 años. Prepárense para algo de calor ;) Gracias por el amor y el apoyo.

No olviden

UNIRSE AL GRUPO PRIVADO: https://www.facebook.com/groups/authorlizzyfatima

DAR LIKE Y SEGUIR MI PÁGINA DE FB: https://www.facebook.com/Lizzy-Fatima-110539484538446

```