Chereads / La Reclamación Virgen de la Bestia / Chapter 10 - Escalofríos

Chapter 10 - Escalofríos

*{8 años después}*

—Detente. Déjalo ir. Roncos gruñidos de furia diluvial retumban desde lo profundo de mi pecho. Mi corazón se tensa al ver la escena que se presenta desnuda ante mí, sin importar cuántas veces haya sucedido esto en los últimos ocho años, nunca puedo acostumbrarme como él me dice que haga.

—Él lo empezó, macho superficial. ¿Por qué siempre nos enfrenta cuando no le hemos hecho nada? ¿Qué acaso es masoquista o qué? —Palabras de molestia y ferocidad furiosa son escupidas hacia el macho maltratado que parece estar inconsciente.

Miro hacia abajo a Deimos que yace inerte sobre el suelo hostil, posee varias heridas contra su carne. Cortes profundos pintan la totalidad de su ser mientras yace sin luchar, sangrando por cada moretón abierto y fresco. Uno de los juveniles patea su vientre con excesiva violencia que le hace expulsar más sangre con un gruñido ronco, pero él no hace nada para defenderse.

Sangre. Todo lo que veo es sangre roja y espesa, deseo huir. No puedo soportar ni el olor ni la vista de ella. He desarrollado esta aversión a la sangre desde que cumplí diez años, sin saber la causa.

—Dije ¡detente! Tócalo otra vez y me aseguraré de que seas castigado severamente.

—¿Y qué harás tú, Theia, golpearnos con tus grandes pechos? —Un macho con cabello que se asemeja a los cielos oscuros me provoca. El macho se ríe mientras su lengua se desliza como una serpiente vil para lamer la sangre en sus manos, sus ojos nunca se apartan de los míos. Me reta mientras una furia ardiente enciende mi piel al instante.

—Ella tiene los más sensuales de nuestra manada, ¿no es así? Me encantaría ese castigo, ¿qué tal si castigas a ambos juntos y nos dejas probar un poco, eh? —Otro macho vergonzoso se une con su charla repugnante dando pasos depredadores hacia mí mientras examina mi cuerpo con deseo de arriba abajo. ¿Por qué no puedo luchar contra sus burlas agresivas? Ya estoy bastante acostumbrada a esto pero el sentimiento nunca deja de infundir pánico en mí.

Mis mejillas arden con una vergüenza que me limita. Mis labios tiemblan ante su acoso flagrante, no es mi culpa que mi cuerpo se haya desarrollado de esta manera. ¿Por qué todos estos juveniles me molestan así?

Tengo miedo, debo correr hacia mi hermano. Pero no puedo dejar a Deimos aquí para que sea maltratado aún más por estos machos.

—¿Dónde ha ido tu confianza, Theia? —Los machos se burlan más mientras doy pasos vacilantes hacia atrás. Les agrada, mi consternación. Les da el placer de una conquista, pues me ven como este cordero, esta presa que pueden devorar fácilmente. El premio final. Nunca les importa que yo sea la hija del Alfa porque el título me fue dado al nacer. No luché por él, esto lo ven como una indignidad.

—C-Cron- —empiezo a llamar a mi hermano pero antes de que pudiera terminar de invocarlo, un puño calloso y grande golpea la mejilla del juvenil más cercano a mí, rompiéndole la mandíbula y desprendiéndole los dientes delanteros. Un pequeño grito de sorpresa sale de mis labios ante la barbarie que presencio.

—Habla de ella de nuevo de esa manera y perecerás a mis manos. Te enviaré a la luna. Lobos repugnantes —Deimos rugió con ferocidad avanzando frente a mí mientras su palma suavemente me desplaza por la cadera incitándome a refugiarme detrás de su calor. Me aferro a la parte trasera de su camisa como si fuera mi vida, mis manos temblorosas por el asalto verbal que acabo de recibir.

Él está vulnerable, cojeando en una pierna, el ojo derecho hinchado y cerrado mientras desvela sus dientes ante los machos lujuriosos e implacables. Él me protegerá a pesar de su actual debilidad física.

—No posees poder aquí, Deimos. Este no es tu manada —El título que Deimos posee a menudo es ignorado, los juveniles aprovechando constantemente su inestabilidad por la muerte de sus padres. De su retraso en su reinado.

—Pero yo sí —La poderosa voz de mi hermano resuena a través del campo vacío mientras tomo un profundo respiro de alivio.

—Alfa Cronus —lo saludan temblando de ansiedad al enfrentar las posibles consecuencias de sus acciones que sin duda él les impondrá.

—Por favor, ilústrame sobre por qué mi hermano está ensangrentado y por qué mi hermana está inquieta —pregunta con una sonrisa fácil que centellea en su rostro, con las manos detrás de la espalda se acerca a nosotros pausadamente con un rebote emocionado en sus pasos. Así es él, puede parecer bienintencionado pero su bestia interior está desenfrenada y sin piedad. Mi hermano está realmente loco, los lobos temen su amabilidad en comparación con su salvajismo.

—Él lo comenzó, Alfa Cronus. Simplemente estábamos entrenando y él inició la pelea de la nada como ha hecho durante los últimos ocho años, nosotros simplemente nos defendimos pues se ha vuelto bastante problemático.

—En otras palabras, le golpearon a pesar de su incapacidad para defenderse. Puedo ver esto en la variación de las apariencias —su sonrisa se amplía mientras saca un pañuelo de su bolsillo trasero y se lo entrega al agotado Deimos, quien lo toma para limpiarse.

—Hablaron mal de Theia —la voz de Deimos es amortiguada mientras se limpia los labios reventados con un gruñido dolorido.

—Más buenas noticias, estoy emocionado —los ojos de Cronus se ensanchan con entusiasmo mientras enrolla las mangas de su camisa hasta los antebrazos y gira su cabeza de un lado a otro relajando sus músculos adoloridos para la venganza que impartirá.

—E-Es un malentendido, Alfa Cronus. Por favor perdónanos, muéstranos compasión —los machos son rápidos en arrodillarse en el suelo en sumisión a él. Cronus aún no es Alfa, pero es tratado como tal pues es el siguiente en la línea a diferencia de mí.

Observo a Deimos tambaleándose frente a mí, incapaz de soportar más como si estuviera a punto de colapsar. Lo atrapo por la cintura y suavemente lo acompaño al suelo conmigo.

—Cronus, déjalos ir. Deimos está débil, primero debemos ayudarlo, ocúpate de su castigo después —digo mientras tomo el pañuelo de la mano del varón cansado y froto su mejilla cortada, quitando la suciedad y la sangre seca. Estos juveniles no mostraron compasión con él, ellos tampoco merecen ninguna por parte de mi hermano.

Mientras Cronus conversa con los lobos temblorosos, discutiendo qué interesantes sentencias tiene planeadas para ellos más tarde, me arrodillo junto a Deimos, cuya mente parece estar en otro lado, ojos clavados en un punto mientras se sumerge profundamente en su agonía. ¿Por qué debe torturarse así? Golpeo su pecho con mi puño, enfadada por la situación en la que me pone. Macho estúpido, ¿debe siempre ponerme en esta posición?

—Eso duele, Theia —se sobresalta y ríe, ahogándose en el camino—. ¿Estás llorando? —sus ojos se ensanchan mientras sus verdes del bosque encuentran los míos. Voz delicada, suspira mientras contempla mis lágrimas silenciosas.

—Estoy tan harta de esto. ¿Cuántos años más seguirás lastimándote a propósito? ¿Cuántos años más debo verte así?

—Thei- —comienza a alegar su caso, pero no le permito hablar pues conozco sus fingimientos. Me miente diciendo que esta es su forma de entrenar, pero veo a través de su engaño.

—¡Ocho años! Han pasado ocho años desde que murieron tus padres. Mírate, estás piel y huesos. Tu lobo está débil, le falta tu fuerza. Debes volver pronto a tu manada, están desprotegidos sin ti. Pero ¿cómo puedes cuando estás así? —lloro con intensidad, mi corazón se desgarra cada vez que lo veo así.

—Lo siento, Theia. No llores —murmura mientras me acuna la cara con sus palmas y me seca las lágrimas con cuidado con sus cálidos pulgares.

—Estoy contigo desde el principio, te conozco Deimos. ¿Por qué no me consideras? ¿Por qué no te importa cómo se sienten Cronus y yo? ¿Por qué sufres de esta manera?

—Cada lobo al que he tenido cariño me ha abandonado para defenderme por mí mismo, Tea. Mi padre, mi madre y mi hermano. Ellos eran todo lo que he conocido. No deseo respirar más. No deseo vivir con mi alma destrozada por los recuerdos cada día, preferiría morir.

—No digas esas palabras hirientes a mí —Estamos aquí para ti, Deimos. Cronos, yo, madre y padre. Te amamos.

—¿Amor? No existen cosas como el amor, Tea. No conozco el significado que posee y tampoco quisiera hacerlo. El amor es una debilidad, una que no me puedo permitir sentir de ninguna manera. Preferiría estar aislado hasta que la luna me llame.

—Ayúdame a llevarlo a su habitación, Tea. Mantén esto en secreto de madre y padre hasta que sane —Antes de poder protestar, Cronos interrumpe nuestra conversación, transmitiendo una orden mientras enrolla el cansado brazo de Deimos alrededor de su cuello y lo levanta por su cintura.

—Como siempre —murmuro secándome las lágrimas prontamente para prestar atención a sus palabras y sostener un poco del peso de Deimos.

—Como siempre —asiente como asegurándome que todo esto pasará pronto y que él mejorará.

Pero nunca pasa como esperamos. Deimos primero empezó a iniciar peleas a propósito con machos de su edad después de que Alfa Ares y Luna Afrodita perecieron en ese accidente de coche, su manada lloró su pérdida pero Deimos perdió la mitad de su alma esa noche que el cielo rugió y la tierra tembló por su agonía desgarradora.

Lo trajimos a casa con nosotros, su manada no podía criarlo así que mis padres prometieron hacerlo hasta los dieciocho. El beta del Padre guardaba la manada de Deimos a lo largo de los años con resiliencia y fuerza. Pero Deimos no lo hizo fácil para nosotros frecuentemente metiéndose en peleas, ahogándose en alcohol. Se convirtió en un rebelde, el dulce Deimos se fue con sus padres esa noche.

Lo observé mientras maduraba de un cachorro contento con quien jugaba a un joven rebelde e indiferente. Cómo creció más alto, su pelo más grueso y sus orbes verde bosque más agudos. Pero con su apariencia física surgió su debilidad temperamental.

Al principio, no salía de su habitación, se saltaba varias comidas durante días. Perdió toneladas de peso y se hundió en una depresión implacable de la que no podíamos rescatarlo. Pero tomé la iniciativa de atraerlo fuera de su madriguera, poco a poco se abrió a mí y salió de su caparazón cerrado.

Había cambiado para todos los lobos pero para mí, Deimos era simplemente Deimos. Llamó a su hermano varias veces al día durante algunos años cuando era un cachorro pero todas sus llamadas quedaron sin respuesta como si indirectamente fuera dirigido a levantarse de su duelo por su cuenta. Desconocía dónde residía Fobos, todo lo que sabíamos era que vivía bastante lejos de nosotros.

No podíamos soportar decirle la verdad pero lo entendió, fue descartado. Cronos y yo hicimos todo lo que estaba en nuestro poder para que se sintiera bienvenido pero nada de lo que hicimos le llegó. Se convirtió en nocturno, se quedaba despierto toda la noche sumergiéndose en la soledad, malgastando su vida con whisky para poder desmayarse y despertarse a última hora de la tarde para causar conflictos y ser intimidado.

Así que se retiró y se rindió físicamente pero emocionalmente vaciló. Hasta hoy lo vemos, su verdadera esencia se transforma en un cadáver. Nos aterra.

Nuestra manada se dio cuenta y se amargó con la turbulencia que causó en nuestras tierras, querían que se fuera pero ningún lobo podía ir contra la resolución del padre de apoyarlo, porque sus palabras son ley. Pero el padre tampoco buscó ayudar a Deimos porque dijo que un macho debería aprender a nadar por sí solo.

Así que tomé la responsabilidad y comencé a liberar a Deimos cuando estaba en una situación difícil, buscó y todavía busca consuelo en mí e inhesitantemente se lo ofrezco. Poseemos un vínculo sólido que no puedo compartir con otro.

—Abre la puerta, Tea —gruñe Cronos bajo la presión de la masa de Deimos.

Rápidamente abro la puerta para él mientras arrastra al pesado macho a través del suelo frío solo para empujarlo sobre su cama sucia. Mis ojos captan la desagradable inmundicia de la habitación, botellas de whisky abrazando cada esquina de la habitación, su ropa sin lavar arrugada revestida con sangre seca y mugre. La habitación huele a muerte.

—No tienes que limpiar detrás de mí, Tea —suspira Deimos mientras se voltea en la cama para acostarse de lado mirándome con ojos afectuosos—. No le respondo, simplemente continúo recogiendo las botellas—. ¿No deseas hablar conmigo?

—Cronos, por favor, tráeme una bolsa de basura de la cocina. Necesito limpiar este chiquero lo antes posible.

—No es tan grave. No me ignores, Tea —Deimos se sienta con un quejido cansado mientras su carne comienza a sanar con lentitud.

Mi hermano me ofrece una inclinación de cabeza corta, prestando atención a mis palabras, saliendo de la habitación para buscar lo que pedí.

Recojo su ropa manchada echándola dentro de la cesta para llevarla a lavar. Sus ojos permanecen sobre mi figura inquebrantablemente, esperando mi atención; sin embargo, mi temple con él me lleva a ignorarlo abiertamente mientras ordeno su habitación en silencio.

—Ven aquí —murmura débilmente al pasar por su presencia para recoger la botella medio vacía más cercana a su cama, rápido para agarrar mi muñeca con delicadeza tirándome a su lado para que me pose sobre la cama.

—Suéltame, Deimos —un destello de dientes le ofrezco, revelando mi furia hirviente ante sus acciones.

—Lo siento, Tea. No estés enojada conmigo —él ruega, cerrando sus ojos con cansancio mientras apoya su cabeza en mi hombro y descansa.

—Condeno tus acciones, no puedes seguir viviendo de esta manera.

—Lo sé. Lo sé, perdóname. Encuentro que es la única manera de aliviarme de mi sufrimiento. Desearía que hubiera otra manera —las palabras susurradas de un alma frágil se me entregan.

—No hay otro camino que enfrentar tu dolor, Deimos. No huyas de él, no busques medidas alternativas más. Estoy cansada de eso. Mírate. Mira este lugar —mi voz helada se derrite ante la fatiga que él muestra mientras inclino mi cabeza sobre la suya.

—Entiendo.

El silencio tranquilo nos consume mientras él toma respiraciones profundas relajándose serenamente mientras obtiene consuelo de mí —Padre ha propuesto enviarte de regreso para reclamar tu soberanía.

—Lo sé. Debo comenzar a entrenar de nuevo. Me da miedo volver, Tea .

—¿Por qué, Deimos? —pregunto, mirándolo hacia abajo mientras él abre sus orbes, sometiéndose a su guerra interna.

—Contiene recuerdos que dudo querer acoger. No me importa estar solo, pero es el corazón de ese castillo lo que me atormenta.

```

—Te conozco, Deimos. Posees la habilidad de lograr cualquier cosa que desees. Ten fe en ti mismo.

—Echaré terriblemente de menos a Cronos y a ti —dice, levantando la vista hacia mí para revelar su triste sonrisa.

—Nosotros también. Te visitaremos tanto como podamos. Cronos reinará al mismo tiempo que tú, estoy emocionada por ambos —. Se sentirá vacío sin él, nos hemos vuelto tan cercanos a lo largo de los años. Él es un maravilloso compañero para mí.

—Ah, ¿ahora sí? —Él me hace cosquillas en los costados mientras yo río en voz alta por sus travesuras intentando alejarlo de mí. Él sabe cómo hacerme reír, ya sea haciéndome cosquillas o dándome helado.

Cronos entra abruptamente con la bolsa de basura que le pedí, su mirada firmemente puesta en Deimos. Miro entre ambos y me levanto para continuar con la limpieza. Deimos me lanza una mirada suplicante como si me pidiera ayudarle con la situación mientras yo niego con la cabeza en rechazo. Esta es su pelea.

Tomo tímidamente la bolsa de las manos de mi hermano y coloco las botellas vacías dentro haciendo lo mejor para permanecer en silencio, para no añadir leña al fuego enfurecido que se cierne entre los machos llenos de tensión.

—Cron- —Deimos comienza a llamar a mi hermano pero es detenido por un golpe inmediato e implacable a su rostro. Sangra nuevamente, con la mandíbula apretada, mira hacia abajo a la cama sin decir otra palabra.

—Si realmente ansías ser golpeado hasta sangrar, yo te haré el honor. No puedo seguir protegiéndote de esta manera para siempre, Deimos. No puedo seguir castigando a mis lobos por algo que tú causaste. ¿Entiendes? —Mi hermano le pregunta sobre la seriedad de la situación sobrepasando otras emociones.

—Lamento que ambos siempre tengan que limpiar detrás de mí —susurra con la espalda curvada y la cabeza baja. Sus hombros se caen con el peso de su vergüenza y verdad.

—Nos prometiste que dejarías de hacer esto. Nos prometiste que dejarías de beber y de destruirte a ti mismo. Cumple tus promesas, Deimos —Cronos dice firme con un incremento en su voz. Deimos está siendo reprendido. La paciencia de mi hermano con él pende de un hilo flojo.

Promesas. Sé que los lobos no consideran estas cosas con honor. Fobos me lo demostró con su traición a nuestra amistad.

Mi corazón se aprieta tortuosamente al pensar en él, hago lo mejor para enterrar su existencia, pero todo lo que ocurre en mi vida me recuerda a él. Siempre encuentro mi camino de regreso a los recuerdos de él hasta el punto que me agota y establece un enorme peso sobre mis hombros. Uno que no puedo llevar, sin importar cuánto lo intente.

—Dejaré de hacerlo. Lo haré —se aclara la garganta mirándonos por debajo de sus pestañas. No desea molestarnos más.

—Bien. Ahora ve a ducharte. Hueles mal. Y ven a cenar. A partir de hoy te está prohibido consumir cualquier tipo de alcohol —los ojos de Deimos se estrechan ante las palabras de mi hermano con desaprobación.

Cronos siempre le traía espíritus para ayudarlo a dormir a pesar de su incomodidad, pero parece que en lugar de ayudarlo, lo empuja a hundirse más en la agonía.

—Pero yo

—No me desafíes en esto, Deimos. No terminará bien, te lo aseguro —Cronos advierte mientras recoge el resto del alcohol dejado por Deimos. Ahora él no tiene ninguno. —Vamos Tea, preparemos la cena mientras este macho se refresca. Quince minutos, Deimos. Eso es todo lo que te daré para que llegues al comedor.

```

—Me río del reto de mi hermano a Deimos mientras lo sigo hacia afuera —me despido juguetonamente del macho desconcertado que gruñe bajo con desagrado por mi hermano. Cronos cierra la puerta tras nosotros mientras su mirada se desliza dentro de la bolsa de basura negra, sus ojos se agrandan al ver la cantidad de botellas ahí dentro.

—No debería haber escuchado sus súplicas constantes por alcohol —él suspira con alivio.

—Sí, pero era muy bueno en eso. No podías escapar de esos ojos de ciervo suplicantes —me río burlándome de cómo sucumbió a los deseos de Deimos.

—¡Y tú! Lo mimas demasiado.

—Siento por él, Cronos. Perder a cada lobo que alguna vez has conocido es muy duro. No puedo imaginar lo que sería perder a madre, padre o a ti —sonrío con una sonrisa sincera hacia él mientras su mano se enrolla alrededor de mi cintura para acercarme a su pecho y plantar un beso ligero en mi frente.

—Nunca nos perderás, Tea —dice mientras nos guía hacia el comedor.

Sí, no he perdido ninguno de los dos, pero sigo los sentimientos de Deimos porque extraño a un lobo querido para mí también. Perdí a Fobos. Pero nunca se lo diré a ningún lobo, tampoco hablaré sobre las abundantes emociones que poseo por él.

Según lo acordado, quince minutos más tarde, un Deimos recién duchado y afeitado entra al comedor, con la espina recta y la barbilla alta camina con confianza a su asiento en nuestra mesa.

—Estás aquí, Deimos. Esto es una novedad después de mucho tiempo —los ojos del padre se abren ante su presencia mientras se levanta de su asiento para abrazarlo. Padre había declarado que lo llamaría por su título solo si toma su trono y demuestra su valía como Alfa Ares habría querido que Deimos hiciera.

—Urano —Deimos le dirige con una inclinación de cabeza, nuestros lobos gruñen bajos hacia él en advertencia por su inmadurez y falta de respeto al llamar a padre por su nombre, pero como siempre a padre no le importa.

—Ven a sentarte, hemos extrañado tu presencia —madre sonríe hacia él, sus ojos brillando con aprobación del macho. A pesar de su rebeldía, él es un buen macho y mi familia lo ve así.

—Tu macho me habría estrangulado si no hubiera venido —se ríe mientras sus ojos examinan la mesa buscando un plato que disfrutará.

Padre ríe a corazón abierto ante sus palabras mientras él toma su primer bocado para que podamos empezar a comer —¿Qué piensas de regresar a casa, Deimos? Tu padre debe estar esperando con la luna, ya que el asiento está vacío —él no rodea la situación con su presencia para aprovechar la oportunidad de atacarlo con la pregunta.

Deimos casualmente empuja otro trozo de carne en su boca, masticando vigorosamente tomando su dulce tiempo antes de responderle. Hay un silencio que nos envuelve alrededor de la mesa, todos los ojos están sobre él esperando pacientemente su respuesta. Limpiándose la boca con una servilleta, responde.

—He decidido regresar.

—Oh, gracias a la diosa —madre susurra con los ojos húmedos de felicidad por su respuesta. Realmente desea lo mejor para él. Madre y padre lo adoran al máximo.

—Tea me dio un buen consejo hoy y pensé que no debía prolongarlo más —dice yendo a servirse más carne ahumada de venado y pan de centeno.

—Eso es maravilloso —madre sonríe hacia mí mientras yo miro hacia abajo, mis mejillas ardiendo de timidez.

—¿Has decidido cuándo te irás? —pregunta el padre.

—En los próximos cien años —murmura Cronos con una broma en sus palabras colocando unos pedazos extra de pan en mi plato—. Come más, Tea. Quiero ver tu plato completamente limpio.

Asiento a su orden mientras tomo el pan húmedo dando pequeños mordiscos —me iré pronto, quizás la próxima semana.

Cesamos de comer poniendo nuestros ojos en él. Sí, queríamos que reclamara su trono pero esto parecía demasiado pronto y brusco para nosotros —oh, nuestro dulce macho —madre comienza a llorar secándose los ojos con la servilleta mientras padre pone su mano sobre su espalda calmando su tristeza.

—Te extrañaremos terriblemente. Sabes que siempre eres bienvenido aquí —padre declara suavemente. Él admira mucho a Deimos, percibe un cierto poder en él que nosotros no podemos. Frecuentemente dice que está hirviendo debajo de él y surgirá cuando se siente en su trono donde caerá y se rendirá. Deimos será un Dios.

—Gracias, Urano.

La cena terminó espléndidamente, nuestra mesa pacífica y saturada de risas. Indudablemente lo extrañaremos, pues es parte de la familia, pero al final de todo, sabemos que esta no es ni su casa ni su verdadero llamado.

Después de la cena, tomo mis materiales de arte y me dirijo sigilosamente hacia mi lugar en los campos abiertos. Voy allí a menudo para pasar tiempo conmigo misma, porque por la noche mi corazón sueña y puedo imaginarlo con claridad. Puedo imaginar sus ojos, su nariz, sus labios. Puedo imaginar la forma en que caminaba y hablaba. La forma en que sonreía y se reía hacia mí.

Puedo visualizar a Fobos en todo su esplendor.

Muchas cosas han cambiado en los últimos años. Mis pechos se han desarrollado y agrandado con el tiempo hasta un límite que me sorprende y mis caderas se han madurado a unas que se asemejan a las de un reloj de arena, lo que me ha llevado a recibir mucha atención no deseada de machos. La forma en que me miran es extraña. Sus ojos lascivos parecen como si me estuvieran desvistiendo visualizando mi desnudez debajo. No entiendo sus miradas. Ninguna de las hembras de mi manada recibe estas miradas, solo yo.

Cronos ha prohibido que salga sola por la noche sin él o Deimos a mi lado, pero ocasionalmente salgo sin que él lo sepa. Deseo estar sola cuando lo recuerdo, así encuentro que lo recuerdo más profundamente.

Lo extraño. Más de lo que puedo creer, pero él no me desea de la misma manera, porque si realmente lo hiciera, habría cumplido sus promesas conmigo.

Inclino mi cabeza analizando el boceto que hice de sus ojos azules oceánicos. Mis mejillas arden de timidez mientras me sumerjo en las órbitas porque es como si él realmente me estuviera mirando. Lo he dibujado bastante bien.

Odio esto. Detesto sentirme así porque sé que no hay futuro para nosotros. Pero lo anhelo, tanto que agarro el collar que él me regaló y lloro durante horas en varias noches frías y vacías. ¿Es esto un simple capricho? Si lo es, entonces ¿por qué duele tanto? ¿Por qué me llena de una envidia vil y celos de la posible hembra que podría tener?

Me pregunto si la toca de la manera en que deseo ser tocada por él. Me pregunto si la besa de la manera en que anhelo ser besada por él. Me pregunto si la reclama apasionadamente como suya todas las noches hasta el amanecer, ¿se ríe con ella como se reía conmigo? ¿Le despeina el cabello, acaricia sus mejillas, se ríe de la ternura de sus travesuras?

Injusto. Todo esto es injusto. Él no es mío, pero desesperadamente quiero que lo sea. Anhelo por él.

Miro hacia abajo a sus ojos suplicantes una vez más. —Cruel macho —susurro en voz alta a la brisa de la noche. Si pudiera verlo una vez más, esto es lo que le diría.

Como si la luna me escuchara, hay un cambio repentino en el aura que rodea mi carne y me tenso inmediatamente alerta, mi vestido corto es empujado hacia atrás por el viento implacable exponiendo mis muslos al que tiene sus ojos sobre mí.

Me levanto escaneando rápidamente el área estudiando el campo tanto como mis ojos pueden ver. Está ocurriendo de nuevo. Mi corazón late con fuerza al levantarme de golpe con interrogantes, mi libro cayendo al suelo.

—¿Quién está ahí? ¡Sal, muéstrate! —grito, pero no puedo ver nada porque la luz de la luna llena no lo expone todo. Soy consciente de las bestias ocultas que rondan en busca de una presa después del atardecer.

Reconozco este sentimiento porque hay una frecuencia de sus ocurrencias. Esta conciencia ha acontecido constantemente desde que llegué a la mayoría de edad.

La sensación de ser observada.

Tomo un respiro tembloroso mientras mi pecho se levanta por las emociones que me inundan como un incendio forestal, es una sensación peculiar. Me atrae pero también me alarma.

Una que pone mi piel de punta con intensos escalofríos.

~~~

N/D

Hola, mis pequeños lobos,

¿Adivinen quién aparecerá en el próximo capi? Espero que este capi haya arrojado algo de luz sobre el pasado de Deimos y su relación con Tea. Me pregunto si Tea simplemente tiene un capricho por Fobos o tal vez... ¿lo ama?

Gracias por su amor y apoyo.

No olviden

UNIRSE AL GRUPO PRIVADO: https://www.facebook.com/groups/authorlizzyfatima

DAR ME GUSTA Y SEGUIR MI PÁGINA DE FB: https://www.facebook.com/Lizzy-Fatima-110539484538446