Después de haberme resignado a mi partida esperada después del nacimiento del bebé, decidí enfocarme en el lado positivo. Después de todo, siempre tendría un lugar al cual mirar atrás, personas en las que pensar con cariño en mi corazón.
—¡Rosalía, no es para tanto! —Georgia se rió mientras yo miraba el asqueroso puré verde que me habían dado para comer.
—¿Tengo que comer eso? —respondí, con los ojos muy abiertos, mientras dejaba caer el contenido de la cuchara de nuevo en el tazón. Miré a Vicky y a Georgia, desconcertada por la diversión que encontraban en la situación.
—Estrella dijo que es un pudín de proteínas, lleno de nutrientes
—Pero la comida real también lo tiene —protesté en voz baja, que solo yo podía oír. Dejé el tazón y tomé el jugo de naranja que estaba en la bandeja—. ¿No se me permite comer comida de verdad? Tocino, huevos... algo.