—Tú no eres
—¿Humano?
—No soy humano.
—¿Qué eres?
—Lo siento mucho
—No, no deberías estarlo. Me hago la misma pregunta.
—La misma pregunta— las palabras salieron de su boca sin pensar, pero se detuvo rápidamente.
—Sí, no sé quién soy. Ni qué soy.
—Así que —se inclinó más cerca, mirándolo hacia arriba, observando las escamas completa y detenidamente—. Ella nunca había visto a nadie como él en toda su vida. Él era diferente. No se inclinó para atrás, en cambio se quedó quieto, permitiéndole satisfacer su curiosidad—. Simplemente creciste así.
—Exactamente, mi Novia. Simplemente crecí así.
—Eres muy guapo —declaró.
—¿Yo... yo lo soy? —Tartamudeó.