—¿Quién eres?
—Ya te lo dije. Soy quienquiera que quieras que sea. Esa persona que realmente deseas ver —dijo él.
Ella empezó a pensar en todo.
¿Quién era esa persona que realmente quería ver, esa persona a la que hacía tanto tiempo que no ponía los ojos encima, causándole tanta falta que ahora soñaba con ellos?
¿También por qué él ocultaba su rostro de ella?
¿Podría este extraño hombre de sus sueños ser el Rey?
—¿Eres Su Majestad? —dijo ella con voz ronca.
Luego lo escuchó soltar una risita oscura.
Era claro, como si lo estuviera escuchando por primera vez.
¿Cómo no se había dado cuenta de esto antes?
Así era exactamente como sonaba el Rey.
Su risita, era exactamente igual.
—Es la primera vez —murmuró él.
—¿Entonces eres él? —preguntó ella.
—Soy quien tú dices que soy.
Intentó volver a girarse, pero su firme voz la detuvo.
—¡No! ¿Has olvidado la última vez que esto ocurrió? ¿Has olvidado lo que pasó?