La habitación de repente se sintió llena de tensión.
—¿Quieres saber cómo le gané al Pequeño Artista hace un rato? —preguntó ella, intentando disipar la tensión.
La respuesta de Belladona fue lenta, como si a regañadientes se estuviera sacando del estado de ánimo en el que las palabras de Lady Kestra la habían sumergido. Sus ojos todavía mirando fijamente a los plateados de Lady Kestra.
—¿Sí?
—Él era un Tramposo, así que usédddd...
Ella movía sus dedos uno contra el otro como si estuviera atrapando aire, sus largas uñas rojas y pulidas haciendo clic al final.
—Magia —terminó con una ceja alzada y Belladona soltó una risita de todo corazón.
Estaba bromeando, ¿verdad?
Salieron de la Tienda de Ropa después de comprar solo un vestido porque ella no estaba de humor para comprar y Lady Kestra lo entendió.
Volverían otro día, ella creía que había algunos vestidos que realmente le gustarían.
El siguiente lugar al que fueron fue a un bar.