Fue una sorpresa cuando vio que el Rey la había invitado a desayunar. Raquel corría como siempre, para prepararla para el desayuno. Colin era su habitual yo tranquilo y sereno, pero hoy, extrañamente, Lady Kestra aún no había llegado.
¿Podría ser esto debido a lo que había ocurrido la última vez?
De todos modos, fue conducida al comedor donde el Rey ya la estaba esperando.
Ahora, estaba tan acostumbrada a verlo con su máscara que había empezado a no hacerle ninguna diferencia.
Para ella, esa máscara era su rostro.
Se levantó de su asiento junto a la gran mesa del comedor, luego caminó hacia ella, elogiándola como de costumbre.
—Siempre haces que el vestido se vea hermoso.
—Lo mismo tú, por tu máscara.
Él se rió y eso le recordó instantáneamente el sueño que había tenido.
Definitivamente lo había extrañado.
El sueño era un reflejo de sus sentimientos después de todo.
Extraño.