14ª. Una vida sin Ranma ni Akane.
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Los
seis miraron al precipicio por donde Ranma y Akane habían caído, esos
seis chicos no querían eso. Se acababan de dar cuenta del gran fallo que
habían tenido. Desde que llegó Kyosuke, y que este los obligó a
trabajar para él, habían estado trabajando en el bando contario.
Ahora
se arrepentían de haber ayudado a los Tanaka. Debían haber dejado su
orgullo y haber hecho lo que les decía su corazón, y este les decía que
debían haber ayudado a los dos prometidos. Que como hicieron siempre que
se encontraban en peligro debían haber apoyado a los dos prometidos, de
haberlo hecho ahora estarían vivos. Ellos habían contribuido a la
muerte de Ranma y Akane.
Los seis miraron aguantándose las
lágrimas, no podían demostrar sus sentimientos delante de los jóvenes
Tanaka, pero a duras penas se aguantaban, y algunos de ellos estallaron
en sollozos.
Mina que estaba celebrando su triunfo sobre los dos prometidos, los miró y rompió a reír.
-
Mira los muy debiluchos, ahora lloráis por esos monstruos. Acabáis de
descubrir que en lugar de colaborar con nosotros, pensáis que debitéis
ayudarlos.- la chica con una sonrisa burlona los miró, y sus risas se
oyeron por todo el bosque- ¡No ahora os equivocáis!, estuvisteis en el
bando correcto, el nuestro. Ellos caerían tarde o temprano, si lo
hubierais ayudado también habían caído, y estaríais muertos como ellos.
-Eso
tú pensar- dijo Shampoo- nosotros vencer. Tú estar viva por que Ranma
querer, si tú enfurecer a Ranma o matar a Akane, tu ya estar muerta.-
Shampoo se sorprendió de lo que dijo, ella misma defendía a Akane.
Mana se rió como lo loca que era.
-
No estás más loca porque no te lo pospones, nadie se opone a mi familia
y quien nos ataca muere, como lo han hecho esa basura que teníais por
rivales..
Ryoga se acercó a Mana.
- Os podemos matar- dijo el chico- nadie os encontraría.
Yuta rió.
-¿Pero
que te piensa? Si no pasa algo, tenéis familia, ellos pagarían las
consecuencias. Ellos vivirán mientras vosotros os mantengáis alejaros de
nosotros.
Los seis ex rivales lo miraron, su aspecto era
desolador, empezaban a asumir que habían perdido a sus rivales, pero que
también eran sus amigos.
-No sois nada- sentenció Mana—vuestras
vidas han girado en torno a Ranma y Akane. Sin ellos no sois nada, nunca
lo fuisteis. Ahora volver a vuestra vida de perdedores. Siempre detrás
de esos dos monstruos.- la chica se giró a su hermano-¡ Oye tú idiota!
Vámonos aquí no tenemos nada que hacer. Debemos comunicar a nuestro
padre nuestro triunfo.- se giró a los seis que le habían ayudado a
cumplir su cometido- Adiós fracasados, si tanto echáis de menos a esos
dos podéis seguir su camino y seguirlos al otro mundo.
Y los dos
hermanos se fueron en dirección a su casa a comunicarle a su padre que
tenía el camino libre. Dejando solos a los seis chicos
.
-Tiene
razón, somos unos fracasados. Durante dos años hemos girado en torno a
Ranma y Akane. No hemos hecho otra cosa que intentar destruir su
relación. Sólo hemos conseguido su perdición… y la nuestra. Nos está
bien por qué hemos sido unos cobardes que no hemos visto más allá de
nuestros deseos. Para nosotros ellos eran objetos, jamás los hemos
querido como personas. – Ryoga estaba a punto de colapsarse.
-Lo
único que hemos hecho es intentar separarlos. No hemos intentado luchar
por lo que queríamos, si no por lo que pensábamos que queríamos. Ahora
debemos pagar nuestro error. Será un laste que arrastraremos toda la
vida.
-No, ellos estar vivos. Ellos no poder morir. Nosotros bajar
y ayudarlos. Y en poco tiempo nosotros volver a seguir. Ellos volver a
pelearse y todo ser como antes.- Shampoo se puso a llorar. No sólo
lloraba por Ranma, lo hacía por Akane- yo no entender, no comprender
porque llorar por Akane.
-Debemos aceptarlo, no han podido
sobrevivir- Ryoga miraba la altura de precipicio- este barranco es
profundo. La caída es una muerte segura, y Ranma estaba herido de bala.
No hay nada que podamos hacer por ellos.
Esos chicos estaban muy
dolidos, no esperaban que las cosas fueran así. Ellos creían que esa
familia quería separar a la pareja, nunca pensaron que lo que decían de
matar a Akane, y por protegerla a Ranma, fuese en serio.
Mouse sacó unas cadenas de su manga y las ató a un árbol.
-¿
Que pretender Mousse?- preguntó Shampoo, adivinó lo que quería hacer su
compatriota- lo que Mousse querer hacer ser una locura.
-Debo
hacerlo. Debo encontrar sus cuerpos. No voy a dejar que se los coman los
animales. Debemos darle una digna sepultura, se lo debemos.
Ryoga se quedó mirando al chico, buscó en su mochila y sacó una cuerda. Y la ató a otro árbol.
-Bajaré
contigo- Ryoga sabía que Mousse tenía razón- debemos encontrarlos, y
darles un entierro digno.- se giró a los otros cuatro- no tengo mas
cuerdas. Debe haber un camino que baje. Nos veremos abajo.
La
bajada por el precipicio no fue fácil, tanto Mousse como Ryoga llegaron
abajo con heridas y golpes, no habían encontrado los cuerpos de los
jóvenes, sólo y tozos de sus ropas.
Cerca de donde bajaron había un rio, donde se curaron las heridas.
Al
cabo de las horas llegaron los otro cuatro, sucios, desaliñados,
también con alguna herida y cansados, se dejaron caer en el suelo.
-¿Habéis encontrado sus…?- Ukyo no se atrevía a pregunta. Ryoga negó sabía lo que le quería preguntar esa chica.
- No, sólo trozos de sus ropas- contestó el chico.
Empezaron
a llorar, no podían darse por vencidos, pero sentían una pena muy
grande, jamás podrían superar ese dolor, que se provocaron ellos mismos.
Shampoo se levantó, y se dirigió a sus compañeros.
-No
ser hora de llorar, dejar eso para después. Ahora buscar a Airen y
chica violenta, después- se limpió las lágrimas que salían de sus ojos,
llorar
Y se dividieron en grupos y buscaron a los cuerpos de los chicos.
Tiempo después los seis chicos salieron de una cueva. Se giraron hacía ella y oraron durante un rato.
-Ahí
encontraran la paz, el reposo que no tuvieron los últimos meses-Ryoga
suspiró – la paz que en dos años no les dejamos tener.
Todos se sabían culpables.
-Pero ser muy visibles. -Shampoo miró la cueva- ese ser despreciable buscar a Ranma y Akane y encontrar y mancillar sus cuerpos.
Ryoga
miró para arriba de la cueva, saltó y con el golpe de la explosión
produjo un derrumbe y con esos se taponó la entrada de la cueva.
-Pero aún se nota mucho- dijo Kodachi- si encuentran esas piedras se sabrá que oculta algo.
-Yo
arregla ahora- y sacó una botellita y la arrojó contra las piedras que
taponaban la cueva y un líquido se derramó y por ella, y empezaron a
crecer plantas silvestres, ocultando el derrumbe. Shampoo notó que la
miraban- yo traer por si tener que matar a primos de Akane, y tener que
ocultar su tumba.
-Volvamos a Nerima. Debemos dar la noticia a sus familiares- Kuno estaba muy serio- y asumir ante ellos nuestra culpa.
Los
seis con un aspecto sombrío fueron en dirección al dojo Tendo, sin
saber que la fatidica noticia de la muerte de los dos chicos ya había
llegado a es barrio.
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Los hermanos Tanaka llegaron a la
comisaria donde trabajaba su padre. Mana entraba orgullosa. Habían
triunfado, ya no existía Akane y con ella había desaparecido su
prometido. Ese Ranma que la rechazó, lo que nadie se atrevió a decir,
esa chico que la asustó. Ese chico que no le dio la importancia que
merecía. Ahora los dos estaban muertos, ¡ Si eso!, ¡ Muertos! Ya no
había impedimento para que su padre consiguiera lo que siempre deseó. En
ese momento pensó en la maldición que le lanzaron los dos jóvenes, se
rió, en el mundo real no existían las maldiciones. Se rió a carcajadas.
-¡Maldiciones
a mi!- dijo la chica- la maldiciones no existen. Cualquiera pensara que
Jusenkyo existe, ese sitio existe como Ávalon. – y volvió a reír como
la loca que era.
Mientras Yuta aunque mostraba una cara sumisa y
asustada, sus pensamientos iban por otra parte. No le gustaba que entre
su padre y su hermana hubieran decidido la muerte de Akane, Akane
debiera haber sido suya, su padre se la prometió de pequeño. Ahora sabia
la verdad, lo habían engañado toda la vida, su vida había sido una
mentira. Se veía utilizado. Miró a esa gente que su padre había
contratado como policía, en realidad eran delincuentes. Negó con la
cabeza iban a tener problemas, cuando se supiera la muerte de los dos
prometidos, la insurrección de esa tarde sería un juego de niño con lo
que iba a pasar..
Pero el chico no dejó ver que estaba en contra
de lo que planeaban su padre y su hermana. Seguiría con esa mascara de
idiota, cara con que engañaba a su hermana y a su padre, aunque sabia
que nunca escaparía de ellos, no le faltaba inteligencia para escapar,
le faltaba valor.
Llegaron a la sala donde estaba Kyosuke, este los miró . La sala estaba en penumbras y no se sólo se veían las diluetas.
-Decirme que habéis conseguido lo que ordené.- dijo el hombre.
-Si, Ranma cayó en un precipicio y Akane se lanzó después por él.
-
Muy bien, ahora ya nada se interpondrá en nuestro camino. – Kyosuke
estaba contento- bien hecho, por fin habéis cumplido con vuestro
cometido, y yo conseguiré lo que fui buscando durante años.
- Fue
fácil- mintió la chica- cuando se vieron acorralados y superados por mi
sólo le quedó dos opciones. O saltaban al precipicio o yo los mataba.
- Bien hecho hija, eres toda una Tanaka- miró con desprecio a su hijo- no como otros.
Yuta
captó la ironía de su padre, y negó con la cabeza. ¿Su hermana superior
a los dos prometidos?, ¡ni en sueños!. Pero si la pudieron matar los
dos, estuvieron a punto de hacerlo.
-Nadie me vence- la
prepotencia de la joven era palpable- nadie es superior a Mana Tanaka – y
se rió.- esos dos se atemorizaron cuando me vieron. La arrogancia que
tenía ese Ranma era pura fachada, realmente me amenazaba por que tenía
el respaldo de su familia- y se rió.- era un cobarde.
Yuta
suspiró, estaba harto de su hermana. Si no hubiese actuado él, si no
hubiese simulado un acoso a su prima ahora Mana estaría muerta y lo más
seguro que él también.
-¿ Por que no hay luces?, ¿ Por que está
todo a oscuras?- preguntó inocentemente el chico, se esperaba una mala
contestación de su padre, como siempre le había hecho. En el fondo
envidiaba a Ranma, por tener a Akane por prometida, y por tener el valor
de no aguantar los castigos de Genma, si el fuese un poco más valiente,
no estaría bajo el yugo de su familia. Y encendió la luz.
Kyosuke
se protegió los ojos los tenía rojos, el efecto de los productos que le
echaron lo había afectado mientras sus hijos estaban fuera.
-¡Apaga esa luz!- ordenó el hombre de malas formas, pero se fijo en la cara de su hija-¿ Que te ha pasado en la cara?
- Sólo unos arañazos de Akane- contestó la chica- nada de importancia.
Yuta la miró y se horrorizó.
-¡Esos no son los arañazos que te hizo Akane!, ¡ se han hecho más grandes!
Mana
se miró al espejo y se asustó, los arañazos que le hizo su prima se
habían hecho mas gruesos y más largos. Y parecían crecer. Se giró a su
hermano.
-¡Como le cuentes esto a alguien!- y se calló- ¿ Cuando
te ha salido ese sarpullido?- preguntó Mana con miedo, empezó a creer en
la maldición que le echaron los dos prometidos.
Yuta se miró al espejo, era verdad, tenía unas cosas rojas por el cuello.
-¡Es la maldición de Ranma y Akane!
-¡Las
maldiciones no existen!- gruñó Kyosuke- a quien vuelva a hablar de
maldiciones lo mató- miró furioso a sus hijos- iremos al hospital y allí
nos curaran. Pero antes daré una instrucciones.- y antes de salir en
dirección a curarse le dio ordenes a sus hombres de ir proclamando por
Nerima la muerte de los dos prometidos, y que se debían celebrar esos
fallecimientos.
Conforme se fue expandiendo la noticia de la
muerte de las dos personas más importantes del barrio, una tsunami de
odio y cólera creció en el barrio. Y los habitantes salieron en masa a
protestar, se dirigieron en masa a la comisaria de Kyosuke y la
asaltaron al irse de allí, sólo quedó un trozo de terreno sin construir.
En la destrucción del edificio no sólo habían participado ciudadanos,
si no fueron ayudados por obreros de la construcción que ayudaron a
destruir la comisaria. La mansión de los Tanaka fue incendiada, los
bomberos se negaron a apagar el incendio. Los agentes de Kyosuke fueron
capturados por los ciudanos y entregados al personal de los manicomios
que los ingresos como locos peligrosos.
Esa noche Kyosuke perdió
todo. Al día siguiente al ir al banco el hombre se encontraría que tenía
las cuentas congeladas. Que nadie en el barrio le vendía comida, que no
era aceptado en bares. En pocas palabras que nadie en Nerima lo quería,
y que todo el barrio perdía su dimisión.
Cuando los seis que
fueron rivales de Akane y Ranma llegaron a Nerima vieron los distribuíos
que provocó la noticia de la muerte de los dos prometidos. Se tuvo que
enviar al ejército de autodefensa, pero este no quiso intervenir, no
quiso atacar a la población civil, entre las personas que se
manifestaban se encontraban, persona de todas edades, tanto hombre como
mujeres, y estos llevaban a sus animales domésticos y los niños sus
peluches.
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Los seis ex rivales llegaron al dojo, habían
tenido que huir de los amigos de la pareja. Los consideraban culpables, y
ellos sabían que eta verdad. Pero antes de huir debían comunicar la
noticia a la familia de los fallecidos.
Entraron al dojo y no fueron bien recibidos.
Esos
chicos fueron miraros con malas caras, las tres mujeres que vivían en
el dojo, no les perdonaban que hubiesen ayudado a los Tanaka. Las tres
mujeres habían llorado, los chicos redujeron que ya sabían la noticia.
Se
-¿Qué queréis?, ¿ A que habéis venido?- Nabiki los miró
suspicaz, su tono era cortante y sus ojos desprendían una rabia
infinita.- no sois bienvenidos. Ellos confiaron en vosotros, a veces
erais sus aliados y otra sus rivales. Pero esta vez os habéis pasado.
Los chicos no supieron que contestar.
-Os
tenía que haber obligado a haceros el sepukku- Nodoka desenfundó la
Katana y la miró- mi espada desea saborear vuestra sangre, aunque seguro
que se indigesta, por que tenéis sangre de mala calidad. De todas
formas aunque os mate no traeré de vuelta a Ranma y Akane.
-Yo… nosotros- dijo Kuno.
-¡Vosotros
nada!- gritó Nabiki furiosa-¡Sois unos cobarde!, siempre queriendo
separar a mi hermana y su prometido. Mucho decir que buenos luchadores,
Ja!. ¡Me rio de vuestras habilidades! Sois como mi tío y sus hijos, ¡
Unos egoístas!, ¡sólo. mirando por vuestros deseos! Ahora mismo os
quiero fuera del dojo.
Los chicos bajaron las cabezas.
-Lo
que dice Mana y su padre es mentira- dijo Mousse- Ranma estuvo a punto
de matar a Mana. La soltó porque Yuta atacó a Akane. Y esa loca
aprovechó para disparar a Akane. Ranma la apartó y recibió el impacto y
cayó por un precipicio. Akane saltó después de atacar a su prima. No
murieron como unos cobardes. Murieron Ranma salvando al Akane, y esta
siguió a su amor,
-Nosotros no hicimos nada por salvarlos-
continuó Ukyo. – Nos amenazaron, pero esa no es excusa. Bajamos a buscar
sus cuerpos pero no encontramos nada. Sólo trozos de sus vestidos.
Y dejaron esos trozos encima de la mesa. Y cuando se iban.
-Si lo encontrasteis- Kasumi los miró- decirnos donde están sus cuerpos.
-¡No
poder!- Shampoo las miró- allí estar a salvo. Si traer aquí, Tanaka
mancillar tumba de ellos. Allí ellos descansar en paz y nadie molestar.
Ni vosotras ni nadie saber, así ellos reposar tranquilos.
Los
chicos se giraron y salieron, y como acordaron desaparecieron. Los dos
chicos chinos volvieron a su aldea. Los dos hermanos se refugiaron en
Hawai junto a su padre. Ryoga huyó con su novia Akari y Ukyo se fue a
aprender cocina a Europa, visitó Francia, Italia o España. Todos se
alejaron de la influencia de Kyosuke, para rabia de este.
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Kyosuke estaba rabioso. Sus hijos estaban ingresados en el hospital, en cuarentena.
-Nada nos dice que hayan sido infectados por un virus, que sean los casos ceros de una epidemia- dijo el médico.
De
nada sirvió que amenazará al médico, este no le hizo caso al comisario y
no pudo sacar a sus hijos del aislamiento. Y él tampoco estaba sano,
sus ojos fueron afectados por una infección crónica, jamás se libraría
de su enfermedad ocular, debería llevar siempre gafas con
cristalesoscuros.
Se había quedado sin comisaria, debía atender
los casos en el descampado donde antes estaba la comisaria. Teniendo
como silla, una piedra y como mesa una caja de madera, que olía a fruta
podrida. Cada día al acabar su trabajo volvía a casa cansado y ver la
tienda de campaña que ocupaba donde antes había su lujosa mansión,
lloraba de pena y rabia. Tal vez la maldición que le hecho su prima y
las que le echaron los dos prometidos era realidad. Decidió ir al dojo a
reclamar lo que consideraba suyo. Pero antes iría al entierro de los
dos jóvenes y se burlaría de ellos.
Sólo le supo algo mal, los
seis jóvenes que le ayudaron a destruir a Ranma y Akane, se habían
desaparecido, lejos de sus influencia, eran un peligro y no podía hacer
nada contra ellos.
Llegó el día del entierro de los dos
prometidos, nadie sabía que era un entierro simbólico, que en esa tumba
no estaban los cuerpos de los dos jóvenes. Que no se habían encontrado
los cuerpos de los prometidos.
A la ceremonia fueron mucha gente,
la mayoría de ellos compañeros del Furinkan. Las tristeza de la gente
que se los conocían fue enormes.
Los compañeros de la clase
estaban llorando. Las dos compañeras de Akane y Ranma, las mismas que se
los llevaron al parque de atracciones, las chicas a las que según
Kyosuke fueron secuestradas por los dos prometidos, estaban destrozadas.
Lloraban sin parar, recordaban las vivencias que habían tenido con su
difunta amiga, y recordaban cuando fueron al parque de atracciones.
Esas
chicas vieron como de un día para otro su amiga de toda la vida se
encontraba prometida, con un chico burlón, que siempre se reía de ella.
Pero que siempre se preocupaba por Akane, la defendía constantemente y
daría su vida por ella, y de igual forma Akane siempre se preocupaba por
su prometido y estaba allí para ayudarlo. Ahora los dos habían muerto, y
no creían la versión que dio Kyosuke de la muerte de los jóvenes.
Para ellas y el resto del Furinkan ninguno de los dos prometidos eran unos monstruos que merecían morir.
La
familia Tendo y la madre de Ranma se sintieron apoyadas por la gentes,
aunque varias veces tanto Kasumi como Nodoka se sintieron desfallecer
siempre hubo alguien que las cogió para que no cayesen al suelo.
Era un día gris, nublado, aunque no llovía. Nabiki miró al cielo.
-En
las películas siempre llueve en los entierros, es como si el cielo
llorase por los muertos. – pensó con tristeza la chica-¿ Por que no
llueve?, ¿ Es que Ranma y Akane no se merecen que los cielos lloren por
ellos?
Miró a Kasumi y ambas se pusieron a llorar, ya que los
dioses no lloraban por su hermana y su cuñado lo harían ellas, junto a
la gente reunida allí.
Pero al cabo de tiempo los dioses
parecieron oír los reclamos de la chica y la lluvia cayó del cielo, para
demostrar a Nabiki que los dioses, si sentían pena por los dos jóvenes
muertos.
Mientras Kyosuke iba sl cementerio, iba furioso. Las desgracias de sus hijos iban a peor.
Las
cicatrices de Mana no se curarían jamás, no servía ni siquiera la
cirugía estética, la habían operado varías veces para quitarle esas
horrendas heridas y estas habían vuelto a salir. La belleza de su hija
había quedado destruida.
Mientras a su hijo no merecía la pena
operarlo, no gastaría ni un yen en ese inútil, su hijo no valía para
nada. También los médico le dijeron que la enfermedad del chico no era
mortal, pero no tenía cura.
Kyosuke se quitó las gafas de sol, que
ahora llevaba siempre y se miró los ojos irritados, tampoco tenía cura,
visitó los mejores oftalmólogos y todos le dijeron lo mismo, parecía
una enfermedad desconocida, pero no se quedaría ciego.
En ese
momento del motor de su coche empezó a salir humo y se que bajar del
coche abrió el capó y vio que el recipiente de agua del refrigeración
estaba roto, no tenía agua y el motor se había quemado, ese caro coche
ya no servía para nada, tuvo que llamar a la grúa y se llevaron el
coche.
Paró un taxi, pero se dio cuenta que había perdido la cartera, no llevaba ni un yen encima.
El
resto del viaje lo hizo a pie. Al pasar por al lado de un charco un
coche lo mojó, maldijo al conductor. Siguió andando, y se resbaló
ensuciándose más el traje.
-¡Sólo falta que llueva!- clamó el hombre. Se debía haber callado, por que eso paso, empezó a diluviar.
Cuando
llegó de muy mal humor al cementerio, iba mojado, sucio y con su caro
traje roto. Se parecía más a un vagabundo que al comisario Kyosuke. La
gente se apartaba del apestaba, se había caído en una fosa aséptica, y
como había vaciado la petaca con licor que llevaba en el bolsillo olía a
licor.
Se acercó a la tumba de los dos prometidos. De la
borrachera que llevaba iba cayéndose encima de la gente que lo empujaba
sin piedad, y las mujeres abofeteándole. En otra circunstancia hubiese
amenazado a la gente, pero en el estado que estaba y teniendo como
objetivo la tumba de los prometidos no hizo nada, sólo avanzó.
Las hermanas Tendo y Nodoka lo vieron llegar, sabían que ese hombre cometería un desastre.
-Mira
a quien tenemos aquí-dijo ese hombre- por fin tenemos a Akane y a Ranma
donde debían estar,¡En la tumba!, el día que se cayeron al rio se
debieron ahogar, y no me hubieran dando tantos problemas. Así mi querida
Naoko sería mía.
Todos los miraron mal, ese hombre se merecía una paliza, y lo que había declarado era terrorífico.
-No
te pongas en ridículo delante de tanta gente- dijo Nabiki- eres un ser
depreciable, todo lo que has hecho para hacer desaparecer a mi hermana a
mi cuñado lo pagarás. Todo por nada, nada tendrás. Y ahora aléjate no
te quiero ver nunca más. Mírate, pareces un vagabundo, sucio, apestas,
eres tan sucio por fuera como por dentro.
A Kyosuke ya le importaba poco todo.
-Mañana
iré a reclamar lo que es mío,¡ El dojo Tendo!. ¡Me pertenece!, ¡Es
mío!- Kyosuke, miró la tumba de los prometidos- Akane ya está en la
tumba, donde debía estar de hace años. No debía haber nacido. Tu madre
debió abortarla como yo le pedí. No me hizo caso y al final eso le causo
su muerte.
Se alejó de esa tumba.
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Kasumi y Nabiki,
sabían el por que ese hombre deseaba la muerte de Akane, que oscuro
secreto guardaba esa muerte. Y el intento de asesinato de Akane y de su
amigo de infancia, que ahora sabían que era Ranma. Esos hechos guardaban
relación con la muerte de Naoko, la madre de las hermanas Tendo.
La
ceremonia de entierro de los prometidos siguió con tranquilidad, ese
hombre en realidad no había metido mucho jaleo, pero se buscó muchos más
enemigos de los que ya tenía.
Todo abandonaron ese lugar
llorando, nadie olvidaría ese día, ni a los chicos que ahora descansaban
en ese cementerio. Lo que nadie sabía, menos las hermanas Tendo y
Nodoka, que esa tumba estaba vacía.
Al llegar al dojo Tendo, las
tres mujeres no cenaron, no tenían ganas de hacer nada. Estaban con el
ánimo pésimo, pero sabían que al día siguiente vendría Kyosuke y tendría
problemas. Esas mujeres tenían preparados los papeles para demostrar a
ese hombre que nunca tendría ese dojo.
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Kyosuke tuvo que
andar durante horas para llegar a su nuevo apartamento, estaba fuera de
Nerima. Llegar a ese sitio fue un viaje arduo. Parecía que los dioses se
pusieron en su contra, cayó varias veces al suelo. Iba sucio, mojado,
cansado, se le rompieron los zapatos. Todos lo miraban con miedo y asco.
El
vigilante de edificio donde tenía ese apartamento, tardó en reconocerlo
y dejarlo pasar, una vez en su apartamento Kyosuke, se duchó, tiró a la
basura su ropa vieja, y se vistió con ropa limpia. Ese día había sido
horrible, sus hijos estaban infectados, o eso parecía por un virus o
algo parecido, ninguno de ellos tenía el cuerpo de hacía unas semanas.
El bello rostro de su hija estaba deformado para siempre, su hijo tenía
una feas costras por todo el cuerpo, no le importaba lo que le pasara a
su hijo, pero si a su hija. Ella sería su sucesora, la tenía prometida a
un importante heredero, con esa boda su familia subiría de nivel. Y
ahora todo sus planes con esa boda se habían ido por la cañería.
Para
su hijo no tenía planes, ese chico era tan idiota que no ganaría nada
con una boda con alguien importante, no valía la pena buscarle una
prometida.
Para él tampoco fue un día perfecto, no veía bien ,
había tenido muy mala suerte. Su hijo le había hablado de las
maldiciones que les lazaron Ranma y Akane, él no lo creyó. Como no creyó
cuando se la lanzó Naoko, pero después de ver el día de hoy empezó a
pensar que si podía estar maldito.
Ese sentimiento de estar
maldecido aumentó cuando fue a cenar y encontró toda la comida en mal
estado. Se acostó con hambre y al cabo de un rato su cama se rompió.
Gritó de rabia contra la mala suerte que tuvo ese día.
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Al día siguiente.
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La
hermanas Tendo esperaban a su tío, las acompañaba Nodoka. Ni Soun ni
Genma habían aparecido desde que fueron expulsado del dojo.
Los
dos hombres no habían tenido la decencia de ir al entierro de sus hijos.
Lo que nadie supo que vieron esa ceremonia de lejos y cuando no había
nadie, se acercaron a la tumba y lloraron. Habían sido unos malos padres
y no merecían perdón. Su cobardía frente a Kyosuke había llevado a sus
hijos a la tumba, era algo la familia jamás les perdonaría, y ellos
menos. Debieran haber protegido a sus hijos de ese hombres, no haber
firmado nada. No haber atado a sus hijos en esa promesa con Kyosuke, esa
promesa que significaba la muerte de ambos.
Todo fallo durante la
boda fallida, si Ranma y Akane se hubieran casado esa promesa con
Kyosuke hubiera quedado anulada, pero nada salió como esperaban, y eso
significó la muerte de los dos jóvenes. Si hubiesen hablado ese día que
habiéndose casado se hubieran salvado, ahora no tenían nada que
lamentar. Y ellos no serían unos parias odiados por todos. Eran ellos
con su negligencia quienes habían matado a sus hijos.
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Kyosuke
iba al dojo, volvía a creer que estaba maldito, ninguno de sus coches
funcionó, no encontró ni un taxi, y cuando intentó coger el metro se
enteró que había huelga. Él y su abogado tuvieron que andar casi veinte
kilómetros para llegar al dojo.
El hombre y su abogado entraron en
el dojo como si fuesen los dueños, es más Kyosuke se veía el dueño.
Habiendo desaparecido la heredera de ese dojo, ahora él debía ser el
dueño, ¡No! Era el dueño, era el único que podía heredar ese dojo, nadie
le impediría apoderarse de ese sitio. Ni Kasumi ni Nabiki estaban
dotadas para ser las dueñas de ese sitio.
¡El dojo Tendo!, había
deseado ese sitio desde que el padre de Naoko lo acogió. Nunca supo que
vio su tío y Naoko en Soun, un hombre de tan poca valía, él se veía más
valioso que ese ser inferior. Naoko debió ser suya, no la mujer con que
lo casó su tío, de la que se deshizo pronto. Si todo hubiera salido
según sus planes ahora ese dojo sería suyo, no hubiera nacido ese
monstruo de Akane, y su prima no le hubiera dejado como heredera del
dojo. Él hubiera heredado el dojo, después de que Naoko hubiera muerto
de una supuesta enfermedad.
-¡Era de salud tan frágil!, tarde o
temprano hubiera muerto. -Kyosuke quería a su prima, pero deseaba más el
dojo. Miró al dojo tenía planes para ese sitio. Cuando desalojase al
resto de las hermanas Tendo y a esa bruja de Nodoka del dojo, lo
reformaría y lo transformaría en un casino, sería el primero que
montaría. Después expandiría su cadena de casinos y otros locales de
ocio por todo el Japón.
Dejaría atrás su carrera de comisario,
para volverse un Yakuza. Prestamista, usurero, con intereses abusivos.
Mandaría a sus hombres a cobrar lo dejado con intereses, y si no pagaban
cobrarían dándoles una paliza. Él no se vería implicado, utilizaría a
alguien como testaferro, alguien que se creería el jefe. Y si por
causalidad descubriesen su implicación sus amigos en la altas esfera lo
librarían de todos los cargos.
El abogado entró con miedo. Le
tenía miedo a Kyosuke, pero terror a los habitantes de ese dojo,
sobretodo a la mujer de la katana. También recordaba su experiencia en
el burdel, lo que le hicieron esas chicas secuestradas, lo que le
hicieron al se sacado de allí los compañeros de los dos difuntos.
Vestido de mujer, bombardeado de pintura y huevos podridos. Los pocos
días que pasó en el manicomio. Como lo amenazó Kyosuke al sacarlo de
allí.
Ese hombre tuvo un mal presentimiento, entrar al dojo era como entrar al infierno.
-¡ Que pierda toda esperanza quien entre en este lugar!- dijo en voz baja ese abogado.
-¿Has dicho algo?- gruñó Kyoduke.
-No nada- se disculpó el hombre- sólo pensaba en como llevar este asunto.
-¡Pues
piensa mentalmente!- gruñó el comisario- no me moleste con tus
murmullos.- su acompañante lo miró y tuvo un escalofrío, Kyosuke era una
rencarnación de Caronte, el barquero del Hades, llevaba a todos al
infierno. Pero, ¿ Quien llevaría a ese Caronte que tenía delante al
infierno?.
Y cuando fueron a entrar a la casa notaron frío, de esa
casa salía mucho frío. Dentro de la casa les esperaba el infierno, un
infierno frío.
Los dos hombres entraron a la casa de dojo sin pedir permiso, ni nada. En el salón vio a las tres mujeres que los miraron mal.
-Es
de buena educación recibir a las visitas de forma educada, y más por
una mujeres- ese misógamo de Kyosuke miró a las mujeres con desprecio-
vuestro lugar es servir al hombre de la casa.
-Es de buena
educación saludar cuando se entra a una casa que no es tuya- dijo
Kasumi- mi obligación es servir a los habitantes de esta casa- miró con
asco a su tío- no a un machista que se cree superior a los demás.
El hombre la miró con rabia.
-Muy pronto aprenderás educación. No como esos dos monstruos de Akane y su maldito prometido.
Kyosuke
sintió muy cerca la katana de Nodoka, tan cerca que notó como le bajaba
una gota de sangre, la katana le hizo un pequeño corte.
-¡No vuelvas a insultar a mi hijo, ni Akane!, ¡ni a nadie de esta familia o tu cabeza se separará de tu cuerpo!.
-¡Esta casa me pertenece!, ¡Debió ser mía!- gritó el hombre-¡ Vengo a tomar posesión de esta mansión!
-Sé
por que buscabas la destrucción de Akane- empezó Nabiki- Lo que Akane
era un demonio era mentira, siempre te interesó otra cosa, y Akane como
heredera te molestaba.
- ¡Si me molestaba!, ¡se interpuso entre mis deseos y yo!.
-Siempre
deseaste a ni madre. Siempre pensaste que se casaría contigo. Cuando se
casó con mi padre, te enfureciste, pero pensabas que se divorciaría de
mi padre y se echaría en tus brazos, al nacer yo-Kasumi miró a su tío,
ya no era la joven tímida. Estaba dispuesta a enseñar las uñas- seguías
pensando en un inminente divorcio de mis padres.
-Al nacer yo-
siguió Nabiki- viste las cosas negras, pero no te rendiste, aún pensabas
que mis madre sería tuya. Eso no evitó que dejarás embarazada a dos
primas de mi madre y te diesen a Mana y Yuta, las amenazaste. A esas
pobres mujeres les quitaste el honor y sus hijos. Mi abuelo te expulsó
de la familia y tuviste que huir.
-Al quedarse mi madre embarazada
por tercera vez, le intentaste provocar un aborto, pero al fallar la
quisiste obligar a abortar, pero mi madre tuvo a Akane. Y tuviste que
volver a huir.
-No pudiste volver a Japón en varios años- siguió
Nabiki- mi madre viendo el peligro que representabas para Akane,
instruyó a Kasumi para proteger a Akane.
-Me dejó un papeles con lo que debía hacer si atacabas a Akane, y lo que debía hacer si tenías éxito.
- Y lo tuve, tu hermana murió, se mató ella misma.
-
Siguiendo a Ranma- Nabiki no aguantaba el odio que le tenía a su tío.-
mi hermana creció y se hizo amiga de un niño. Tu volviste a Japón y
aprovechaste para violar a Akane con cuatro años y pegar una paliza a
ese niño, para deshacerte de las pruebas los lanzaste a un rio cercano
para que se ahogasen.
- Pero mi madre los salvó, a costa de ponerse ella enferma y morir.
-¿Lo
ves? Por culpa de Akane murió mi Naoko.- Kyosuke hablaba como un loco-
Nunca debí permitir que se casara con Soun, no se la merecía.
-Amenazaste
a toda la familia, tanto la Tendo, como la mía. Juraste matar a los dos
niños,- Nodoka miraba con rabia.- mi marido y yo tuvimos que firma un
documento por el cual nos debíamos llevar a Ranma lejos de Nerima y de
Akane. Mi marido aprovechó para dejarme y llevarse a mi hijo.
-Mi
padre tuvo que firmar un documento que debía matar a Akane cuando
cumpliese los quince años, pero mi padre cuando mi hermana cumplió esa
edad se negó a matarla.
- Con el tiempo mi hermana y su amigo de
infancia, Ranma, se reencontraron. Y él se volvió sobreprotector con
ella, y ella siempre lo cuidaba.
-¿Y que le sirvió eso? ¡ De nada!, ahora están muertos.
-Eso
te salva a ti- Nodoka miró a su katana- mi hijo debió saber que
violaste a su prometida y que al él le diste una paliza, si estuviese
vivo. Tú y tu familia estaríais muertos- la mujer sonrió- bueno estás
vivo por ahora, por que hoy morirás. Hoy vengaremos a Ranma y Aksne.
-Has entrado sin permiso, como un ladrón, nos hemos tenido que defender.
Kyosuke miró a la mujeres, a él no le pasaría nada.
-Estáis locas, soy el comisario, está casa me pertenece, sois vosotras que estáis invadiendo mi propiedad.
-
Esta casa pertenecía a Akane, se casó con Ranma, y ambos eran los
dueños- Kasumi le entregó una copia de acta de matrimonio- mi madre así
lo dispuso. Pero en el caso que ellos muriesen está casa pasaría a mi
hermana y a mi. Y en caso de muerte violenta de las tres de hermanas
pasaría a un orfanato, en ningún caso sería tuyo.
- ¡ Impugnaré ese testamento!- gritó furioso Kyosuke- conozco a gente influente.
-Y yo también- contestó Nodoka- y creo que Naoko te hizo firmar un documento a ti y a tus hijos para salvar a sus hijas de ti.
Kyosuke se puso pálido.
-No lo intentaréis, ¡no hablarás en serio!
-Según ese documento. Tú y tus hijos os debéis matar de la forma más indigna posible.
- No lo haré, y ¡esta casa será mía!- gritó Kyosuke.
-Mi
abuelo te desheredó- comentó Kasumi- tengo los documentos en buen
recaudo. Nunca accederás a ellos. Nunca tendrás esta casa. Ni lo que
buscas en ella.
Nabiki la miró.
-¿Qué busca realmente Kyosuke?- preguntó la chica a su hermana.
-Durante
la Segunda Guerra Mundial, nuestro abuelo estuvo destinado en Corea y
al salir de allí, él y varios compañeros suyos robaron oro y lo trajeron
a Japón. Nunca fueron pillados, ni fueron juzgados. Escondieron cada
uno su parte. Mi abuelo fue gastando poco a poco su parte.
-Ese tesoro debe ser mío- gritó Kyosuke- no podía dejar que Akane se apoderase de él, no sabia que hacer con él.
Kasumi le echó unos papeles a su tío, el hombre los leyó y se lo pasó a su abogado.
-Estos documentos son legales- dijo ese hombre.
-¡No es verdad!- gritó Kyosuke, no podía ser verdad- ¡decirme que no es verdad!
-Es
verdad- Kasumi cerró los ojos- mi abuelo consideró que ese dinero no
era legal, que era dinero ganado de forma sucia, era dinero impuro.
Siempre se arrepintió de tener ese dinero. Viendo los destrozos que
ocasionó la guerra, utilizó ese dinero para ayudar a reparar y alimentar
el barrio. Gracias a ese dinero salvó a mucha gente, entre ellos a ti.
-¡Ese dinero aún esta aquí!, ¡En alguna parte de este dojo aún queda algo de ese tesoro!
Nabiki negó con la cabeza. Había leido los papeles y sabía la verdad
-De todo lo que trajo mi abuelo sólo queda un poco, no queda para mucho tiempo, unos dos o tres años.
Kyosuke negó con la cabeza, había luchado por nada, su vida no valía nada. Había perdido la partida y no ganaría nada.
-¡No
he perdido nada!, ¡ He logrado ganar!, ¡He matado a esa ramera de Akane
y a su perro faldero!- miró a Nodoka- si a tu hijo.- se rió como un
sádico. – no he pedido, he ganado, vosotros habéis perdido a esos dos
chicos.
Nodoka se movió con rapidez y le pegó con la empuñadura de la katana en el estómago.
-No
te quiero volverte a ver en este dojo- dijo la mujer- si vuelves a
aparecer por aquí te mato. Lo haré por el honor de los Saotome. Por lo
que le hiciste a mi hijo, por intentar matarlo, por lo que le hiciste a
Akane. Te voy a matar, pero antes te haré sufrir.- y le señaló la
puerta.- ahora vete o te mato ahora mismo.
Kyosuke no pudo dejar de hacerle caso, se fue de dojo, pero antes de salir, se giró y le dijo a las mujeres.
-Me voy, pero volveré, no he perdido. ¡Acabaré con vosotras!, ¡no me habéis vencido!. ¡Nadie ha logrado vencerme!
Y
salió de dojo, se dirigió a su casa fuera de Nerima. En este barrio ya
no tenía nada, ya no era comisario, sus hijos estaban ingresados en un
hospital, no tenía dinero en los bancos de ese maldito barrio.
Pero
aún tenía contactos, aún era alguien, y aún tenía el poder para dar el
golpe de gracia sobre lo que quedaba de la familia Tendo, sobre ese
maldito barrio de Nerima, se recuperaría para destruir a todos.
Y acompañado de su abogado se fue a su casa y allí preparó su golpe que lo llevaría a la cima del poder.
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