15ª. Falsas esperanzas.
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Habían pasado tres años de la muerte de Ranma y Akane.
Kasumi
y Nabiki habían transformado el dojo en un restaurante. Kasumi se
dedicaba a la cocina y Nabiki a gestionar el negocio, Nodoka las ayudaba
en el negocio, los llevaban entre las tres. Sin el Uchan'se ni el Neko
Hanten en funcionamiento pronto fueron el mejor restaurante de la zona.
Por
otra parte Nodoka daba clases con la espada era, muy buena, le debía
haber enseñado a utilizado a su hija. Pero al no tener hija tenía que
enseñarle a Ranma. Como este se volvía en chica, la mujer no iría contra
la tradición de pasarle la enseñanzas de madre a "hija". Pero ahora que
ya no tenía a nadie que enseñarle, decidió que debía enseñar a alguien
su técnica para que no se perdiera.
Esas tres mujeres no habían
vuelto a saber de los seis rivales, se habían esfumado en el aire.
Supieron que se largaron para que Kyosuke no acabará con ellos.
De
su tío, no volvieron a verlo, eso en parte las preocupaba, ese hombre
las odiaba. Y más las preocupó cuando a través de la televisión se
enteraron que ese hombre se presentaba a las elecciones para ser el
nuevo alcalde de Tokyo.
Con un partido político de carácter
narcisista, Kyosuke exigía un amor exclusivo por él. Ese hombre odiaba
tanto a los hombres como las mujeres, bueno los hombres que no fueran
él, consideraba al resto de la humanidad por debajo de él. Sin ninguna
orientación política, no se podía decir que era ni de izquierda, ni de
derecha. Era un partido xenófobo, ese hombre era partidario de uno nuevo
aislamiento de Japón como en la época Tokunawa. Nadie sabía de donde
sacaba el dinero, realmente estaba patrocinado por gente muy influyente
que permanecían en las sombras, esas personas ocultaban su ayuda a ese
hombre.
La familia Tendo vio esa noticia con preocupación, si ese
hombre ganaba la alcaldía de Tokyo, se avecinaban malos tiempos, por que
según había dicho iba utilizar ese puesto para ocupar con el tiempo el
puesto de primer ministro Japonés.
En más de un hogar japonés se miró las ambiciones de ese hombre con horror.
-¿Cómo
alguien que fue echado de su cargo de comisario por ser corrupto se
presenta a alcalde?- la pregunta de Kasumi se repitió en miles de
hogares de Tokyo.
- Por qué tiene muchas gente que lo protege-
contestó Nabiki. Entonces la chica reparó en los guardaespaldas de su
tío-¿Esos no son…?
Ahora ya sabían donde habían estado Genma y
Soun, por que no habían aparecido en más de dos años. Se habían
convertido en dos de los matones de Kyosuke.
-¡Esos dos!- Nodoka
estaba furiosa- como los vuelva a ver les hago el sepukku. – El enfado
de esa mujer era enorme.- Por culpa de ese hombre nuestros niños están
muertos, y en lugar de acabar con él, lo protegen.
Las otras dos
mujeres le dieron la razón. Las tres sabían que en cuanto Kyosuke fuese
alcalde de Tokyo actuaría contra ellas, y contra todas las personas que
lo atacaron hacia tres años. Ese hombre era un rencoroso y atacaría a
quien le llevase o hubiera llevado la contraria.
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Kyosuke había dando un mitin político había acudido a una entrevista amañada, en que lo dejaron como el salvador del país.
Después de dicha entrevista se reunió con sus hijos.
Mana,
para ocultar las cicatrices de su cara, llevaba una máscara de su cara,
era perfecta, parecía una cara normal, pero no le dudaba más de dos o
tres días.
Mientras Yuta… su padre no fue tan benévolo, usaba una
máscara de hockey hielo, lo que le daba un aspecto siniestro, a el chico
se le habían reproducido el sarpullido por todo el cuerpo, debía llevar
esa mascara todo el día por que le afectaba incluso la luz.
Kyosuke
adoraba a su hija y cada vez que la veía y en el estado en que en ese
momento estaba se enfurecía, según los médicos no había cura. Esas
cicatrices eran extrañas, no había nada que las curarse.
Mientras
su hijo, le daba igual lo que le pasase, era un debilucho, no podría
tener un hijo tan débil, no tenía el potencial para ser un Tanaka.
Miró
a sus hijos y tuvo un escalofrío, todo parecía una maldición, desde las
muertes de Ranma y Akane, sobre su familia parecía haber caído una
maldición, pero él no creía en maldiciones, sólo mala suerte, muy mala
suerte, nada de maldiciones.
-¿Cómo van los negocios?- preguntó.
Sus hijos se miraron. Algo le dijo que le traían malas noticias. Los
negocios eran envíos ilegales, pondrían ser drogas, armamento, o gente
ilegal en el país. A las mujeres las utilizaba esclavas en burdeles. A
los hombres en campos de cultivo, como cobayas para experimentos
ilegales. Ni hombres ni mujeres duraban mucho, morían a los pocos meses,
y sus cuerpos desaparecían y nadie los buscaba.
-El último envío a
sido un fracaso- dijo Yuta-nuestros camiones han vuelto a ser
asaltados.- Yuta sabía que su padre pagaría ese fracaso en él.
-¡Eres
un inútil!- gritó Kyosuke- no entiendo como pueden saber cuando hacemos
los envíos-miró a su hijo con rabia – ¡y la culpa es tuya!
-Yo no
soy quien planea los envíos, ni cuando se hacen- Yuta señaló a su
hermana- de eso se dedica Mana. Yo me encargo de la vigilancia dentro
del almacén, sólo me dedico al personal del almacén. De los envíos se
dedica mi hermana.- Yuta estaba cada vez más rebelde.
-¿Me echas la culpa de lo que estás pasando? ¿De los fallos en la seguridad?
-¡Si!-
gritó Yuta, ya harto de lo culpasen de los fallos de esa incompetente -
¡ No sabes donde el fallo de seguridad!, ¡ Siguen interceptando
nuestros envíos y no cambias nada!, ¡Eres una fracasada!
-¡Si tú
sabes como remediarlo,¿ Por qué no dices dónde está ese fallo?- gritó
irónica la mujer, no creía que su hermano fuese mínimamente inteligente,
Kyosuke pensaba lo mismo.
-¡Por qué no me oyes!- gritó Yuta- ¡ Nunca me has oído!, ¡ Ni tu ni padre!, ¡ ¡Ahora te comes todo tus fallos!.
Mana iba a gritar, pero Kyosuke se adelantó.
-¡Basta
ya!- gritó, se giró a su hijo-¡Que no te vea gritar otra vez a tu
hermana!, ¡ Siempre has sido un idiota que no le llegas a tu hermana ni a
la suela de los zapatos!, ¡No pareces de nuestra familia, ¡ No parece
hijo mío!
Yuta soltó un bufido, estaba harto de su familia.
-¡Mejor!
– gritó Yuta- mejor no pertenecer a vuestra maldita familia- al llevar
esa mascara nadie le vio lo que expresaba su cara- ¡Si!, ¡Maldita! Eso
es lo que somos, ¡Malditos!, Desde que matamos a Ranma y Akane- sabia
que su padre no quería que se pronunciara esos nombres, pero la
paciencia de Yuta se había acabado, y no dudaría en soltar todo su
veneno.-Desde que matamos a esos dos parece que nos cayó una maldición-
había dicho otra palabra que su padre tenía prohibida.
-No vuelvas a decir esa palabra- dijo Kyosuke- las maldiciones no existen.
-¿Entonces
cómo explicas que Mana y yo no nos recuperemos?-dijo Yuta- Tú estás
cada vez peor, he visto tus análisis médicos, no están nada bien. y
nuestros negocios van mal.
Kyosuke se abalanzó sobre su hijo.
-Soy Kyosuke, nadie está por encima de mi, soy un ser superior, nadie está por encima de mí.
-Pues
díselo al tiempo- soltó Yuta- cada te veo más viejo y carcamal.- Yuta
lo miró y se rió- no tienes ni cincuenta años y pareces que tengas
setenta. Has envejecido antes de lo debido.
Era verdad Kyosuke, desde que murieron los dos chicos del dojo Tendo la vejez se había cebado con él.
Ese hombre miró a su hijo, que se volvió y se dirigió a la puerta.
-¿ Dónde vas?- preguntó el hombre.
-A
ver si los chicos de limpieza hacen bien su trabajo, es mi empleo, el
que me habéis dado. Ya no formo parte del equipo de lucha de Japón, me
quitaste incluso eso y a Akane también me la quitaste. Pero no siempre
estaré a tu servicio. Tarde o temprano te irás al infierno, y yo
heredaré tu puesto.
-¡Nunca lo heredarás!- Mana gritó enfurecida- yo seré…
-Ten
más fallos como hoy, y acabarás mal y lo harás, y yo lo espero con
ansia.- El chico se giró- nunca debimos atacar a Ranma y Akane, nos
maldijeron, como hizo la tía Naoko. Padre creértelo o no, pero estamos
malditos.
Y se fue dejando a su padre y a su hermana furiosos.
Ninguno
de los dos sabían como sabían como su asaltantes se enteraban cuando
hacían los envíos, ni quien eran sus asaltantes. Pero tarde o temprano
lo averiguarían.
-Hija usa nuestros contactos para que averigüen
quienes nos sabotea, te doy una semana. Mientras haz envíos falsos, y
con más protección quiero a esos vivos para tortúralos, nadie se mete
con Kyosuke Tanaka
Días después se hizo un envío de varios
camiones, eran escoltados por varias camionetas acorazadas, llenas de
hombres armados, era de noche. Era una trampa para atraer a esos
imbéciles que atacaban a los envíos.
Quien comandada el grupo de
camioneros era uno de los jefazos de la familia Tanaka, conducía uno de
los camiones, y fue el primero en ver aparecer a los atracadores. Ese
grupo iba en motos.
-Habéis caído en la trampa y mandó a la mitad de las camionetas para capturad a ese grupo.
Las
camionetas siguieron a las motos. Los pasajeros de esos vehículos
acorazados se prepararon para disparar, cuando cayeron en una zanjas,
llenas de un apestoso líquido nauseabundo. De los vehículos acorazados
escaparon sus tripulantes, la peste que ahora imperaba sus ropas los
hizo vomitar. Salieron de las zanjas con tal descomposición corporal que
no ofrecieron resistencia a sus captores. En un momento estaban atados y
desmayados por la peste que despedían sus ropajes.
Mientras
pasaba esto, los camiones pasaron por encima de unos clavos que le
reventaron las ruedas y cayeron al río que circula por el lado de la
carretera. La puertas trasera de los camiones se abrió y salieron
hombres armados, que sin pensarlo se lanzaron al río.
La corriente
de ese río los arrastró y con ellos a Mana que iba con ellos. Río abajo
fueron atrapados por redes y en poco tiempo fueron llevados y atados
con los motoristas apestoso.
Mana sin su máscara y su peluca,
calva y con su verdadera cara llena de cicatrices miraba horrorizada
como se le acercaba un hombre.
-¡Me piensas violar!- gritó asustada- hazlo y morirás.
-
Si envenenado por ti- se rió el hombre. Mana no conoció esa voz
distorsionada- no pienses tan bien. Os vamos a dar a todos un
escarmiento.¡ Violarte es como meterse desnudo en el epicentro de una
explosión de una bomba atómica.
Y los secuestradores hicieron su
trabajo y avisaron a Kyosuke, cuando este llegó, vio que los asaltantes
habían cortado el pelo a sus víctimas y les habían tatuado en la cabeza
la palabras " somos tontos', cuando el hombre se acercó a su hija leyó
tatuada en su cabeza " asesina" Kyosuke estalló de rabia y corrió hacía
su hija, no se dio cuenta que había activado una trampa y sobre él y su
hija cayeron un motón de líquidos apestosos y asquerosos.
Su
trampa para atrapar a los asaltantes había fallado, pero las de los
asaltantes contra él triunfó. No sabía donde tenía el topo que le pasaba
información a esa gente. Nunca supo que él topo era el mismo y su hija
por realizar planes tan sencillos. De las trampas que realizaba Kyosuke
para captúralos, había escapado hasta un niño de ocho años. Desde la
muerte de los dos prometidos, él y su hija habían perdido facultades,
ahora era un inepto.
Pero el seguía viéndose como alguien por encima de los demás, y esa prepotencia lo estaba llevando a la ruina.
Meses
después Kyosuke ganó, de forma injusta y con trampas, las elecciones
como alcalde de Tokyo, y esta ciudad se convirtió en un infierno para
sus habitantes, pero también para su alcalde.
Las bandas
callejeras atacaban como y donde querían, había peleas entre ellas, y
Kyosuke no hacía nada, es más las motivaba, en realidad ganaba una parte
de lo que robaban.
Los ciudadanos cansados de esto, se movieron y
crearon patrullas que se dedicaron a cazar una a una esas bandas y
enséñales que no estaba bien robar. Al final ese corrupto alcalde mandó a
la policía, contra las patrullas, y está cansada de ese alcalde que no
les dejaba hacer su trabajo, ayudó y capturó a esas bandas de
delincuentes. .
Fueron los mismos policías, amenazados por Kyosuke
con ser despedidos y sustituidos nuevamente por delincuentes, los que
promovieron una manifestación en contra del alcalde y participó todo
Tokyo.
Kyosuke contraatacó subiendo los impuestos, la ciudanía
hizo otra manifestación. Con los índices de popularidad al mínimo el
alcalde y con todo el mundo en su contra se negó a dimitir. Sólo había
estado dos años como alcalde, pero para él había sido como estar veinte
años.
Sin se recibido en restaurantes, sin que en ninguna tienda
le vendiese productos. Nadie lo quería en esa ciudad. Su red de negocio
ilegales casi desmantelada. No tenía más recurso que dimitir y volver a
su refugio en la montaña, donde había huido después de la muerte de
Naoko.
Se miró al espejo, y vio que en esos cinco años desde la
muerte de esos dos monstruos había envejecido mucho, tenía cuarenta y
cinco años y aparentaba sesenta y ocho, casi sin pelo, el poco que tenía
de color blanco. La cara arrugada como una pasa, con dentadura de quita
y pon, había perdido audición y vista y le dolía el cuerpo como a un
carcamal. Se preguntaba como él, un hombre que se cuidaba bien, se
alimentaba sano, hacía deporte, había envejecido tan rápido, como… como…
aunque decía que las maldiciones no existían lo empezaba a dudar, sobre
todo al mirarse al espejo y ver en su reflejo a un anciano.
Entraron
sus hijos y tuvo un escalofrío, esos dos seres ya no eran sus hijos.
Mana tenía el cuerpo lleno de cicatrices, las heridas que le hizo Akane
antes de morir se le habían extendido por todo el cuerpo, de la bella
mujer que cinco años volvía locos a los hombres no quedaba nada. Había
perdido incluso su don para los negocios y el chantaje.
Y miró con
asco a su hijo, al igual que su hija, sus postulas e infecciones les
cubrían el cuerpo. Ya no era ese chico que volvía loca a las mujeres,
ahora huían de su aspecto. Tampoco era el deportista de hacía poco años,
su enfermedad lo volvió un impedido.
En cuanto entraron supo que le traían malas noticias, no imaginaba lo malas que eran.
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La
cocinera y medio dueña del restaurante "Caballo Rojo" iba de compras,
no para el restaurante, El día siguiente era un día especial y tenía que
comprar lo mejor. Desde la muerte de Ranma y Akane habían pasado malos
tiempos. Decidieron transformar el dojo en un restaurante, ni ella ni
Nabiki, la otra medio dueña estaban dotadas para las Artes marciales, se
sabían defender, pero ni se acercaban a lo dotada que había estado su
hermana Akane.
Kasumi no había día que no se acordarse de su
hermana y de Ranma, los añoraba mucho, las peleas infantiles que tenían
ese par, su extraña forma de mostrar que se querían.
Por eso
cuando montó el restaurante, lo decoró con fotos de ellos. Eso le atrajo
clientes y problemas. Kyosuke se movió para cerrar ese restaurante,
durante el tiempo que fue alcalde se cebó en ese restaurante, logró
cerrarlo dos semanas. Pero entre las influencias de Nodoka y las
demandas que interpuso Nabiki, ese cierre fue temporal.
Ese
movimiento produjo dos cosas. La primera que el restaurante de las
hermanas Tendo recibiera una fuerte indemnización. La segunda que
Kyosuke fuera echado de su puesto de alcalde, sólo ocupó ese puesto poco
menos de dos años.
El hombre no sólo perdió ese puesto público,
si no también su fortuna, y ahora vendía comida en un puesto público,
que participante no tenía clientes.
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Kasumi vio a su tío
Kyosuke, pero ni este ni sus hijos la vieron. Ese hombre ahora vivía con
poco. Había caído de cielo al suelo. La hermana mayor de las Tendo era
buena y compasiva, pero no tonta. Le podría dar pena su tío, pero no le
ayudaría, no lo salvaría de la desgracia en que había caído. Miró a su
tío con una mezcla de odio y pena. Por culpa de Kyosuke, su padre y tío
Genma habían huido de casa, hacía dos años que perdió el contacto con
ellos. Y peor su hermanita y el prometido de esta habían muerto, de eso
ya hacía cinco años
No le negaría un plato de comida a ningún
pobre ni a un hambriento, pero a su tío no le daría ni agua. Ese hombre
no se merecía su compasión.
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Nabiki hacía las cuentas de
restaurante, todo iba bien. Desde que logró que su tío tuviera que dejar
el puesto de alcalde, y jugando muy sucio hiciera que invirtiera todo
su dinero en un supuesto gran negocio, que realmente era un asunto
ruinoso, todo había ido de maravillas. Con ese mal negocio con que
engañó a Kyosuke hizo que este perdiera todo, incluso la casita de la
montaña. Aún no se creían que su tío cayera en esa trampa, un hombre
como Kyosuke era difícil engañar.
Su tío vivía mal, con un ruinoso
puesto callejero, ayudado por Mana y Yuta, esos dos chicos se habían
transformado en dos seres tan deformes por fuera, como lo habían sido
siempre por dentro. Kyosuke aparentaba tener treinta años más de los que
realmente tenía.
Nabiki no se sentía satisfecha, haberse vengado
de los destrozaron su familia no la hizo feliz. Con esa venganza no
había logrado hacer revivir ni a Ranma ni Akane, nada los volvería a la
vida. Si hubiese actuado antes, su hermana y Ranma… si… si…La vida sólo
tenía una dirección, no podrías volver atrás y arreglar el pasado. Ya no
valía la pena en como arreglar el pasado.
Sólo en actuar en el presente para que el futuro no se repitiesen lo errores del pasado.
Miró
los papeles, mañana sería un día especial, cerrarían el restaurante,
como cada año en esa fecha. Mañana sería un día muy especial.
En
ese momento hizo dos cosas totalmente contrarias. Sonrió y lloró, al día
siguiente hacía cinco años de la muerte de Ranma y Akane. Cogió una
marcó con una foto de los chicos. Era foto que hizo ella, se veía en
ella que compartían mucha afinidad, que se querían, se miraban como los
dos enamorados que eran, sonrió con tristeza.
-¡Me habéis hecho
llorar!, ¡A mí¡, ¡ La reina de hielo! Me dejasteis sola... a mi, a
Kasumi… a tía Nodoka. Una hermana menor no debe morir antes que su
hermana mediana- aspiró y se limpió las lágrimas y los mocos con las
manos.- ¡ Me vengaré! ¡Cuando muera espero que tengáis lo suficiente
para pagarme por el daño que me hizo vuestras muertes!.
Siguió
llorando sin saber qué su hermana mayor la escuchaba escondida. No entró
a decirle nada, ni apoyarla, ella misma se sentía igual, y tía Nodoka
también. Por suerte al día siguiente, las tres no estarían solas.
Estarían rodeadas de gente que apreció de verdad a los dos prometidos.
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Kyosuke
miró la recaudación del día y se dio cuenta que hoy habían ganado menos
que ayer, pero más que mañana. El restaurante de Kasumi le quitaba
clientes, y casa vez más.
Debía solucionar eso, aunque
prácticamente estaba sin recursos aún le quedaba una carta por jugar.
Aún recordaba su último día como alcalde cuando sus hijos entraron en su
despacho y le digieren que habían perdido todo, que la última inversión
había salido mal y no les quedaba nada. Ese mismo día en una reunión en
el ayuntamiento perdió la alcaldía, incluso su propio partido votó en
su contra, lo dejaron tirado.
En un día perdió el trabajo, sus
ahorros, y sus casas. Su hijo seguía diciendo que era una maldición, ese
idiota no sabía que las maldiciones no existían. Todo había sido un
complot para que perdiese todo.
Yuta lo miró y negó mentalmente,
su padre era un ignorante, despreciar lo que era claro. Estaban maldito,
esa mala suerte era una maldición, los había afectado a ellos. Los
contactos de su padre se habían alejado de él por que lo consideraban un
ser maldecido, y no querían caer como él.
Mana en su ignorancia
pensaba que todo era temporal, que ella se recuperaría y volvería a ser
bella, que su padre volvería a ser poderoso y volvería a aparentar la
edad que realmente tenía. Y como su padre creía que les quedaba una
jugada, y con ella ganarían la partida.
Mientras tanto malvivían
en un motel de baja calidad, ganándose la vida en un sucio negocio que
no le daba ni siquiera para día siguiente.
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Al restaurante
de la familia Tendo empezaron a llegar los antiguos compañeros los dos
prometidos, los que fueron a la escuela con ellos. También fueron
amigos, gente que los conocía.
Sería un día de recuerdos, anécdotas y vivencias.
Yuka
y Sayuri habían conocido a Akane en primaria, fueron toda su vida
escolar junta. Ahora ellas, habían superado la universidad, Yuka estaba
casada. Sayuri vivía con su novio. Las dos eran madres, y echaban de
menos a su amigas, de seguir viva seguro que iría con ellas de rebajas y
a tomar algo.
Sayuri y Yuka iban acompañadas de más invitados a
la conmemoración del quinto aniversario de la muerte de sus compañeros.
Esos dos chicos estuvieron juntos hasta la muerte, habían decidido morir
juntos. Akane se lanzó al barranco al ver caer a su amado, un acto
bello y horroroso, un acto de puro amor.
Esas chicas iban a
celebrar , mejor dicho recordar, dos jóvenes valientes, dos enamorados.
Ese día se reirían y lloraría en honor a esos dos chicos.
-Yo
estoy casada- dijo Yuka, como cada año, realmente lo contaba por no
tener a Akane a su lado- mi marido y yo tenemos dos hijos. Me gustaría
que mis hijos hubieran sido amigos de los hijos de Akane y Ranma. –
sollozos la joven.
- Yo estoy viviendo con mi novio, tenemos una
niña, también quiero que mi hija hubiera conocido a nuestros amigos,
pero está en nuestra labor contarles a nuestros hijos el recuerdo de
nuestros amigos. Contarles sus aventuras, y enseñar a la siguiente
generación a no rendirse como hicieron esos dos- dijo Sayuri.
Un
poco más lejos los amigos de Ranma, como las amigas de Akane, buscaban
compañía. Aunque también bebían cerveza, y no tenían un comportamiento
tan maduro como sus ex compañeras, o eso pensaban las personas mayores
que pasaban a su lado. Lo cierto era que ocultaban sus penas detrás de
esa mascara de inmadurez, no querían que nadie viese que estaban
apenados por la muerte de sus amigos, aunque hubiese pasado cinco años,
ellos aún los recordaban. Y sufrían igual que sus compañeras. Pero al
ser hombres debían ocultar sus sentimientos.
Se reunieron con sus ex compañeras del Furinkan.
Daisuke
y Hiroshi, echaban de menos a Ranma sus salidas, Ranma atraía las
chicas como la luz a las polillas, y las rechazaba sin pestañear. Pero
de igual forma atraía a rivales, que querían pelearse con él, ninguno lo
hacía por segunda vez. Aunque lo negarían les gustaba cuando se volvía
chica,¡ era tan guapa!.
Una vez al año se reunían, en el
aniversario de la muerte de los dos jóvenes y celebraban ese día en
honor de ellos, hablaban, reían y cantaban en su recuerdo, pero también
lloraban.
Todos admiraban como Ranma protegió y dio su vida por su
prometida, y como Akane lo siguió por propia voluntad al reino de los
muertos. Ninguno de ellos tenía la menor duda que si la primera en caer
hubiera sido Akane, Ranma hubiera saltado como hizo ella.
En ese
tiempo que fueron perseguidos, dejaron de lado sus insultos, y dejaron
de negar que no se querían. Transformaron su estúpido orgullo que los
separaba, en un admirable orgullo que nada lo separaría.
Después
de la fiesta irían a presentar sus respectos a los dos fallecidos, pero
antes, pasarían por el Furinkan en recuerdo de las vivencias que
tuvieron allí los dos prometidos.
Una vez en el cementerio orarían
y llorarían delante de su tumba, aunque todos ignoraban que allí dentro
no estaban los restos de los dos chicos. Los únicos que los sabían
donde realmente estaban eran los seis que fueron sus rivales, estos no
quisieron decir donde dieron sepultura a los dos prometidos.
-Mejor que nadie lo sepa, así nadie podrá mancillar sus cuerpos- dio por explicación Ryoga.
Esa
tumba donde habían enterrado las supuestas cenizas de los dos
prometidos había sido abierta por los hombres de Kyosuke, y esté al
encontrarla vacía había estallado en cólera, buscó a los seis chicos,
pero estos desaparecieron sin dejar rastro. Ese mal hombre buscó durante
años los cuerpos de los dos chicos, pero no los encontró, Al final
pensó que al haber un rio tan cerca de donde los dos cayeron habían sido
arrastrados por la corriente.
Los reunidos en esa celebración
hablaban entre ellos, muchos se veían sólo esa fecha. Algunos vivían en
otras ciudades, o como Gonsonkugi, en otros países, pero para ese día
dejaban todo de lado y acudían a recordar a la pareja, aunque tuvieran
que recorrer medio mundo.
La celebración estaba en su apogeo, la
comida y la bebida era buena, Kasumi en persona se había dedicado en
comprar y cocinar esos manjares.
Como siempre cuando celebraban
ese día, había paz y tranquilidad, aunque todos deseaban que dos
personas que ya no estaban hubieran roto esa tranquilidad con una pelea
por una tontería, una buena pelea de enamorados.
Al acabar de
comer, entre todos limpiaron la mesa y se dirigieron al cementerio.
Ahora llega la hora de la pena y de los lamentos. De las oraciones y de
las plegarias, de llorar, pero también de la ira dirigida hacía el que
les provocó tanto daño les provocó.
Uno a uno pasaron por la tumba
donde reposaban, en teoría, los dos jóvenes. Uno a uno sin contener sus
sentimientos, expresaron lo que sentían. Era un ritual empezaban las
hermanas de Akane y la madre de Ranma y después los conocidos y amigos
de la pareja. Siempre llegaba un gran ramo que nadie sabía de quien era,
salvo los seis jóvenes que ayudaron a que los dos prometidos muriesen.
No pudieron evitar esas muertes, y ahora era tarde para arrepentirse.
Aunque ellos también estaban muy dolidos, y tristes. Nunca asistían a
ese acontecimiento, sabían que no serían bien recibidos y no querían que
Kyosuke los cogiera y los hiciera confesar donde habían dejado a Akane y
a Ranma. Pero tarde o temprano volverían.
Acabado ese ritual la
familia familia Tendo y sus amigos volvían al dojo, ahora un
restaurante. Iban triste y apenados. Era una procesión de animas en
pena, aunque comiesen y cenasen en honor a los chicos muertos, no era un
día alegre, aunque riesen y cantasen. Era un día triste… muy triste.
Ese día se cumplían cinco años de la muerte de los dos prometidos y
seguirían reuniéndose hasta que todos estuviesen con esa pareja en el
otro mundo.
Kasumi iba cogida por su hermana, las dos lloraban.
Cuando eran niñas perdieron a su madre. Hacía cinco años a su hermana
pequeña. Su padre había renunciado a ellas, no tenían a nadie más en el
mundo, salvo a la tía Saotome. Esta mujer le pasaba igual que a ella,
sólo las tenía a ellas, su hijo estaba muerto y su ex marido se fue
siguiendo a Soun.
Los ex compañeros de la pareja se sentían
abandonados, como si les faltase una parte de su alma, aún no se creían
que dos personas como Akane y Ranma que habían vencido a tanta gente
fuerte hubiera caído con gente de tan poca valía como la familia Tanaka.
Sayuri
y Yuka lo llevaban mal, recordaban cuando se llevaron a la pareja al
parque de atracciones, para alejaros de los problemas, pero ese viaje
fue el causante de que los dos prometidos se metieran en un gran
problemas. Fue culpa de ellas que Ranma y Akane fueran acusados de
secuestro, aunque al final se descubrió que era una trampa.
Al llegar a su casa las dos hermanas se miraron extrañadas.
-¿Creía que cerraste la puerta? – Kasumi vio la puerta de entrada abierta.
-Si,
la cerré- respondió Nabiki. Y miró la cerradura. No había sido forzada,
parecía que Nabiki no la había cerrado. Eso extrañó a la hermana
mediana. – no comentó este tipo de fallos – se giró al grupo que la
acompañaba- puede que haya entrado un ladrón, si tenéis miedo podéis
iros, llamaremos a la policía y resolveremos el asuntos.
Los ex compañeros de Ranma y Akane decidieron acompañar a la familia Tendo y ayudarlas.
Y al entrar en el sitio donde había estado el dojo y que ahora era un restaurante, se encontraron el local destrozado.
Las mesas y sillas rotas y vieron a los causantes del destrozó.
-Hace
cinco años destroce vuestras esperanzas, hoy hace cinco años maté a dos
monstruos, no acabé con los otros dos- Kyosuke estaba allí con sus
hijos- hoy acabaré con los otros dos monstruos- y miró a las dos
hermanas Tendo- y por fin recuperaré lo que siempre debió ser mío.
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