Joanna se detuvo en seco tan pronto como la puerta se abrió lentamente, era tan lento y ella quedó en suspenso intentando adivinar quién era, casi gimió de frustración porque estaba tardando aún más en ver a quienquiera que estuviera detrás de esa puerta.
La puerta finalmente se abrió revelando a una extraña mujer que se parecía mucho a Miguel por alguna extraña razón.
Ella miró a Joanna extrañamente, fue una mirada larga que casi parecía como si estuviera escaneando toda la vida de Joanna con sus ojos. Su mirada maliciosa la hizo estremecerse pero trató de componerse con todas sus fuerzas, incluso estando al borde del fracaso.
—¿Quién eres y qué haces en la habitación de mi primo? —preguntó, mirando con desprecio la suciedad en el cuerpo de Joanna, la suciedad la hacía parecer un pedazo de basura para ella.
Era una mujer hermosa que parecía estar en sus veintes por su bello rostro que hacía sentir oprimida a Joanna.
—¿No sabes hablar? —dijo haciéndola retroceder de un respingo.