Chereads / Los Espíritus Me Llaman / Chapter 3 - Ecos De La Inmortalidad

Chapter 3 - Ecos De La Inmortalidad

Ambos avanzaron, la adrenalina corriendo por sus venas. Ellie se movía con una agilidad y una confianza que ocultaban su verdadero poder. Kayl la seguía, consciente de que había mucho más en ella de lo que mostraba. La chica de apariencia inocente que había conocido estaba dejando paso a una chica decidida a enfrentar cualquier amenaza.

Al llegar al lugar donde se escuchaban los gritos, la escena que se desplegó ante ellos hizo que el corazón de Kayl se detuviera. Isaac, el hermano de Ellie, estaba atrapado entre una aterradora y enorme criatura. Tenía una apariencia similar a la de un humano, pero con dedos largos y múltiples piernas. Su cuerpo era grotesco, su cara era horrenda, con ojos blancos de los que brotaba sangre. No tenía nariz y su rostro contaba con cuatro bocas que parecían cosidas. También emanaba un cierto olor a podredumbre. Kayl pudo notar que el demonio tenía cuatro cuernos en su cabeza, mientras el demonio se reía fuertemente, disfrutando de la lucha de Isaac por liberarse.

—Hoy tendré una exquisita cena. Puedo sentir tu fuerte energía; no eres completamente demonio, así que puedo comerte —decía la criatura con una voz grave y tenebrosa.

—¡Ellie! ¡Kayl! —gritó Isaac, su voz entrecortada por el esfuerzo—. ¡No pueden quedarse aquí! ¡Es demasiado peligroso!

Pero Ellie ya estaba en movimiento. Sin perder un segundo, se lanzó hacia la batalla, su risa resonando con una mezcla de locura y desafío.

—¿Una mocosa como tú podría pelear contra alguien como yo?Mírate… ¿cómo una simple enana podría hacerme algún daño?—decía el demonio en un tono burlesco—. Voy comerlos a todos, y así podré poseer a cualquier deidad que me encuentre.

—¿Acaso crees que puedes intimidarnos? —gritó, su energía vibrando en el aire mientras conjuraba un hechizo. Los colores comenzaron a girar a su alrededor, creando un aura deslumbrante que desafiaba la oscuridad.

Kayl sintió cómo su propia energía comenzaba a despertar. No podía quedarse atrás. Cerró los ojos, recordando las visiones de su vida pasada, las habilidades que había olvidado y el poder que anidaba en su interior. El gato que lo había seguido, su animal espiritual, se posicionó a su lado, sus ojos resplandecían con sabiduría ancestral.

Ignorando a Kayl y a Ellie, el demonio abrió una de sus bocas, listo para intentar devorar a Isaac.

—¡Kayl, ayúdame! —gritó Isaac desesperadamente, mientras el demonio lo levantaba del suelo con una fuerza implacable.

—¡Voy! —respondió Kayl, intentando canalizar su energía. Sin embargo, apenas podía concentrarse mientras la amenaza del demonio crecía a su alrededor. La presión era abrumadora.

Ellie conjuró más magia, pero el demonio parecía resistir sus esfuerzos. La sombra del ser se cernía sobre ellos, su risa burlona llenando el aire.

—No hay manera de que puedan salvarlo —se burló el demonio—. Todos ustedes son tan débiles contra mí.

Justo cuando la desesperación comenzaba a calar en el corazón de Kayl y la sombra de la rendición se cernía sobre ellos, una presencia imponente descendió del cielo. Una figura envuelta en una luz intensa apareció, y el aire se electrificó con su llegada.

—Justo a ti te estaba buscando —dijo el dios de la vida y la muerte, su voz resonando con autoridad. Sus ojos, que brillaban como estrellas, se posaron en el demonio—. ¿Cómo te atreves a escapar de mí?

El dios de la Vida y la Muerte era un hombre imponente, con una presencia que emanaba poder. Su cabello, largo y de un intenso color rojo, caía como una cascada de fuego. Sus ojos, de un rojo brillante, resplandecían con tal intensidad que podían verse desde muy lejos.

La criatura, ahora visiblemente nerviosa, retrocedió ante la presencia del dios. Ellie, Kayl e Isaac se quedaron atónitos, sintiendo el poder que emanaba de la deidad.

—¡Ay, no! Prefiero que me devore este horrible demonio antes que quedarme con este tipo —gritó Isaac, lo cual Kayl no lograba entender. Se suponía que estaba ayudándolos, ¿por qué Isaac diría eso?

—Este no es tu territorio —continuó el dios, extendiendo su mano. La energía que lo rodeaba comenzó a envolver al demonio, dominándolo con una fuerza casi palpable—. Regresarás a donde perteneces sucia y asquerosa criatura.

El demonio, ahora visiblemente debilitado, dejó caer a Isaac, quien cayó al suelo con un golpe sordo. Ellie corrió hacia su hermano, mientras Kayl observaba la escena, sintiendo la chispa de poder dentro de él encenderse de nuevo.

—¿Quién eres? —preguntó Kayl, la curiosidad y el temor mezclándose en su voz.

—Soy quien controla el ciclo de la vida y la muerte —respondió el dios, con una mirada profunda y penetrante—. Ustedes, mocosos, acaban de alborotar el mundo espiritual otra vez. Y tú, Kayl —dijo mientras lo señalaba—, ¿cómo es que aún no has despertado tus poderes? Qué lento eres.

La expresión de Kayl en ese momento era indescriptible. "¿Cómo pretende que despierte mis poderes ya, si apenas acabo de enterarme de todo?" pensaba Kayl mientras observaba cada movimiento del dios.

Con un último gesto, el dios atrapó al demonio en una esfera de luz, aplastando su resistencia. Con un grito de desesperación, la criatura fue absorbida por la luz y desapareció, dejando solo un eco en la oscuridad.

Kayl, aún en shock, miró a Ellie e Isaac. Ellie le sonreía con orgullo, pero su mirada se tornó rápidamente sarcástica al ver al dios.

—Vaya, parece que llegaste justo a tiempo —dijo Ellie, cruzándose de brazos—. ¿No tienes un hogar al que regresar? Ya vete 

El dios la miró, sorprendido por su tono desafiante.

—¿Y tú? No olvides que no eres más que una mocosa ladrona. No necesitas jugar a ser heroína —respondió, su voz cargada de desdén.

—Y tú eres un irresponsable que deja escapar a sus secuaces demonios, así que no me digas lo que puedo o no puedo hacer, ni siquiera eres mi padre —replicó Ellie, con fuego en la mirada.

Kayl observaba la tensión entre ambos, sintiendo la electricidad en el aire. La dinámica era intensa y, a pesar de la gravedad de la situación, había una extraña energía entre ellos.

—¡Chicos! —intervino Isaac, tratando de calmar la situación—. Quizás deberíamos concentrarnos en salir de aquí en lugar de discutir.

Ellie sonrió con una mezcla de desafío y complicidad.

—Esto es mucho más divertido —dijo, guiñando un ojo al dios—. Además, alguien tiene que recordarte que no puedes manejar todo a tu antojo.

El dios suspiró, visiblemente frustrado, pero no pudo evitar una leve sonrisa ante la audacia de Ellie.

—Ten cuidado con lo que deseas, mocosa—dijo, su tono entre serio y juguetón—. Tal vez un día te arrepentirás de desafiarme.

—Tal vez en unos siglos, pero hoy no es ese día —respondió Ellie, su mirada desafiante nunca abandonando su rostro.

—¡Oigan, basta de pelear! —dijo el gato, con una voz clara y firme que resonó en el espacio. La sorpresa fue inmediata; Ellie, Kayl, Isaac e incluso el dios se quedaron boquiabiertos, mirándolo sin poder creer lo que acababan de escuchar.

—¿Qué…? —balbuceó tontamente Kayl, su mente en un torbellino. ¿Cómo era posible que su animal espiritual hablara? Eso nunca había sucedido antes. Los animales espirituales eran conocidos por su sabiduría, pero no por su capacidad de comunicación verbal. 

Ellie frunció el ceño, claramente desconcertada. —No… eso no puede ser… Ningún animal espiritual puede hablar. ¿Qué eres tú, gato? —su tono se tornó entre la incredulidad y la curiosidad.

El gato, sin inmutarse ante las miradas de asombro, se puso de pie y estiró su cuerpo con un aire de autoridad. —Soy más que solo un gato, chicos. Soy el vínculo entre el mundo espiritual y el mundo humano, y estoy aquí para ayudar a Kayl como su guía espiritual —de nuevos todos quedaron boquiabiertos, ¿acaso el gato se acaba de poner de pie cómo si fuera una persona? 

—Es hermoso —dijo Ellie, con los ojos llenos de ternura y asombro—. ¡Lo quiero!. Kayl, te lo cambio por el mío, por fis —decía la joven mientras abrazaba al gato como si fuera un peluche.

El dios de la vida y la muerte se giró hacia el gato, sus ojos brillantes reflejando una mezcla de sorpresa y curiosidad. —Esto es inusual, incluso para mí. ¿Cómo es que puedes hablar? 

—¡Ayúdenme! ¡Es demasiado cariño para un gato! —suplicaba el gato Félix mientras Ellie seguía abrazándolo.

Isaac, aún aturdido, finalmente logró encontrar su voz. —Esto es una locura… un gato que habla… ¿qué más podría pasar hoy?

Ellie, aún tratando de procesar lo que acababa de suceder, sonrió de manera intrigante. —Esto sí que hace las cosas más interesantes. Tal vez deberíamos escuchar lo que tiene que decir.

Kayl, sintiéndose un poco más seguro, asintió. —Sí, quiero saber más sobre mis poderes. ¿Cómo puedo despertar lo que hay dentro de mí?

El gato se sentó, con una expresión sabia en su rostro. —Para que puedas reclamar tu verdadero potencial, primero debes aceptar quién eres y los errores de tu pasado. Es un viaje que requiere valentía, pero estoy aquí para guiarte en cada paso.

—Ahora, dame comida, porque aparte de ser un animal espiritual, ¡sigo siendo un gato hambriento! —le dijo el gato a Kayl.

—Mocoso, debes volver al mundo de los espíritus. Aquí solo haces que los humanos corran peligro; los demonios te están buscando —inmutó el dios mientras dirigía su mirada a los gemelos—. Ustedes dos, su padre avisó que si no vuelven en este instante, serán encerrados de por vida. ¡Vámonos!

—Pero no puedo irme, ¿qué va a pensar mi madre? —dijo Kayl pensativamente.

—Eso yo ya lo arreglé —respondió una voz muy conocida para los gemelos—. Tu madre irá junto a tus hermanos de vacaciones; le dije que tú podrías quedarte conmigo para que no faltaras a la escuela —Kayl volteó a ver quién hablaba: era el padre de los chicos—. Aunque tuve que usar un poco de magia para que accediera.

—¿Papá? ¿Qué haces aquí? —preguntó Isaac con su voz temblorosa.

—¿Quién crees que fue el profesor que te ayudó a entrar? Niños desobedientes —refunfuñó el padre—. Kayl, discúlpame por no presentarme. Mi nombre es Lucio Morey. Como puedes ver, soy el padre de estos mocosos que me sacan de quicio.

—Es un gusto conocerlo señor.