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Chapter 4 - Sombras en el valle (4)

Pasos apresurados se escuchaban en un largo pasillo, tan rápidos y firmes como si la persona que caminaba quisiera empezar a correr lo antes posible para poder entregar algo importante pero su estatus se lo impedía. Se podía ver el pavor en la cara de la persona que caminaba tan rápido, un miedo sin precedentes, como si su vida fuera a terminar en cualquier comento, este era Valthon, el tercer principe. Valthon era un descendiente directo de la realeza Darian, el tercer y último hijo del rey, nacido con todos los lujos posibles y una única meta, heredar el trono. Creció aprendiendo todo lo posible sobre la gestión de un reino: negocios, filosofía, historia, economía y demás, todo para llegar a ser un buen candidato al trono algún día. 

Hace unos años su padre finalmente lo nombró sucesor oficial, un acto que normalmente lo hubiera llenado de júbilo y emoción pero esa vez en cambio solo sintió resentimiento y derrota. En ese tiempo un hombre con un saco que asemejaba a un comerciante apareció en el reino, esto es algo normal dado que comerciantes nuevos llegan todos los días con ansias de conseguir riqueza y hacerse un nombre pero al llegar el comerciante algo extraño sucedió. Desde el momento en que llegó a la ciudad se dirigió al castillo del rey sin problema, nadie lo detuvo para intentar venderle algo o invitarlo a una taberna, nadie chocó con él de forma accidental con el fin de robarle y ni siquiera fue detenido por ningún guarda. Esto no era debido a su imponente aura o el miedo que generaba, al contrario, el comerciante era alguien simple, tan simple que al parecer todo mundo lo ignoraba, como si no existiera.

La única persona que logró ver este extraño comportamiento fue un sirviente que se encontraba comprando alimentos, al ver tal escena y observar que el extraño comerciante se dirigía al castillo dejó sus compras y corrió lo más rápido posible al castillo para encontrarse con el rey. En toda la vida de Valthon nunca vió a su padre hablar con un sirviente hasta ese momento, era una escena extraña e imposible para él. Hasta el día de hoy se pregunta cómo su padre sabía lo que le dijo, que existen entidades tan poderosas que se muestran solo a quien ellos quieren y pueden hasta manipular las acciones de otros para que se cumpla lo que desean. 

La explicación de su padre no tiene sentido para una persona común, incluso llegarían a llamarlo loco o delirante, pero teniendo acceso al conocimiento de la biblioteca privada del reino y habiendo viajado a otros lugares desde joven Valthon sabía que estas entidades existían. Para algunos son llamados dioses, para otros entidades supremas, ha escuchado incluso a un pueblo llamarlas ancestros divinos, nombre que hizo que esa vez su tez se volviera pálida y sudara mares dado que si las historias son ciertas y conociendo la personalidad de esos seres sin duda al escuchar que unos simples mortales de la clase más baja se atreven a llamarlos ancestros, estos los borraría de la existencia junto con todos aquellos que escucharon semejante atrocidad. Sin importar que nombre se les de a estos seres, él sabe que entre ellos se llaman de una sola forma, inmortales.

El día que el comerciante llegó al castillo, el rey Darian intentó organizar un banquete antes de ser detenido bruscamente por el inmortal informando que sólo quería echarle un vistazo a la biblioteca privada del reino para buscar un libro en específico y a cambio él les vendería un artículo personal que poseía. Darian se negó a aceptar algo a cambio e incluso se ofreció como voluntario para ayudar al inmortal en su búsqueda pero este se negó diciendo que iba en contra de sus creencias y principios el tomar sin ofrecer algo a cambio.

Sin poderse negar Darian accedió escoltando personalmente al inmortal a la biblioteca junto con sus hijos y asignando una docena de guardias en la puerta para no perturbarlo en su búsqueda. Al mismo tiempo con esto garantizaba el tener personas que le informaran el momento en que el inmortal saliera de la biblioteca. Naturalmente al inmortal pareció no importarle, su vista nunca se separó de la puerta de la biblioteca, como si para él no existiera nadie más en el mundo.

– Eron.

– Sí padre. – Dijo el primer hijo del rey

– Ve a la secta de la hierba lo más rápido posible, solicita una audiencia con su líder y dile que hemos recibido a un inmortal Él entenderá y vendrá contigo, recuerda ser lo más respetuoso posible, incluso más que conmigo.

– Yo… entiendo padre.

Luego de estas palabras, Eron salió del castillo junto con una docena de escoltas con dirección al oeste. El viaje toma 3 días pero podía acortarlo si no descansaba a uno o dos días. Sólo Eron sabía la razón por la que su padre le había enviado a la secta de la hierba, su padre tenía sospechas de que el inmortal en su biblioteca fuese una farsa. 

Como sucesor del rey, Eron sabía que en el mundo existen reliquias y tesoros que fácilmente te permiten pasar desapercibido o incluso controlar la mente de otros en cierta medida. Por supuesto estos tesoros poseen algunos inconvenientes como límite de tiempo o el ejercer su poder solo en personas débiles o susceptibles. Además, si realmente un inmortal llegara a su reino, este solo debería decir lo que desea y el mismísimo Darian se lo traería en bandeja de plata, no habría necesidad de negociar con sucios mortales. Teniendo esto en cuenta, era normal que su padre levantara sospechas sobre la autenticidad del inmortal, pero este no se atrevería a hablar de esto o incluso mencionarlo ante él o en sus cercanías en caso de que fuera un inmortal auténtico dado que si llegaba a ofender al inmortal esto podría significar la caída de la familia real o incluso la destrucción de su reino.

Entonces surge la duda, ¿Cómo se puede verificar si esta persona es un verdadero inmortal? Fácil, consultando con otro inmortal. A vista del público la secta de la hierba era un conglomerado de personas apasionadas por la herbolaria, la medicina y artes curativas, que a pesar de poseer una autonomía total eran protegidas por el rey. Para todos esto significaba que el reino invertía muchos recursos que podrían ayudar a la salud de los pobladores dejando a la secta ser libre con sus investigaciones, pero la realidad era otra. La razón por la que el reino protegía a la secta de la hierba era debido a su líder, un verdadero inmortal. Con el fin de mantener buenas relaciones con el inmortal, el rey anterior accedió a proteger su secta y mantener en secreto la identidad de su líder, proporcionando una gran cantidad de tierra y recursos para que este lleve a cabo una investigación secreta que lo ha tenido en reclusión por décadas. 

Estos son los verdaderos inmortales, seres que toman por que pueden y no respetan a nadie más que a ellos mismos. Si el inmortal dentro de su biblioteca es alguien auténtico entonces podrán crear una relación con uno nuevo y reforzar la relación que poseen con el líder de la secta de la hierba además de poder hacer un trato con él y obtener alguno de sus artículos inmortales, pero si el inmortal es uno falso entonces el líder de la hierba se encargará de él por atreverse a manchar el nombre de los inmortales y en agradecimiento se le darán abundantes recursos como hierbas raras y libros de alquimia que el reino ha estado recolectando. Al hacer esto el inmortal se irá dejando el cadáver del falso inmortal junto con sus reliquias sólo para el reino. Un plan que por donde lo vieran ganarían.

Cinco días después un mensajero llegó con el rey informando sobre la salida del falso inmortal. A este punto Darian ya poseía grandes dudas, como un ser omnipotente tardaría tanto tiempo en buscar un libro. Es cierto que la biblioteca era inmensa y poseía libros de distintos tamaños y grosores, pero para un inmortal verdadero esto sería una lectura rápida. A pesar de sus dudas Darian aun trato al falso inmortal con respeto y lo recibió personalmente dirigiéndose a la sala principal en donde se encontraban sus tres hijos hablando junto a un anciano peculiar.

– Le ruego me perdone inmortal. Aunque tratamos, la noticia de su llegada no se pudo mantener como un secreto, al escuchar que había un compañero inmortal en las cercanías el líder de la secta quiso conocerlo. – Dijo Darian mientras se alejaba del falso inmortal lentamente.

Un silencio reinó por unos instantes en la sala antes que el líder de la secta de la hierba hablara.

– ¡El joven Caín se presenta ante su mayor! ¡Es un honor para esta persona estar frente a un mayor como usted!

Toda la familia real se quedó estupefacta, ¿El nombre del líder de la secta de la hierba era Caín? ¿Algo tan simple? Y más importante que eso, ¿Se llamaba a sí mismo joven? El líder… Caín… Caín el inmortal, era alguien que aparentaba estar cerca de los 70 años, lleno de canas, un bigote largo y blanco, con un caminar encorvado y ojos cansados. Una persona así estaba llamando mayor a alguien claramente más joven que el rey, incluso se podría decir que poseía una edad similar a los príncipes.

Con esto se pudo confirmar tres cosas, el falso inmortal es un verdadero inmortal, entre inmortales existen rangos aparentes y por último, este verdadero inmortal era en realidad un pez gordo, alguien a quien incluso otros inmortales le deben de presentar respeto.

– Lamentamos no haber presentado los respetos suficientes, por favor perdónanos. – Dijo Darian apresuradamente mientras se arrodillaba.

Al ver esto sus hijos siguieron los pasos de su padre y se arrodillaron sin atreverse a ver al verdadero inmortal. Un ser más allá de su comprensión.

– No hay ofensa. Nuestro acuerdo sigue en pie. – Acto siguiente el verdadero inmortal tomó su saco de comerciante y lo abrió mostrando 10 artículos variados, dejando a todos confundidos a excepción de Caín.

– Usted puede elegir un artículo de todos estos, si tiene alguna duda de su origen o uso hágamelo saber. También usted joven Caín, dado que se tomó el tiempo para conocerme puede llevar uno de estos pero tendrá que pagar su precio.

Al escuchar esto el rostro de Caín se llenó de júbilo acercándose de forma lenta y emocionada a un pequeño caldero viejo.

– Mayor, quisiera saber si puedo tener este caldero.

– Siempre que el rey no lo quiera y puedas pagarlo, no hay problema.

Al escuchar esto el rostro de Darian se distorsionó un poco. ¿Cómo podría atreverse a elegir ese caldero ahora que Caín lo deseaba? Incluso si decidía aceptar ese artículo del inmortal y luego regalarlo, Caín no lo tomaría por temor a ofender al inmortal dañando así su relación. Además era solo un pequeño caldero viejo, lo más llamativo en él era la figura de una flor con 3 pétalos.

– No necesitamos el caldero mayor inmortal, el inmortal Caín puede tenerlo.

– El precio es de 500 de bajo rango. – Dijo el verdadero inmortal mientras extendía su mano. – No dudes por su autenticidad, es un precio especial.

– No me atrevería mayor, muchas gracias.

Sin esperar, Caín tomó uno de los tres pequeños bolsos antes de quedarse petrificado y ver al verdadero inmortal.

– Gracias por tener compasión de este joven. Lamento no poder quedarme más tiempo pero debo de regresar y cuidar de los míos. Rey Darian, gracias por esta oportunidad, lo tendré presente en el futuro.

Ante la repentina salida de Caín, Darian parecía evidentemente pasmado. Era la primera vez que Caín se dirige a él por su apellido, parecía que su relación se había vuelto más cercana debido a este evento. Aún así poseía algunas dudas por lo que acababa de pasar pero las empujó al fondo de su mente para pensar en ellas más tarde, en este momento tendría que utilizar todas sus fuerzas para conseguir lo mejor posible y no ofender al verdadero inmortal.

Luego de unos momentos viendo y preguntando por cada objeto, Darian quedó aún más nervioso. Cada objeto era único y asombroso, lo suficientemente increíble como para llamarlos tesoros del reino. Desde una pintura de una bestia extraña que el verdadero inmortal aseguraba que podía convocar para su protección, hasta una espada extremadamente hermosa cuyo filo podía cortar cualquier metal sin esfuerzo. Incluso pudo vislumbrar una botella con tres píldoras doradas que podían permitirle a cualquiera que la tomara vivir 10 años más y rejuvenecer sin problema.

Al ver estos objetos Darian entendió finalmente la gran diferencia entre el verdadero inmortal y un rey de los mortales como él. Estos objetos increíbles y mágicos eran artículos de venta, cosas mundanas para los inmortales, si no porque otra razón estaría el verdadero inmortal vendiendolos a ellos, unos sucios mortales. Posiblemente el mejor objeto entre todos fue aquel que se llevó Caín y sólo reconoció su valor debido a su estatus como inmortal. Al pensar en esto, Darian tomó una decisión que posiblemente cambiaría o acabaría con su vida.

– Mayor inmortal, soy un humilde rey el cual no puede decidir entre las maravillas que me ha mostrado. Este tonto pregunta si en lugar de elegir uno de tus tesoros puede pedir que le responda dos preguntas.

– …

Al ver la falta de respuesta el rey tomó una decisión arriesgada y prosiguió.

– Mayor inmortal ¿Cómo nace un inmortal? No sabemos si se crean o se hacen pero en dado caso de que se hagan ¿Qué necesitamos para volvernos inmortales?

Todos los hijos se quedaron pasmados al escuchar estas palabras. ¿Hacer a un inmortal? Nunca se lo habían preguntado, para ellos los inmortales eran seres similares a ellos pero con una vida infinita y poderes más allá de su comprensión. El hecho de que su padre preguntara eso significaba que existía una pequeña posibilidad de que los inmortales se hagan y si los inmortales se hacen, eso significa que ellos también se podrían convertir en uno de ellos.

Pero si es así ¿Por qué nadie lo sabe? Significa que es un secreto que mantienen los mismísimos inmortales para ellos y está prohibido contarlo. El motivo es simple, poder. Así como ellos mantienen el conocimiento oculto del pueblo dentro de la biblioteca real para evitar sublevaciones o competencia futura, los inmortales deberían de hacer lo mismo, mantener el secreto para evitar competencia y seguir controlándolos a todos.

Al ver al verdadero inmortal inexpresivo, Darian empezó a sudar y habló para enmendar sus palabras mientras se inclinaba lo máximo posible.

– Perdón si me he propasado, olvide mi solicitud, no deseo…

– Está bien.

Los ojos de Darian se abrieron a más no poder, e intentó captar todas las palabras del verdadero inmortal.

– La respuesta es sí, pero también no. Existen familias de inmortales en todo el mundo, al tener descendencia existe una pequeña probabilidad de que su hijo nazca directamente como uno, la probabilidad aumenta mientras más fuertes son los padres. Por supuesto, si el mundo funcionará sólamente de esta manera no sería justo. Así como ustedes que al nacer pueden tener una familia ostentosa o directamente estar en la miseria debido a su familia, cada ser nace con una raíz espiritual única que no se puede cambiar. Esta raíz espiritual puede ir desde ser nula hasta ser rara de uno en cada trillón, algo casi imposible de encontrar.

El verdadero inmortal hizo una pequeña pausa, sacó una píldora púrpura con inscripciones rojas en forma de distintos animales y la tomó. Ignorando la consternación del rey y sus hijos prosiguió.

– Tu raíz espiritual dicta que tan fácil será para ti volverte un inmortal, pueden tardar desde semanas, meses, años, e incluso toda tu vida y no lograrlo si tu actitud no es suficiente.

Acercando su mano izquierda a su bolsa, una vara tan alta como él y de un grosor considerable apareció en su mano derecha. Con un fuerte golpe la incrusto en el suelo antes de dar un paso atrás.

– Para nosotros mientras más mejor. Existen múltiples formas de medir la raíz espiritual de una persona y esta es una de ellas. Si desea saber si tiene raíz espiritual o no solo agarre esta vara con una mano y aprietala con toda su fuerza.

Los ojos de Darian no podían abrirse más, ante él se encontraba la respuesta que lo había atormentado durante tanto tiempo. Él, un rey, debía inclinarse siempre ante alguien más, algo inaceptable, siempre se preguntaba si debía vivir así siempre, si este era su destino. Y finalmente hoy obtendría su respuesta. Con una resolución nunca se levantó y se dirigió ante la vara, una imponente vara que finalmente definiría su verdadero destino. Sin temor agarró la vara con su mano y la apretó con todas sus fuerzas, una fuerza tal como si se aferrara a su vida y no quisiera soltarla nunca.

La vara empezó a brillar con un color blanquecino tenue, similar al de una vela encendida a medio día. 

– Es suficiente. Tienes una raíz común. Si entrenas diligentemente durante 15 años es posible que puedas entrar al camino de la inmortalidad.

Las primeras palabras que resonaron en los oídos de Darian lo hicieron sentir derrotado, exhausto y sin ganas de seguir adelante. Sólo hasta escuchar la última parte sus ojos recobraron brillo. Tenía una esperanza, y por más pequeña que fuera se aferraba a ella con todo su ser. 

– Muchas gracias mayor inmortal. Gracias por esta oportunidad. La recordaré por siempre en mi corazón.

Sin prestar atención a sus palabras, el verdadero inmortal volteó su mirada a los hijos del rey y les dijo.

– Ustedes también deben de intentarlo. Uno por uno, tu primero – Dijo mientras señalaba a Eron.

– ¡Rápido! Agradecele al mayor inmortal. – Dijo el rey aún inclinado.

– ¡Gracias mayor inmortal! 

Con evidente emoción Eron se dirigió ante la vara y la agarró con todas sus fuerzas, rezando por tener una raíz superior a su padre. Afortunadamente sus súplicas fueron escuchadas.

– Una raíz un poco mejor que lo común, necesitas mínimo 10 años para entrar en la inmortalidad. Siguiente.

Con esto el segundo hijo de Darian se adelantó e hizo lo mismo que su padre y hermano colocando su mano en el bastón, solo para obtener una luz cuya intensidad era la misma que su padre. Antes de que Eron sonriera con orgullo y desprecio, la vara se torno de un brillo rojizo en su punta antes de desaparecer.

– Interesante, tienes una afinidad con el fuego. A pesar de tu pobre raíz espiritual tu afinidad puede compensarlo. Puedes entrenar cualquier técnica y empezar tu camino en 15 años o entrenar directamente con una técnica de atributo fuego y tu camino hacia la inmortalidad empezará de 5 a 10 años.

Al escuchar esto la sorpresa de todos fue evidente. Las raíces espirituales podían poseer afinidades y estas podían ser de gran ayuda en el futuro.

– ¿Cuál es tu nombre?

– Fion a su servicio mayor inmortal.

Fion nunca había sentido un orgullo y felicidad semejantes al actual. No era tan inteligente como su hermano menor Valthon y Eron siempre se encargó de presionarlo para que no pudiese competir en la sucesión del trono. Con esto su puesto estaría asegurado, o incluso mejor, podría dejar este lugar y convertirse en un inmortal mucho antes que sus hermanos obteniendo la fama y riqueza que siempre le pertenecieron, el único problema era Valthon. Siguiendo la lógica actual, Valthon tendría una raíz espiritual superior a la suya e incluso podría tener una afinidad como él. Considerando esto más la inteligencia de Valthon, era más que obvio que podría llegar a conquistarlo todo.

– Es tu turno.

– Gracias mayor inmortal.

Con orgullo Valthon llegó ante la vara y la tomó con fuerza mientras dejaba volar su imaginación. Se vió en la cima del mundo, con sus hermanos arrodillados frente a él adorándolo como el líder supremo. Mientras sonreía y fabricaba sus planes una voz lo sacó de la ensoñación.

– Es suficiente, no tienes raíces espirituales. De por sí es muy extraño encontrar tres personas con raíces en un lugar como este, la mayor parte de la población actual no posee raíces espirituales.

– No… yo…

– ¡Valthon! Perdone las palabras de mi hijo mayor inmortal, estoy seguro que no quiso ofenderlo al llevarle la contraria.

– No hay ofensa. ¿Ahora qué harán ustedes? Dado que tienen raíces espirituales supongo que iniciarán su viaje a la inmortalidad. Les recomiendo cruzar el mar y dirigirse al sur, pasando el desierto de Iliana se encontrarán con una secta que puede aceptarlos si pagan el precio suficiente.

Sin esperar sus respuestas el verdadero inmortal recogió su vara y tocó levemente su bolso con su mano antes que la vara desapareciera. Espero un momento antes de ver a Valthon que aún poseía una mirada perdida en sus ojos.

– Tu familia se irá y tu te quedarás luego de esto.

– …

– Llegué aquí con un propósito y acordé dejarles algo, no puedo darles mis objetos dado que les he compartido demasiado pero te puedo dar esto.

El verdadero inmortal tocó suavemente uno de sus bolsos y en el suelo aparecieron unas cuantas rocas extrañas y una piedra roja.

– Estas son piedras de maná, para nosotros los inmortales son como una moneda de cambio y una fuente de energía. Puedes absorberlas y volverte un poco más fuerte agilizando tu camino hacia la inmortalidad. Todas provienen de rocas similares a estas, algunas están vacías y otras no pero eso no quita su valor y misterio. Quedatelas como un recordatorio de tu valor y misterio.

[¡¿De qué carajos está hablando?! ¿Me está diciendo roca hueca? ¡Tu eres una roca hueca! ¡Tu cabeza está hueca!>]

Si todos pudieran escuchar los pensamientos de Valthon definitivamente se desmayaría por temor a las repercusiones de sus palabras.

– Gracias… mayor inmortal. Las atesoraré y expondré en el mejor lugar del palacio.

– Me agrada la idea, solo recuerda que si alguien pregunta yo nunca estuve aquí. También deseo que le transmitan mis pensamientos al compañero Caín. No es necesario que me despidan, me iré en este momento.

Así sin más el verdadero inmortal se marchó mientras dentro del castillo se armaba una ola gigante. El plan del Dalion era simple, irse con sus hijos a la secta mencionada por el verdadero inmortal, convertirse en inmortales y regresar para crear una dinastía de inmortales, una que no le teme a nada ni nadie, una de la que se puedan sentir orgullosos. 

Su plan no estaba exento de problemas, debido a su posición su partida podría generar rebeliones o incluso invasiones de otros reinos y no podían amenazarlos con el hecho de que atacarlos implicaría ofender a futuros inmortales dado que esto era un secreto y el revelarlo acarrearía más problemas que soluciones. Para esto se acordó partir en la noche junto con sus mejores soldados sin alertar a nadie mientras que en el castillo Valthon se quedaría administrandolo todo y al regresar buscarían una forma de ayudarlo con sus raíces espirituales. Por supuesto, todo esto era el plan de Dalion, el que Eron y Fion estuvieran de acuerdo era otra historia.

Con el paso del tiempo Valthon se hizo cargo del reino, haciéndose cargo públicamente de las finanzas dado que requería su presencia y manejando toda la diplomacia y el resto del reino en secreto. Aunque fue complicado en un inicio, debido al talento innato de Valthon y sus múltiples conocimientos, logró mantener todo en orden e incluso empezar una pequeña investigación acerca de las raíces inmortales y para su sorpresa él aún tenía esperanzas.

Debido a la visita del verdadero inmortal, su relación con el inmortal Caín había mejorado. Frecuentemente lo visitaba para hacerle preguntas sobre la inmortalidad y al llegar al tema de las piedras de maná Caín dijo algo que ocuparía su cabeza por varios años. "Con suficientes de esas, hasta un ratón se volverá un inmortal."

Al escuchar esto Valthon se propuso una nueva misión, encontrar piedras de maná. ¿Cuántas? ¿Decenas? ¿Cientos? ¿Miles? Valthon no sabía cuantas pero en cada viaje y transacción se aseguró de dejar pistas a todos sobre lo que era una piedra de maná. Por supuesto no dejaría que las personas supieran su verdadero nombre para evitar sospechas por si algún inmortal llegase a escuchar que un simple mortal busca piedras de maná. Para esto las llamó piedras de los dioses y no dio mayor descripción que el precio que estaba dispuesto a pagar por ellas. Incluso logró obtener información de Caín sobre cómo absorberlas luego de regalarle múltiples plantas exóticas y casi limpiar la bóveda real.

Con esto el plan de Valthon se puso en marcha, aunque no había seguridad de que funcionase no perdía nada en intentarlo. Además sabía que sus hermanos no regresarían hasta dentro de 15 años como mínimo por lo que aún tenía un poco de tiempo.

Su plan iba impecable, incluso logró agendarse unos cuantos minerales a lo largo del tiempo. Aunque algunos se encontraban vacíos, la peculiar sensación que provoca el mineral siempre existía y lo libró de comprar falsificaciones en numerosas ocasiones. Para Valthon su plan funcionaba perfecto, hasta hace unos instantes.

En la madrugada del día, su sirviente de confianza llegó de forma apresurada ante él. Valthon se llenó de alegría dado que esto significaba que habían encontrado otra roca que posiblemente contendría una piedra de maná.

– ¡Ustaf! Mi buen amigo, dime cuantos encontraron ahora. ¿Serán dos? ¡Por tu prisa supongo que tendremos tres el día de hoy!

– ¡Majestad no es nada de eso! ¡Estamos en problemas!

– ¿Problemas? ¿A qué te refieres?

– Han solicitado verlo, son tres personas, parecen verdugos, no pude verles el rostro. Usan armaduras impecables y dos de ellos poseen espadas. Sobre sus cabezas hay una capucha que por algún motivo impide ver sus rostros, es como si fuera magia. Majestad, creo que son inmortales.

Al escuchar esto Valthon entendió el miedo en la cara de su sirviente. Si en realidad eran verdugos o peor aún, verdugos inmortales. Significa que su plan llegó a sus oídos y ahora estaban aquí por su cabeza. Rápidamente se dirigió al salón principal en donde estos se encontraban esperando. El miedo en su cara era evidente, si en realidad eran inmortales esto no solo significaba su muerte, si no la destrucción de todo el reino. No quería pasar a la historia como el gobernante que fue tan estupido como para querer adueñarse de las pertenencias de un inmortal.

Sus pasos eran rápidos pero en su mente solo deseaba que el pasillo se hiciese más largo para nunca llegar, mientras se devanaba los sesos con el fin de encontrar alguna excusa que lo librara llegó ante la puerta del salón principal. Nunca había visto esa puerta tan alta e imponente, ni siquiera cuando la vió por primera vez de niño. Arreglando su compostura y limpiando el sudor de su frente con uno de los tres pañuelos que tenía siempre en el bolsillo de su saco empujó la pesada puerta solo para encontrarse con un pensamiento en su cabeza.

Las tres personas frente a él, si eran inmortales.