—No encontré rastro de nadie más, había un leve olor pero no pude identificarlo. Probablemente era de más temprano en el día. Hay muchos conejos, así que no hay nada de qué preocuparse Lilly —dijo, con voz ronca.
Tragué saliva, sintiendo fuego esparcirse por mí con el mero pensamiento de él desnudo a mi lado.
Era el espécimen más hermoso que jamás había visto.
Su mano apretando la mía enviaba electricidad directamente a mi región inferior.
—Zain ¿no tienes ropa en el bosque? —pregunté, mi voz quebrándose al final y en silencio me estremecí por cómo sonaba mi voz.
Él soltó una risita entrecortada.
—No aquí, pero tengo algo más cerca de la casa de la manada abajo. ¿Por qué preguntas? ¿Te sientes avergonzada? —preguntó divertido.
Le arrebaté mi mano de su agarre y me giré para fulminarlo con la mirada.
—No... solo creo que sería lo apropiado considerando...