Lilly
Me miré en el espejo por millonésima vez.
La luna se asomaba por mi ventana abierta, reflejándose en el espejo alto como si dijera que me ve y ve mi dolor.
Mi vergüenza.
La angustia y el tumulto de mi familia.
Pero ella deja que suceda.
Mi náusea había disminuido por el momento, afortunadamente mi madre me dio una de sus pequeñas pastillas azules que el médico de la manada le receta para sus nervios.
Estamos todos a favor de la medicina herbal, siendo nosotros lobos pero, a veces, en casos raros como el de mi madre, donde su ansiedad es incapacitante, usamos los medicamentos humanos como esta noche por lo cual estoy agradecida.
Mi mente y cuerpo se sentían tranquilos ahora, es como si solo estuviera aquí sin preocuparme por nada más que el momento presente y eso es mi apariencia para la cena que me ha preocupado toda la tarde.
