—¡No, por favor! —rogaba Grace con ojos turbios y suplicantes mientras sus mechas rubias caían sobre su rostro, pero esos ojos, incluso suplicando, eran del tipo que mienten, te atrapan y te arrastran tan profundo que no podrás salir.
—¡Basta! —gritó Alfa—. Él será informado sobre este asunto una vez que lo haya investigado a fondo porque aún no sabemos ningún porqué ni cómo, pero sí, estoy de acuerdo con Nic. Grace, hablarás con Nic y responderás a las preguntas que tiene, ¿entendido? —preguntó Alfa mientras la miraba, dejándole saber que no estaba abierto a discusión.
Ella asintió silenciosamente mientras las lágrimas se acumulaban aún más, su camisa ya cubierta con ellas.