En un rascacielos futurista ubicado en Ciudad A, la oficina estaba bulliciosa con empleados cumpliendo sus objetivos diarios en un ambiente de trabajo vibrante y colorido. Esta no era tu típica empresa aburrida y anticuada dirigida por viejos pedos. Era una de las empresas más no convencionales pero productivas a nivel mundial, con juegos innovadores lanzados cada mes que satisfacían todo tipo de preferencias.
La experiencia de juego que proporcionaba esta empresa era inigualable en la industria, pero eso no era suficiente para el CEO Qie Ranzhe, un heredero de cuarta generación que construyó GameX desde cero. GameX siempre estaba adelantada a su tiempo produciendo miles de patentes anualmente, siempre la cabeza y nunca la cola.
Qie Ranzhe tenía una visión revolucionaria que causaría estragos en la industria del juego y por eso introdujo el proyecto Flagship con un equipo de expertos para dar vida a un nuevo juego de realidad virtual con una experiencia de juego completamente nueva que podría poner de rodillas a sus competidores y Wen Qinxi era parte de ese equipo.
El genio solo había sido parte de la empresa por menos de un año. Nueve meses siendo etiquetado como pasante aunque tenía todos los beneficios de un empleado permanente. Wen Qinxi pasó meses siendo hostigado por el personal superior, desde hacer recados de café hasta fotocopiar documentos y aún así lograba sus objetivos diarios.
Al principio, lo había aceptado como parte de la cultura de la empresa, como burlarse del novato, pero cuando la persona contratada después de él no pasó por la misma experiencia, pronto se dio cuenta de que todo era a propósito. Sus compañeros de trabajo, instigados por su gerente, habían pasado por alto el impresionante currículum de Wen Qinxi y solo se enfocaron en el instituto al que asistió.
—El chisme después de eso fue: "Ese nuevo, Qi algo, fue al mismo instituto que el CEO y hasta estuvieron en la misma clase. Por eso consiguió el trabajo en primer lugar."
—Escuché que era el lacayo del CEO en el instituto así que consiguió el trabajo desplazando a candidatos más capacitados."
El chisme se volvió aún más extraño, especialmente después de ser seleccionado en el nuevo equipo para el proyecto Flagship, "Escuché que pertenece al CEO. Es un hombre mantenido."
«¡Mierda! Laozi no pertenece a nadie» —pensó enojado mientras salía pisando fuerte de la sala de descanso al escucharlos chismear. Era cierto que él y Qie Ranzhe habían sido compañeros de clase, pero apenas habían interactuado durante todo el instituto. Sus círculos sociales eran mundos aparte aunque físicamente estaban separados por un solo escritorio.
Wen Qinxi cayó en la clase de casos de caridad patrocinados en la escuela por su rendimiento sobresaliente, pero Qie Ranzhe era del grupo Forbes que literalmente dirigía la escuela. Para colmo, era un dios masculino la hierba de la escuela que aparecía en el sueño húmedo de cada chica.
El único encuentro memorable que tuvo con Qie Ranzhe fue cuando le pidió que le ayudara a tirar un envoltorio de twinkies a la basura mientras corría apresuradamente para la práctica de natación. Operaban en círculos diferentes y Wen Qinxi estaba bastante seguro de que Qie Ranzhe ni siquiera conocía su nombre, mucho menos su rostro.
Pero para toda la oficina, él era un hombre mantenido por el CEO dominante. Desde entonces, se quedó en su cueva del murciélago con su propia cafetera personal y comida empacada. Ya no se mezclaba con el resto del personal iniciando así la leyenda del troll que se cocía en su oficina todo el día planeando contra la humanidad. Llegaba al trabajo temprano y salía tarde, ese era su pan de cada día minimizando el riesgo de encontrarse con sus compañeros a casi cero por ciento.
Hoy el llamado troll, Wen Qinxi, estaba ocupado programando el software para el proyecto Flagship cuando recibió una llamada telefónica inusual. Lo contestó con los ojos fijos en el monitor mientras tecleaba a velocidad de la luz. —Hola, oficina de Wen Qinxi, ¿cómo puedo ayudarle? —respondió educadamente al teléfono aunque maldiciendo en su cabeza, «quién mierda estaría llamando cuando tenemos un puto plazo.»
Recientemente, el jefe del departamento había estado presionando para que Flagship arrancara antes del plazo previamente estipulado, una orden directa de los tipos de arriba. Toda la empresa estaba al tanto de la urgencia de este proyecto y, por lo tanto, no se debía molestar al equipo, pero algún imbécil tuvo el valor.
—Umm... Wen Qinxi, disculpa que te moleste pero necesito tu ayuda —dijo una voz angelical de loli que lo hizo menear su cola invisible—. Mi computadora no se enciende y el soporte técnico no contesta, es bastante urgente. ¿Vendrías arriba a ayudarme, por favor? —dijo en un tono suplicante.
—Ok, yo wi- —respondió antes de que el teléfono se cortara bruscamente pero no pareció molestarle. Si hubiera sido otra persona, los habría reprendido, pero Wen Qinxi inmediatamente dejó su trabajo y se apresuró como un caballero a rescatar a la dama en apuros. Esa dama era Li Menxie, una diosa hermosa y una de las asistentes ejecutivas del comandante en jefe. Ok, Wen Qinxi no lo hacía por el bien de la empresa, sino por el bien de su pequeño hermano, que solo conocía la maniobra de cinco nudillos.
Esperaba que su aspecto encantador y su mente genial le ganaran algunos puntos con una reina de belleza y aunque ella lo rechazara, podría conectarlo con algunas de sus amigas. Saltó emocionado al elevador y presionó el piso más alto posible que llevaba al piso del director, después de eso tenía que ser escoltado a otro elevador con seguridad de grado militar para llegar a la oficina del CEO.
Li Menxie le sonrió mostrando sus hermosos dientes blancos perla y lideró el camino. El IQ de Wen Qinxi cayó drásticamente mientras balbuceaba tratando de iniciar una conversación. —Entonces, ¿cuándo comenzó a darte problemas? —preguntó mientras ella hacía un escaneo de retina para abrir el elevador.
—Desde esta mañana —ella respondió con una sonrisa fija en su rostro que obviamente era forzada pero Wen Qinxi era demasiado denso para captar la indirecta. Estaba algo irritada pero tenía que actuar educadamente para que la ayudara antes de que Qie Ranzhe llegara a la oficina.
—¿Chequeaste si todos los puertos estaban bien conectados porque a veces es tan simple como eso? —preguntó con una dulce sonrisa que normalmente encantaría a cualquier doncella, pero Li Menxie, que había estado constantemente expuesta al aspecto de dios masculino de Qie Ranzhe, se había vuelto inmune a los encantos de cualquier otro hombre. Solo tenía ojos para la gran ballena y le importaba menos el plancton en el mar.
—Si no lo hubiera hecho, ¿te habría llamado? Solo hazlo antes de que llegue el CEO a la oficina —respondió ella sin ocultar más su molestia mientras las puertas del elevador se abrían. Wen Qinxi no era estúpido, se dio cuenta entonces de que había sido engañado para venir y ahora le estaban dando la cold shoulder ya que era demasiado tarde para echarse atrás.
«Supongo que solo somos tú y yo por un rato, pequeño hermano», pensó para sí mismo mientras caminaba hacia su escritorio.