Wen Qinxi se retorcía en su sofá desde que salió de la oficina el viernes. Literalmente estaba echando raíces en su cómodo sofá, bebiendo, comiendo comida chatarra y viendo anime en Nflix sin parar. Fue un fin de semana completo de excesos, solo se levantaba para bañarse o recibir sus pedidos.
No olvidemos maldecir a Qie Ranzhe cada diez minutos. Incluso imprimió una foto tamaño A4 de Qie Ranzhe que había tomado del sitio web de la empresa y lanzaba dardos a ella mientras invocaba mala suerte para su enemigo. ¿Por qué del sitio web de la empresa? Porque el dinosaurio de Qie Ranzhe no tenía cuentas en redes sociales, ni siquiera una página en MySpace.
—Jaja, maldito dinosaurio —se rió Wen Qinxi mientras buscaba en internet las cuentas de redes sociales de Qie Ranzhe.
Por fin había llegado el lunes y Wen Qinxi roncaba en su sofá en una postura para dormir tan incómoda que mejor no hablar de ella. Boca abajo con el trasero en pompa era uno de los extraños hábitos de sueño de Wen Qinxi. Solo se despertó cuando se deslizó del sofá con un golpe fuerte cayendo directamente al suelo.
—¡Qué mierda! ¡Ay... mi pobre trasero! —maldecía mientras se frotaba las partes adoloridas. Con el cabello alborotado y lagañas en sus ojos almendrados, Wen Qinxi entró al baño para refrescarse mientras se rascaba la barriga que comenzaba a formar un pequeño buche.
—¡Ah, mierda! ¡Me estoy engordando! —gritó mientras miraba su vientre—. ¡Es toda culpa de Qie Ranzhe! ¡Ah...! Debería dejar de comer comida para llevar. Se echó agua en la cara antes de lavarla con desgano usando un lavado facial. Mientras se lavaba bruscamente la cara, reflexionaba sobre cómo planeaba pasar el día.
No había tenido vacaciones en mucho tiempo y pasaba sus días festivos trabajando, por lo que siempre le regañaba su madre. —¡Bah! Simplemente pasaré mi día jugando o algo así —dijo en voz alta mientras aplicaba pasta de dientes a su cepillo de dientes electrónico, pero tan pronto como lo puso en su boca recordó algo crítico.
—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! —juró mientras corría hacia su portátil esperando no fuera demasiado tarde. El viernes, mientras realizaba algunas pruebas, descubrió fallas críticas en el sistema que debían resolverse antes de entregar el proyecto, de lo contrario, las consecuencias serían graves. Pero había olvidado mencionarlo ya que inesperadamente lo echaron del equipo antes de que pudiera solucionarlo.
Envío un correo electrónico al jefe de proyecto con un informe detallado sobre todas las fallas que necesitaban arreglo antes de la entrega. Claro, sabía que decirle al jefe de proyecto llevaría a que el hombre se atribuyera el mérito, pero la vida de las personas era más importante y además podría usar el registro de este email para obtener la indulgencia de Qie Ranzhe. Simplemente no les informó cómo solucionarlo porque sabía que cualquiera con sus calificaciones básicas podría resolver el problema.
Satisfecho con el correo electrónico, lo envió antes de regresar al baño para terminar su rutina matutina. A las diez de la mañana, el nerd estaba todo equipado jugando algún juego en línea con algunos de sus amigos hackers.
—Bro, ¿por qué demonios abandonas a un novato como yo? ¡Pensé que me ibas a llevar! —gritó Wen Qinxi a través de su micrófono luchando por maniobrar su avatar en el juego.
—Crece partes de chica y te llevaré, vigila tu espalda que vienen más enemigos —respondió el jugador dos corriendo más lejos de él.
—Mierda, tú chico... —dijo Wen Qinxi antes de ser interrumpido por el sonido de un bip en su teléfono. Presionó sus auriculares instantáneamente contestando la llamada sin quitar los ojos del monitor. —Lo siento, chicos —se disculpó antes de contestar la llamada, pero olvidó apagar su micrófono en el juego.
—Ey Wen Qinxi, el correo que acabas de enviarme, ¿qué pasa con eso? Pensé que todo en Flagship iba bien —preguntó el jefe de proyecto con un tono despectivo.
Wen Qinxi siguió jugando mientras respondía:
—Noté un problema el viernes, arregla eso y funcionará sin problemas en poco tiempo. ¡Ah, mierda, acabo de morir!
—¿Qué? —preguntó el jefe perplejo pensando que este hombre es demasiado vulgar.
—Oh disculpa, estaba jugando. Mm, arréglalo y estará bien. Tengo que irme —contestó colgando el teléfono.
—¿No deberías estar trabajando? ¿Por qué le pides que lo arregle? ¿No es Flagship tu creación? —rumiaba un jugador entrometido.
—Me echaron por cortesía de ese cabrón de Qie Ranzhe —respondió Wen Qinxi con una mirada triste en su rostro.
—¡Vaya, si él supiera que hablas así de él te despediría al instante! —dijo el jugador tres mientras todos estallaban en carcajadas ante su miseria, pero Wen Qinxi no le encontraba la gracia en lo más mínimo.
***
En algún lugar de las oficinas de Gamex, el jefe había terminado de hablar con Wen Qinxi por teléfono y se volvió hacia Xia Bai que ahora estaba al mando de la programación de Flagship.
—¿Encontraste lo que él mencionaba? —preguntó el jefe con un tono escéptico.
Xia Bai se giró en su silla de oficina y negó con la cabeza:
—No, pero si Wen Qinxi lo vio, entonces debe estar ahí. Es un dios en esto —contestó mientras volvía a su monitor—. Llámalo para que lo arregle.
—Olvidalo, solo está causando problemas —dijo el jefe antes de salir de la habitación.
—Bueno, se va a arrepentir de eso —dijo Hei Bao, el tercer programador del equipo. Ambos asintieron en acuerdo, Wen Qinxi era de hecho el mejor entre ellos, pero su experiencia estaba ensombrecida por esos estúpidos rumores.
Quienquiera que los hubiera empezado quería hundir el barco de Wen Qinxi antes de que incluso zarpara.