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Shen Nianzu apenas había entrado a la habitación cuando Jin Jiuchi lo atacó sorpresivamente por detrás, causándole un tropiezo hacia adelante. Jin Jiuchi cerró la puerta de una patada y enterró su rostro en el cabello de Shen Nianzu, inhalando profundamente su aroma único —Nian'er…
La ira de Shen Nianzu se disipó rápidamente como burbujas de jabón en el agua cuando escuchó lo miserable que sonaba Jin Jiuchi. Suspirando, caminó hacia el interior de la habitación, su mirada escaneando inconscientemente los alrededores mientras arrastraba a un cierto husky pegajoso consigo. Colocó la bolsa de comida para llevar en la mesa baja y palmeó el tonificado brazo de Jin Jiuchi —¿Cómo te sientes ahora?
—Todavía con náuseas... —murmuró Jin Jiuchi.
