Un guardia condujo a Karl por el pasillo hasta una habitación que contenía una amplia ducha y bañera, más un vestidor y algunas opciones más de ropa.
—Nosotros tocaremos la puerta quince minutos antes de la cena. Avísanos si necesitas algo antes de eso, estaremos afuera de la puerta y hay un criado disponible en caso de que requieras asistencia —explicó el guardia.
—Gracias, les haré saber si falta algo.
El guardia cerró la puerta y Karl se dirigió hacia la ducha.
Estaba equipada con una docena de distintos geles para el cuerpo, champús, cepillos, estropajos e incluso un surtido de recortadoras. No había mucho que no pudiera hacer para presentarse adecuadamente, así que Karl comenzó de inmediato a recortar su barba y a cortarse el pelo.
El área del lavamanos tenía espejos ajustables, por lo que incluso podía ver la parte trasera de su cabeza en el reflejo, y el proceso avanzaba mucho más rápido de lo esperado.