Una vez terminados los informes, el Clan de la Hoja Mágica los recopiló y los puso en una carpeta para entregárselos al Grupo de Comando regional.
—Bien, eso está hecho. ¿A qué hora tienes que estar en línea? —preguntó el líder de los Espadas Mágicas.
—Hoy tenemos el día libre. Solo decidimos venir a relajarnos con los demás, así no tendríamos que ir tan lejos si sonaba una alarma. Nuestro lugar para dormir está a unas decenas de metros fuera del campamento principal —explicó Karl.
El Espadachín asintió, y Karl escuchó el crujido de su armadura bajo su túnica.
—¿Tienes alguna conexión con la Nación de las Bestias Divinas? No me sorprendería si hubieran mostrado interés en un Élite con tus habilidades particulares —preguntó.
Karl negó con la cabeza. —Nunca he ido por allá. Sin embargo, dos de mis bestias vienen del sur, en las Tierras Salvajes.