Dominik miraba fijamente el techo de la habitación del hotel, su mente una yuxtaposición de paz y caos. Estaba en paz ahora que estaba unido a su compañera. Podía sentir una parte de ella dentro de él, su contentamiento infiltrándose en él mientras ella dormía sobre su pecho.
Pero su cerebro se negaba a apagarse. Antes del vínculo, pensaba que sabía qué esperar. Había visto a Raphael con su vínculo, y había estado cerca de otros compañeros unidos, pero su realidad era completamente diferente.
Ahora, estaba considerando cada situación posible, planificando la mejor manera de mantener a su compañera a salvo del mundo.
—Es... interesante, ¿verdad? —preguntó Raphael. El Alfa estaba de pie en la puerta, su enorme hombro apoyado contra el marco mientras observaba a los ocupantes en la cama.
Dominik se tensó; había estado tan perdido en sus pensamientos que no había oído ni siquiera abrir la puerta, mucho menos registrar una amenaza potencial.