Caleb apretó la mandíbula, sus ojos se estrecharon sobre Garrett. El lobo tenía suerte de que lo necesitara para rescatar a Addy, de lo contrario encontraría una forma divertida e inventiva de matarlo.
—¿Puedes sentir su vínculo con Raphael? —gruñó mientras imaginaba sacar los ojos del cambiante frente a él—. ¿Quién eres?
—¿No quieres adivinar? —llegó la voz divertida del otro extremo del teléfono—. Soy el que está en la cama con Problema.
Caleb apretó el teléfono celular en su mano tan fuerte que el aparato amenazaba con romperse.
—¿Problema? —gruñó Caleb entre dientes.
—Sí, —ronroneó el otro tipo, y Caleb pudo escuchar el suspiro contento de Addy a través del teléfono. No le molestaba tanto como había pensado que lo haría.
—Eres un compañero, ¿verdad? —suspiró Caleb, cerrando los ojos y dejando caer los hombros—. ¿Quién eres?