—¿Estás bien, o necesitas que te lleve a casa? —preguntó Caleb, observando a Lily mientras Dominik y Damien salían de la sala. El segundo hermano, el que originalmente estaba arriba con ella, entró silenciosamente al salón, ocupando el espacio entre Brandon y su amigo.
Brandon y el hombre a su lado se enderezaron, sus cuerpos tensos ante la mera sugerencia de que Lily no quisiera que ellos la llevaran a casa mientras el recién llegado estaba allí impasible.
—Estaré bien. Son molestos y nunca parecen saber cuándo cerrar la boca, pero estoy segura con ellos —sonrió Lily.
Hubo un gruñido bajo proveniente del hombre no relacionado con ella, pero a diferencia de antes, ella pudo ignorarlo.
—Si eso cambia alguna vez, ven a buscarme —respondió Caleb, entregándole una tarjeta justo antes de dejar la sala.