Me desperté esa mañana en un nido de pura piel negra.
Desde el Desafío Luna, mi ratón ha dormido con nuestras parejas en forma cambiada. Anoche, supongo que quería dormir encima de Dominik, el aroma de los árboles y el bosque nos arrullaba para dormir.
Las patas de mi ratón se flexionaban en su espeso pelaje, llegando a hundirse en su suave subcapa y arrancando mechones de pelo.
—¿Cómodo? —murmuró una voz profunda en mi mente. Sabía que el lobo de Dominik me estaba hablando, pero aun así me resultaba un poco extraño oír otra voz dentro de mi cabeza aparte de la de mi ratón.
Mi ratón asintió felizmente con la cabeza como un pollo antes de levantarse, dar algunas vueltas en círculo y luego volver a tumbarse donde su pata trasera se encontraba con su estómago. Él también estaba acurrucado en bola; Lucien estaba cerca de su cabeza mientras el aliento de Damien me rozaba mi propio pelo.
Infierno, incluso había un cuervo negro durmiendo entre Dominik y Damien.