Javir estaba de pie junto a la ventana de su despacho, su mirada fija en los extensos terrenos de la Academia de Syux.
El sol tempranero lanzaba un resplandor dorado sobre los cuidados céspedes y las altas torres, una vista que nunca dejaba de cortarle la respiración. Sin embargo, hoy había algo más en lo que pensaba, además de la belleza exterior de la Academia.
Sus pensamientos se desviaron hacia Melisa, la joven chica nim que había trastocado por completo su mundo.
—Debería estar en su primera clase ahora mismo —Javir se dio cuenta, echando un vistazo al reloj de la pared—. Me pregunto cómo le irá. Probablemente encantando a todos. Con suerte.
El sonido de la puerta de su despacho abriéndose lo sacó de sus cavilaciones. Dado que la persona no se molestó en llamar o algo por el estilo, Javir pudo adivinar quién era.
Se giró, levantando una ceja al ver a la directora misma entrando con paso firme en la habitación.