Melisa se apretó contra la pared, con los ojos muy abiertos mientras veía avanzar a Javir. El aire a su alrededor parecía espesarse, crepitando con energía mágica.
Las manos de Javir comenzaron a moverse, sus dedos tejiendo múltiples patrones intrincados en el aire. Sus labios se movían igual de rápido, murmurando encantamientos mientras mantenía sus ojos fijos en el atacante.
El asesino imitaba sus acciones, sus propias manos girando en el aire mientras cantaba sus propios hechizos.
De repente, un rayo azul salió de las yemas de Javir. El atacante levantó una barrera brillante, el hechizo explotó contra ella en una lluvia de chispas. Sin perder el ritmo, la mujer encapuchada contraatacó, enviando una ola de fuego hacia Javir.
Javir se hizo a un lado. Las llamas pasaron inofensivamente por el aire donde ella había estado parada un momento antes.