—No... No entiendo —dijo Alicia, su voz temblorosa—. ¿Programa de Selección de Otra Vida? ¿Qué es todo esto?
La voz habló de nuevo, su tono suave y tranquilizador.
—Tú, Alicia, has sido seleccionada para una segunda oportunidad. Una oportunidad de vivir una vida mucho más plena que la que dejaste atrás.
—Oh, pero... Mi vida... no era tan mala —murmuró ella, más para sí misma que para la voz incorpórea—. Quiero decir, claro, a veces era un poco solitaria, y tal vez no tenía tantos amigos como me hubiera gustado, pero...
—Alicia —la voz interrumpió, su tono firme pero no cruel—. Se te ha dado una oportunidad increíble. Una oportunidad de empezar de nuevo, de moldear tu destino de maneras que nunca podrías haber imaginado. ¿No quieres tomarla?
Alicia se animó en ese momento.
—¿Qué... qué quieres decir?
—Te concederé tres deseos —dijo la voz, y Alicia podría jurar que escuchó una sonrisa en sus palabras—. Tres deseos relacionados con tu nueva vida. Piensa cuidadosamente, Alicia. ¿Qué tipo de vida quieres llevar?
La mente de Alicia se aceleró, mil posibilidades destellando a través de sus pensamientos.
[Tres deseos, ¿eh? Bueno, si esto es algo así como un anime de la vida real, entonces, sé qué desear.]
Había visto suficientes de esos para conocer el procedimiento. El protagonista, generalmente un tipo de perdedor (como ella), es transportado a un mundo de fantasía y se le conceden poderes o habilidades increíbles. Habilidades tramposas, las llamaban.
—¡Deseo habilidades tramposas! —exclamó Alicia—. Como, súper fuerza, y poderes mágicos, y-y quizás un harén de chicas hermosas que se enamoren de mí, y...
—Espera, espera, espera —la voz la interrumpió, con un tono de diversión—. Así no es como funciona. Tus deseos deben pertenecer al tipo de vida que quieres llevar, no a las habilidades que posees.
Alicia se desinfló, su emoción se esfumó tan rápidamente como había llegado.
—¿Qué? ¿No puedo pedir habilidades tramposas?
—Por supuesto que no. Sería injusto para el mundo al que te envían. Además —añadió la voz— tener el conocimiento de esta vida es una 'trampa' en sí misma.
[Supongo... Pero, ¿cuál es el punto de reencarnar si no puedes ser increíblemente poderoso?]
Pero mientras reflexionaba sobre las palabras de la voz, un tipo diferente de emoción comenzó a apoderarse de ella.
Si esta era una oportunidad para empezar de nuevo, para construir una vida de la que pudiera estar orgullosa...
[Está bien, Alicia,] pensó para sí misma, tomando una respiración profunda. [Piénsalo bien. ¿Qué es lo que realmente quieres de la vida? ¿Qué te haría feliz?]
Imágenes pasaban por su mente. Riendo con amigos, compartiendo historias mientras bebían. Tomando de la mano a una chica hermosa, sus corazones latiendo al unísono.
Había mucho que no había hecho en su vida anterior. Mucho que deseaba haber hecho.
Pero, sobre todo, solo quería que esta nueva vida tuviera sentido.
Esa había sido la peor parte de su vida anterior. Despertar, trabajar, dormir. Despertar, trabajar, dormir. El mismo proceso, día tras día, durante varios años.
Lo odiaba.
«Cualquier cosa menos eso», pensó. «CUALQUIER cosa menos eso.»
—Y, lo puedes tener —le dijo la voz—. Sé tan egoísta con estos deseos como quieras. Aunque, ten en cuenta, todo lo que puedo hacer es hacer posible tus deseos. Dependerá de ti cumplirlos. ¿Cómo dice el dicho en tu mundo? Puedo abrirte la puerta, pero dependerá de ti cruzarla.
Alicia asintió.
Y entonces, algunos deseos vinieron a su mente. Deseos que tiraban de su corazón.
—Deseo... —comenzó Alicia, su voz volviéndose más fuerte con cada palabra—. Deseo una familia que me acoja, sin importar qué. Una familia que me ame y me apoye, incluso cuando me equivoque o no cumpla con sus expectativas.
Se detuvo, respirando hondo.
—También deseo el potencial de ser una persona importante. Alguien que realmente pueda hacer una diferencia en el mundo, ¿sabes? No quiero ser solo otro engranaje en la máquina.
Alicia vaciló por un momento, sonrojándose de embarazo.
—Y por último, yo... deseo conocer a muchas, muchas mujeres que puedan enamorarse de mí.
...
Hubo un compás de silencio, y entonces Alicia se apresuró a explicarse.
—Yo-Yo sé que suena un poco superficial, pero... nunca encontré el amor en mi vida pasada. No quiero cometer el mismo error dos veces. Quiero encontrar tanto amor como sea posible en este nuevo mundo, incluso si eso significa ser un... un... un poco...
La voz se rió suavemente, un sonido como campanillas tintineando.
—No hay vergüenza en buscar amor, Alicia. Es una necesidad humana fundamental, y una que a muchas personas se les niega. Tus deseos están concedidos.
Alicia soltó un suspiro de alivio.
¡POR FIN, LAS TELARAÑAS SERÍAN LIMPIADAS!
—Gracias —susurró, lágrimas asomando en los rincones de sus ojos—. Muchas gracias.
—Tu nueva vida ha sido determinada —dijo la voz, su tono volviéndose más distante—. Adiós, Alicia. Que encuentres la felicidad y la plenitud que buscas.