Dominique no sabía cuánto tiempo había estado sentado en la entrada del ático de Athena. Su mente había estado ocupada con el recuerdo de los momentos que había compartido con Sabrina en el pasado. No se molestó en mirar la hora.
Finalmente, decidió comprar cervezas en la tienda de conveniencia cercana antes de regresar a su lugar anterior. Estaba tan decidido a ver a Athena. Además, se sentía tan perdido como si no tuviera a dónde ir para satisfacer su anhelo por Sabrina.
Sosteniendo una cerveza en lata en la mano, Dominique observaba distraídamente el suave brillo de las farolas frente a su lugar. Sus pensamientos se agitaban con diferentes emociones.
—¿Qué debo hacer ahora? Si Sabrina estuviera viva, estoy seguro de que no querría volver a verme nunca. Pero ¿y si Athena es Sabrina? ¿Ha vuelto por venganza? ¿Y qué hay de Aaron? ¿Realmente tiene algo que ver con ella? ¿Es nuestro hijo?— se preguntaba Dominique con incertidumbre.