—¿O quizás prefieras pasar la noche aquí conmigo, Sr. Smith?
Athena intentó tentar a Dominique, observando cuidadosamente sus reacciones. Esperaba que él se apartara, pero para su sorpresa, él continuó sosteniéndola, acercándose hasta que su cuerpo se cernió sobre ella. Una de sus manos sujetó su cintura.
Ella estaba atrapada entre la pared y el cuerpo de Dominique. Su rostro estaba a solo unos centímetros del de ella.
—¿Estás jugando con fuego conmigo, Athena? —preguntó Dominique con su penetrante mirada.
Sus ojos cayeron inconscientemente en sus labios besables. No podía negarlo, pero estaba cautivado por esta seductora.
Tan mucho como quería alejarse, su cuerpo no le obedecía. No importa cuánto intentara ignorar esta creciente atracción, se encontraba siendo atraído hacia ella como si hubiera un imán que lo jalara hacia Athena.