Enzo despejó su mente mientras sumergía su cuerpo en el agua. Se sintió mejor cuando las gotas frías tocaron su piel. No sabía cuánto tiempo había estado allí, simplemente lavando su estrés y preocupación.
Después de refrescarse, Enzo se envolvió la toalla alrededor de la cintura y echó un vistazo a su reflejo en el amplio espejo. Dio un profundo suspiro al recordar su encuentro con Lanny.
—Espero que ya se haya ido —murmuró Enzo para sí mismo, pasando sus dedos por su cabello mojado.
Después de un rato, salió del baño. Pero se sorprendió al ver a Lanny apoyada en el armario, bloqueando su paso. Ella tenía una sonrisa juguetona en su rostro mientras lo observaba de arriba abajo.
—Hmm. Señor Williams, ¿por qué sigue frunciendo el ceño? ¿No se refrescó después de bañarse? Todavía parece malhumorado —Lanny lo provocaba mientras trazaba lentamente sus pasos hacia él.