Dominique apretó el reposabrazos con fuerza, apretando los dientes para sofocar su gemido. Jadeó mientras Atenea seguía bombeando y exprimiendo su pene con ambas manos.
Dominique echó la cabeza hacia atrás mientras saboreaba la sensación electrizante que le proporcionaban sus manos.
—¿Dom? ¿Estás ahí? —Atenea podía oír la voz de Sasha proveniente del teléfono que ahora yacía en el suelo.
No pudo evitar regocijarse al saber que lentamente estaba vengándose de Sasha. Ella estaba haciendo lo mismo con Dominique, besuqueándose en su oficina mientras su esposa estaba al teléfono.
'Supongo que hicieron cosas peores que esta a mis espaldas. Follando a Sasha aquí... o incluso en los hoteles durante sus viajes de negocios y fuera de la ciudad.' La imaginación desbordante de Atenea corría por su mente en esos momentos.
Aunque no los cazó en el acto, Atenea estaba segura de que Sasha y Dominique la habían hecho una tonta, follando uno con el otro a sus espaldas una y otra vez.