La mañana siguiente...
Enzo se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Se frotó las sienes y se sentó un momento. Miró a su alrededor en la cama y los recuerdos de la noche anterior seguían inundando su mente.
—¡Maldición! Lo que he hecho... —murmuró Enzo, cubriéndose la cara.
Recordaba todo: lo que había ocurrido en el Club V y el momento apasionado con Lanny la noche anterior.
De repente, Enzo saltó de la cama y salió corriendo para ver a Lanny. Ella ya no estaba en su cama cuando él abrió los ojos, pero su dulce aroma aún se percibía en su habitación.
¡Bam!
El sonido de la puerta al cerrarse con golpe resonó en la casa.
—¡Lanny! —llamó.
Ella estaba preparando el desayuno cuando escuchó la voz de Enzo. Al girarse, vio su expresión preocupada y culpable.
—Lo siento mucho por lo de anoche —dijo sin terminar.
—¡Enzo, para! —Lanny lo interrumpió rápidamente.
Enzo frunció el ceño mientras la miraba confundido.