—¿Cómo está ella? —preguntó.
—El doctor dijo que la cirugía fue exitosa pero necesitan seguir observándola y si no despierta dentro de setenta y dos horas entonces la posibilidad de que caiga en coma es alta, solo podemos empezar a visitarla mañana —dijo Sang Xiu con una sonrisa triste al verlo.
—Gracias por salvar a mi hija. Si ella nunca te hubiera conocido entonces estaría muerta, Bai Jian nunca habría asignado a alguien para seguirla siempre y nunca le habría dado su sangre, así que gracias por entrar en la vida de mi Meiyi —dijo Sang Xiu mientras lo abrazaba.
—Soy yo quien debería estar agradecido por haber entrado en mi vida. ¿Dónde está Bai Jian? —dijo Fu Mingze, separándose delicadamente de ella..
—Estuvo aquí para donar sangre al hospital en caso de que la necesitaran para una emergencia —dijo Sang Xiu mientras limpiaba las lágrimas de su rostro.
—Quédate aquí, iré a buscarlo —dijo Fu Mingze, asintiendo.
Sang Xiu asintió y lo observó mientras se alejaba.
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