Mauve la miró fijamente y dijo:
—No te sorprendas tanto. Tú fuiste quien dijo que estaba comenzando a verse pálida.
—Oh, por supuesto —respondió Vae, el alivio en su rostro era evidente.
Mauve frunció el ceño:
—¿Qué estabas pensando?
—Nada. ¿Quieres salir ahora?
—Sí, antes de desvestirme para dormir. Quería estar bajo el sol por un momento.
—¿Se lo has dicho al Rey Vampiro? —preguntó Vae.
—No —respondió Mauve y bajó la cabeza—. No quiero causar problemas y solo estaré afuera unos minutos. —Giró las manos—. Me preguntaba si conocías alguna puerta trasera.
Vae parecía horrorizada:
—¿Quieres salir a escondidas?
—Vae —los ojos de Mauve se convirtieron en ranuras—. No lo hagas sonar como si quisiera huir. Es solo un breve paseo bajo el sol, estar de pie —explicó—. No quiero molestar a nadie y no quiero usar la puerta principal.
Vae inclinó la cabeza: