—¡Princesa! —gritó Vae mientras se apresuraba a su lado.
Mauve levantó la cabeza de su palma y se aferró a su doncella, sollozando.
—¿Qué sucede, princesa? —preguntó Vae, frunciendo el ceño con confusión y preocupación.
—Puede que haya cometido un pecado grave y los dioses estén contra mí —Mauve lloraba en sus brazos.
Las cejas de Vae se arquearon en confusión.
—¿A qué te refieres princesa?
Mauve lanzó la sábana que había usado para cubrirse, exponiendo su desnudez ante Vae. Un grito salió de la boca de la doncella.
—Oh, princesa —dijo, luego abrazó a Mauve más fuerte—. No puedo creer que el vampiro Rey realmente haya estado contigo —se notaba la alegría en su voz.
—Hay algo malo en mí —murmuró Mauve, con lágrimas corriendo por su rostro. Apenas había escuchado lo que Vae había dicho.
Vae sostuvo su cara con las palmas y Mauve abrió los ojos para ver a Vae mirándola fijamente. Vae tenía una gran sonrisa en su rostro.