El descomunal núcleo de maná de Bassena Vaski ya era de conocimiento común desde su primer juicio claro, y solo se consolidó más con su rápido ascenso en la torre.
Para los esper, el maná era como una batería. Cuanto más grande su núcleo de maná, más maná tenían, más tiempo podían luchar. Se traducía en poder, y luego... miseria.
Proporcional a su destreza era la desventaja. Cuanto mayor su núcleo de maná, más tiempo tomaba limpiar la corrosión interior. Y con Bassena, había un bono adicional.
Su oscuridad.
El poder otorgado a él por el Portador de la Serpiente, el poder que lo llevó a la mayor altura, a convertirse en el más joven de clase Santa. Ese poder, que mantuvo a muchas personas seguras, había mantenido a muchos guías en pesadillas.