Siempre era lo más difícil cuando no tenías idea de qué hacer mientras alguien a quien querías pasaba por algo.
Bassena sabía, por la oscuridad que cubría esos ojos azules normalmente brillantes, que Zein estaba de nuevo en su espacio negativo. Pero este era un tema del que Bassena no podía hablar a menos que Zein empezara a abrirse primero, así que todo lo que podía hacer era sentarse allí, debatiendo si podía al menos preguntar si el hombre estaba bien, solo para retraerse porque no quería que Zein se cerrara aun más.
—Estoy bien —dijo Zein, de repente. Bassena había estado mirando tanto que el esper podría también haber plasmado todas sus preocupaciones. —Solo déjame pensar solo por un rato.
—...de acuerdo —Bassena desvió su mirada hacia el frente, hacia el cielo oscureciéndose que parecía hacer todo más sombrío de lo que se suponía. Porque sabía que Zein mentía. El guía no estaba bien.