Hazel Haynes comió algunos bocados más hasta que no pudo comer más.
Debido a su embarazo, no tenía mucho apetito.
Al ver que no comía más, Chase Black preguntó con preocupación —¿Por qué no comes más?
—Ya estoy llena.
—Mami, ¿no vas a comer este pastel? —Arthur Haynes señaló el pastel y preguntó.
Hazel apenas logró obligarse a comer un pequeño pedazo del pastel.
—Ustedes pueden comérselo —dijo Hazel mientras acariciaba la cabeza de Arthur.
—Entonces se lo llevaré a Mia para que se lo coma. Ella adora los pasteles.
—Está bien, recuerda cepillarte los dientes después de cenar. De lo contrario, tendrás que ir al dentista si te salen caries y dolerá.
—¡Entendido, mami!
Hazel se sintió un poco culpable. Todo lo que quería era que Chase se fuera rápido.
—Estoy un poco cansada ahora, ¡creo que me voy a dormir!
Cuando Chase escuchó esto, no sospechó nada más. —¡Entonces descansa bien! ¡Yo llevaré a los niños de vuelta primero!
—¡Está bien! Lo haré.
—Aiden, Arthur, vámonos.
