La lucha seguía y ya había desarmado a Erik varias veces y también lo había hecho caer varias veces.
Cuando sintió que había aprendido lo que quería aprender de esta lucha, lanzó su palo a Axel, quien parecía realmente complacido, y se lanzó sobre Erik.
Éste último se sorprendió por su comportamiento y perdió la concentración, dejándole la apertura perfecta; Kevin lo desarmó de nuevo con algunos movimientos rápidos pero no se detuvo ahí, lo hizo caer de rodillas y bloqueó su cabeza con el agarre de sus brazos.
El juego había terminado para Erik, si movía el cuello podría romperlo y lo sabía sin duda alguna.
Erik le dio unas palmadas en el brazo y dijo:
—¡Me rindo!
Una vez que Kevin lo soltó, la multitud gritó entusiasmada y todos vinieron a felicitarlos por esta gran lucha.
Cuando todos se habían ido a su propio entrenamiento, Erik exclamó:
—¡Maldición Kevin, eres increíble!