—Será mejor que abran esta puerta ahora mismo o dejaremos que su Señorita se avergüence justo aquí en la puerta y dejaremos que todos la miren ya que solo lleva un vestido de noche... —Wei Tang tampoco le importaba, era más grosero e impaciente cuando se trataba de gente estúpida.
—¿De qué Señorita hablas? ¡Vete! Esta puerta no se abrirá... —El portero lo espantó, y el otro guardia que estaba sentado al lado de Zhan Shan agarró un poco de agua fría que era su agua de beber y se la roció en la cara, despertándola bruscamente.
—¿Qué crees que estás haciendo? ¡Insolente! —Zhan Shan gritó, pero el guardia le sostuvo la mano y la arrastró fuera del coche.
Zhan Shan todavía estaba confundida y no sabía que habían llegado... una de sus manos se aferraba a la manija del coche sin planes de ser arrastrada así nomás.
—Suéltame... ¿qué crees que estás haciendo? —gritó maniáticamente mientras la gente que estaba cerca comenzaba a acercarse para saber qué estaba pasando.