—¡Aiden Hawk! ¿Cómo pudiste permitir que esto ocurriera? Se suponía que debías cuidarla, no estresarla hasta el punto de desmayarse. ¿Qué has estado haciendo? ¿Por qué ocurrió esto? ¿No la alimentaste bien? ¿Cómo puede ella...
Serena recuperó lentamente la conciencia, pero incluso en la niebla de la inconsciencia, su mente luchaba por unir fragmentos de recuerdos. El sonido de la abuela regañando a Aiden era como música para sus oídos, no porque estuviera dirigido a Aiden, sino porque la hacía sentir segura, casi cálida. Era reconfortante saber que alguien se preocupaba por ella. Si tan solo hubiera tenido a alguien así cuando despertó por primera vez en el hospital... Era una sensación que no había experimentado en mucho tiempo, desde que se despertó sola en esa estéril habitación del hospital, con alguien tramando matarla.