—Ella tomó un sorbo de vino tinto y dijo en el altavoz del teléfono:
—Escuché que Huian también ha despertado. Parece que necesito enviarle un regalo de felicitación.
—No es necesario —rechazó Luo Qingling en seguida—, había una razón por la que a menudo se mantenía a la defensiva con Shi Meifeng.
La mujer era demasiado complicada para que ella pudiera entenderla. Además, había algo en Shi Meifeng que ponía a Luo Qingling la piel de gallina.
Cerró los ojos y cruzó su brazo libre frente a ella antes de girarse para mirar por la ventana a su izquierda. —Huian sigue siendo inexperta, si la alabas me temo que la pobre chica terminará subiéndosele los humos a la cabeza.
Una carcajada vino del otro extremo de la llamada, y Luo Qingling sintió escalofríos por todo su cuerpo al escuchar a Shi Meifeng decir:
—¿Cómo puede ser? Ella es de la Familia Luo, supongo que puede permitirse tener los humos un poco subidos a menos que tu papá haga algo más trágico.