Al final, Jeffrey aceptó la oferta de Selina, en parte porque había recibido un golpe mental tan fuerte que no podía pensar con cordura y la otra parte era debido a un sueño que tuvo unos días después.
En ese sueño, conoció a la Diosa de la Noche, Nyx, quien afirmaba que era la creadora de todos los vampiros. La Diosa venía portando las nubes con lágrimas de cristal deslizándose por sus mejillas, llenas de profunda tristeza y dolor. —Mi hijo más querido, Raphael, está muriendo. Su tiempo ha llegado pero... si continúa así, eventualmente entrará en frenesí y destruirá el mundo. Guerrero elegido, te imploro, por favor detenlo.
La luz envolvió a Jeffrey y una espada descendió del cielo acompañada por una cacofonía de relámpagos, su hoja era negra como la pez, ni siquiera la luz podía reflejarse allí. Cada pulgada de la hoja exudaba un aura sagrada, tan devota que Jeffrey no podía soportar mirarla directamente.