—Alfa... —Lu Yizhou lo miraba oscuramente. Su gran palma empezó a acariciar la cola de Oliver desde la base hasta la punta donde la hizo vibrar con su pulgar. En un instante, Oliver vio estrellas y sus ojos casi se volvieron hacia atrás. La cola se suponía que era una zona privada para los gatos y él no estaba excluido. Sus caderas se arquearon, pero no podía bajar su cuerpo porque Lu Yizhou le agarraba la cola. El tormento casi lo volvía loco —¡P—Para, acabo de venir! ¡No puedo...!