—Llámame —Natha se inclinó para besarme, con las manos en mi cintura, ya vestido con elegancia en su atuendo formal.
—Oh, esto parecía una escena de drama o algo así. Susurré un vale, y luego él se dispersó en plumas negras después de besarme la frente otra vez. Me quedé en el balcón por un rato, saboreando su temperatura residual y recogiendo una pluma negra del suelo.
—Cómo decirlo, tenía ganas de reír como una colegiala después de ver a su amor platónico. Me sentía tonta y alegre, y quería disfrutar de esta sensación todo el día.
—Pero tenía tarea que hacer.
—Recordar a la chica autora y reencender mi odio hacia el reino me hizo pensar en la novela una vez más. La había estado ignorando porque ya no parecía relevante después de recibir el Amrita y encontrar mi hogar en la Guarida de Natha.