Los meses de entrenamiento en su hogar subterráneo habían transformado a Ryo. La decisión de modificar sus células había dado frutos; ahora, tenía la apariencia de un adolescente de 15 años, lo que le otorgaba no solo un cuerpo más fuerte, sino también una mente más aguda y centrada. Sin embargo, Ryo sabía que el verdadero desafío apenas comenzaba. La ambición ardía en su interior, y con ella, un deseo de poder que lo llevaría a la cima del mundo ninja.
Con el sello de gravedad activo, cada movimiento se convirtió en un ejercicio de resistencia. La presión en su cuerpo aumentaba, pero eso solo intensificaba su determinación. Ryo se embarcó en un entrenamiento exhaustivo, combinando ejercicios de fuerza, agilidad y velocidad. Cada día, sus clones se dispersaban por su espacio mental, realizando diferentes tipos de ejercicios. Algunos entrenaban su resistencia corriendo en círculos, mientras que otros trabajaban en la precisión de sus movimientos.
Ryo se enfocaba en el Taijutsu Uchiha, el arte de la lucha sin armas que enfatizaba la velocidad y la precisión. Practicaba movimientos fluidos, ensayando combos de patadas y puñetazos que se sentían como un baile, cada uno cuidadosamente diseñado para fluir hacia el siguiente. Mientras tanto, en su espacio mental, se proyectaba enfrentando a múltiples oponentes, imaginando cómo esquivarían sus ataques y replicando sus movimientos para anticipar sus reacciones. Este enfoque le permitía perfeccionar su técnica, convirtiendo la teoría en práctica.
Bajo la presión del sello de gravedad, Ryo comenzó a incorporar elementos de otros estilos de combate, combinando los principios del Karate, el Judo y el MMA. Esto le permitió diversificar su arsenal de movimientos, convirtiéndose en un luchador más impredecible. Cada día, se desafiaba a sí mismo a aumentar la velocidad y la fuerza detrás de cada golpe, visualizando su cuerpo como un arma, una extensión de su voluntad.
Recorría el espacio mental realizando sentadillas, flexiones y abdominales, sintiendo cómo la fatiga se acumulaba en sus músculos. Sin embargo, en lugar de rendirse, encontraba fuerza en el dolor. Sabía que el crecimiento venía de los momentos más difíciles, y se empujaba más allá de sus límites, sintiendo su chakra fluir a través de él, alimentando su determinación.
Mientras su cuerpo se transformaba, su mente también se expandía con nuevos conocimientos. Los clones de Ryo se habían dispersado por su espacio mental, absorbiendo y perfeccionando diversas técnicas de ninjutsu elementales. Con el tiempo, había comenzado a ejecutar las técnicas sin necesidad de sellos de mano, una hazaña que requería concentración y maestría en la manipulación del chakra.
Katon (Elemento Fuego):
1. Katon: Hōsenka no Jutsu - Disparó múltiples pequeñas bolas de fuego que explotaban al contacto.
2. Katon: Ryuuka no Jutsu - Invocó un dragón de fuego que perseguía al enemigo.
3. Katon: Kaen Senpuu - Creó un torbellino de fuego que arrasó todo a su paso.
4. Katon: Karyuu Endan - Lanzó un poderoso rayo de fuego en línea recta.
5. Katon: Enkou no Jutsu - Generó una ola de llamas que avanzó hacia el enemigo, quemando todo a su paso.
Suiton (Elemento Agua):
1. Suiton: Suiryuu no Jutsu - Invocó un dragón de agua que atacó al enemigo.
2. Suiton: Suirō no Jutsu - Creó una prisión de agua que atrapó al enemigo.
3. Suiton: Mizu Bunshin no Jutsu - Creó clones de agua que atacaron al enemigo.
4. Suiton: Daibutsu no Jutsu - Convocó un gran Buda de agua para protegerse o atacar.
5. Suiton: Teppoudama - Disparó bolas de agua a alta velocidad hacia el enemigo.
Fuuton (Elemento Viento):
1. Fuuton: Daitoppa - Lanzó una poderosa ráfaga de viento que empujó al enemigo.
2. Fuuton: Kaze no Yaiba - Creó espadas cortantes hechas de viento que atacaron al enemigo.
3. Fuuton: Kamikaze - Generó un viento cortante que dañó a múltiples enemigos.
4. Fuuton: Tenkū no Kaze - Manipuló el viento para levantar objetos y desestabilizar al enemigo.
5. Fuuton: Jūryoku no Kaze - Creó un campo de gravedad que afectó a los enemigos en su área.
Raiton (Elemento Rayos):
1. Raiton: Raikou Shippuu - Lanzó un ataque que combinaba electricidad con viento.
2. Raiton: Jibashi - Generó un poderoso rayo que atacó al enemigo.
3. Raiton: Raijin no Ikazuchi - Lanzó un potente trueno que impactó en un área específica.
4. Raiton: Inazuma no Jutsu - Desató múltiples rayos que cayeron sobre el enemigo.
5. Raiton: Raitoningu Kame - Creó un escudo eléctrico para protegerse y contraatacar.
Ryo había logrado hacer que sus clones perfeccionaran estos jutsus, y ahora era su turno de dominarlos sin esfuerzo. La sensación de poder que le brindaba realizar estas técnicas sin sellos de mano era indescriptible, como si cada uno de sus movimientos estuviera alineado con su propia esencia.
Mientras entrenaba, el recuerdo de su vida pasada en el mundo normal lo inspiraba. Recordaba los momentos clave de Dragon Ball, donde los guerreros empujaban sus límites más allá de lo imaginable. Ryo se imaginaba en esos combates épicos, moviéndose con agilidad sobrehumana y desatando ataques devastadores. A medida que su cuerpo se adaptaba al nuevo entorno, comenzó a desarrollar un enfoque más filosófico hacia la lucha. Cada victoria sería un paso hacia su verdadero poder, y cada derrota, una lección que lo haría más fuerte.
La figura del asesino Hit emergió en su mente como un ideal a alcanzar. Su enfoque en el golpe mortal, donde cada ataque contaba, resonaba profundamente con Ryo. Empezó a estudiar movimientos que le permitirían ejecutar ataques precisos y letales, uniendo las técnicas de Taijutsu con su potencial como shinobi. No solo quería ser un luchador formidable; quería ser un depredador en el campo de batalla.
Durante sus largas horas de entrenamiento, Ryo comenzó a desarrollar una ideología más profunda. Reflexionaba sobre el significado del poder, el amor y el odio. Comprendía que el poder podía ser tanto una bendición como una maldición. Si deseaba proteger lo que le importaba, debía ser lo suficientemente fuerte como para enfrentar cualquier amenaza, pero también debía ser consciente de la línea que separa la justicia de la tiranía. Esta dualidad lo guiaba, moldeando su visión del mundo y su enfoque hacia los demás.
Al final del día, exhausto pero satisfecho, Ryo se sentó en su espacio mental. La imagen del dragón de fuego danzaba en su mente, y mientras meditaba, comenzó a visualizar su futuro. Se imaginó como un maestro de la batalla, un ser de poder absoluto que podía dominar a cualquier oponente. La oscuridad que lo rodeaba no lo asustaba; al contrario, la abrazaba. Su ideología se consolidaba, afirmando que solo a través del poder podría encontrar su verdadero propósito en este mundo ninja.
La noche caía en Amegakure, y Ryo sonrió, sintiendo el fuego de su ambición arder más fuerte que nunca. La senda que había elegido era peligrosa, pero era suya. Cada paso que daba lo acercaba más a su objetivo, y estaba listo para enfrentar lo que viniera, con su nuevo cuerpo, habilidades y un espíritu indomable.