Un mes había pasado desde el inquietante anuncio de la diosa Lila, y el universo parecía haber recuperado su ritmo de paz y tranquilidad. La amenaza de la diosa y su recompensa había quedado como una sombra lejana, casi olvidada en el flujo cotidiano de la vida. La normalidad había vuelto, al menos en apariencia.
En la Academia Historia, Víctor, Tino y Normado continuaban con sus tareas y responsabilidades, sin más sorpresas ni alteraciones inesperadas. Rigor y Spajit, aunque ocupados en sus respectivas actividades, disfrutaban de un período de calma en su relación, sin grandes conflictos ni tensiones.
Beasty, por su parte, había continuado con su vida, tratando de dejar atrás la inquietante confrontación con la diosa Lila. Había encontrado cierta estabilidad en su rutina diaria, y aunque siempre mantenía una vigilancia cautelosa, parecía que el peligro inmediato había pasado.
El entorno estaba marcado por una sensación de serenidad, con los personajes principales llevando a cabo sus vidas con un enfoque en la normalidad y el equilibrio. La rutina diaria, las interacciones cotidianas y los pequeños momentos de paz eran apreciados y disfrutados por todos, mientras el mundo seguía girando sin mayores sobresaltos.
Sin embargo, en algún rincón del universo, la influencia de la diosa Lila aún podía estar tejiendo sus planes en las sombras, pero por ahora, la calma y la tranquilidad predominaban en la vida de nuestros protagonistas.
A pesar del aparente mes de calma, las sombras nunca dejan de moverse, y el peligro acecha en los rincones más inesperados. Un asesino, uno de los más letales y habilidosos mortales convocados por la diosa Lila, había decidido aprovechar la tregua para acechar a su presa: Beasty.
Su plan era meticuloso. Sabía que atacar de frente a alguien tan poderosa como Beasty sería un suicidio, así que optó por un enfoque más astuto. Infiltrarse en la Academia Historia, donde sabía que Beasty podía ser localizada, se convirtió en su objetivo principal. Su habilidad para camuflarse y adaptarse al entorno lo hacía casi invisible para los demás, y su destreza en el arte del sigilo y la muerte lo hacía un enemigo formidable.
Bajo la apariencia de un nuevo estudiante, un rostro común entre los muchos que circulaban por los pasillos de la academia, se movía con cautela y precisión, observando cada detalle, cada rutina. La identidad falsa que había adoptado le permitía moverse libremente, ganando la confianza de los demás sin levantar sospechas.
Durante días, estudió a sus objetivos, particularmente a Beasty, mientras también evaluaba a Rigor, Spajit, Víctor, Tino, y Normado. Sabía que cualquiera de ellos podría interponerse en su camino, y consideró cuidadosamente cómo neutralizarlos si fuera necesario. Pero su verdadero objetivo siempre fue Beasty.
Un día, cuando la academia estaba en su rutina habitual, el asesino decidió que el momento de actuar estaba cerca. Se había ganado la confianza de algunos estudiantes y se había familiarizado con los horarios y las zonas más aisladas del campus.
Mientras Beasty paseaba sola por uno de los jardines de la academia, lejos de la vista de los demás, sintió un leve cambio en el ambiente, algo que solo su instinto agudo pudo captar. Un frío casi imperceptible recorrió su columna, un indicio de que algo no estaba bien.
De repente, las sombras en el jardín parecieron alargarse, y el asesino apareció detrás de Beasty, en completo silencio, su hoja envenenada ya desenvainada y lista para asestar un golpe letal. Pero justo en el último segundo, cuando su hoja estaba a punto de cortar el aire hacia su objetivo, Beasty, con reflejos afilados y su intuición al máximo, giró sobre sus talones.
Sus ojos se encontraron con los del asesino, y en ese breve instante, ambos entendieron que la batalla no sería tan simple. La hoja envenenada apenas rozó su piel, y Beasty, con un rápido movimiento, se lanzó hacia atrás, creando distancia entre ella y su atacante.
-¿Creías que sería tan fácil? -dijo Beasty, con una mezcla de sorpresa y furia en su voz.
El asesino, sorprendido por la rapidez de Beasty, mantuvo su posición, sus ojos fríos y calculadores, sin decir una palabra. Sabía que no tendría una segunda oportunidad si no jugaba bien sus cartas. Mientras ambos se preparaban para la confrontación, el asesino se dio cuenta de que había subestimado a su objetivo. Ahora, tendría que usar toda su astucia y habilidades para cumplir su misión... o morir en el intento.
La paz que había reinado durante el último mes estaba a punto de romperse, y en los pasillos de la Academia Historia, el peligro se materializaba una vez más, llevando consigo la promesa de caos y destrucción.
El aire en la Academia Historia, que había sido tranquilo durante semanas, se cargó de una tensión palpable cuando Spajit, Rigor, y Víctor sintieron una perturbación a lo lejos. Era un sexto sentido, una advertencia que se instaló en lo más profundo de sus mentes, advirtiéndoles que algo peligroso estaba en marcha.
Sin necesidad de intercambiar palabras, los tres reaccionaron al unísono. La mirada de Rigor se endureció, sus ojos reflejando una determinación inquebrantable mientras se adelantaba. Víctor, con su agudo instinto de combate, caminó con una rapidez calculada, asegurándose de estar preparado para cualquier eventualidad. Spajit, sintiendo la gravedad de la situación, apretó los puños, sus pensamientos dirigidos a Beasty, consciente de que ella podría estar en peligro.
Mientras se movían a través de los pasillos de la academia, Rigor dirigió su atención a Tino y Normado, quienes estaban en medio de sus tareas habituales. Sin perder tiempo, Rigor les dio una orden clara y urgente.
-Tino, Normado, saquen a los estudiantes de inmediato -dijo Rigor con firmeza, su voz resonando en los pasillos.
Tino y Normado no dudaron ni un segundo. Aunque sorprendidos por la repentina urgencia, comprendieron la gravedad de la situación. Sin hacer preguntas, comenzaron a movilizar a los estudiantes, llevándolos rápidamente hacia las salidas más cercanas y asegurándose de que cada uno estuviera a salvo. La evacuación fue rápida y eficiente, una clara indicación de la experiencia y preparación de la academia para situaciones de emergencia.
Mientras tanto, Spajit, Rigor y Víctor avanzaron hacia el epicentro de la perturbación, sintiendo cómo la energía oscura y peligrosa se intensificaba con cada paso. La sensación era como un zumbido en sus oídos, una presión creciente que les decía que estaban acercándose al lugar donde la amenaza se manifestaba.
-Sea lo que sea, no dejaremos que se salga con la suya -murmuró Víctor, sus músculos ya listos para el combate, mientras su fuego morado de ira dansandankai empezaba a envolverse en sus puños, listo para actuar si era necesario.
Spajit asintió, su mirada decidida. -No permitiré que nadie toque a Beasty -dijo, sus palabras cargadas de determinación.
Finalmente, llegaron al jardín donde la energía parecía concentrarse. Allí, bajo la luz tenue que se filtraba a través de los árboles, vieron a Beasty y al asesino en plena confrontación. Beasty, herida pero aún desafiante, mantenía su posición, mientras el asesino, con una mirada fría, evaluaba la situación, consciente de que el tiempo se le estaba acabando.
El aire estaba cargado de tensión, y en un instante, la presencia de Spajit, Rigor y Víctor se hizo sentir con fuerza. El asesino, sintiendo la presión de enfrentarse ahora a cuatro adversarios, supo que sus posibilidades de éxito se reducían considerablemente. Sin embargo, no mostró miedo, sino una calculadora determinación.
-Llegaron justo a tiempo -dijo Beasty, jadeando pero sin perder su espíritu combativo.
-No permitiremos que este ataque quede impune -declaró Rigor, sus ojos fijos en el asesino.
La batalla estaba a punto de intensificarse. Con los refuerzos llegando, el asesino estaba atrapado entre los guerreros más formidables de la Academia Historia. Sabía que tenía que actuar con rapidez y precisión si quería sobrevivir y cumplir su misión. Pero con cada segundo que pasaba, la certeza de su derrota parecía crecer, mientras Spajit, Rigor, Víctor y Beasty se preparaban para acabar con la amenaza de una vez por todas.
El jardín de la Academia Historia, que había sido testigo de la creciente tensión entre Beasty y el asesino, se convirtió en el epicentro de un evento de proporciones cataclísmicas. De la nada, un cambio en el cielo anunció la llegada de un poder mucho mayor, algo que ni siquiera los sentidos afilados de Spajit, Rigor, Víctor, o Beasty pudieron prever completamente.
Una grieta se abrió en el firmamento, y de ella emergió la figura imponente de la diosa Lila, su presencia proyectando una sombra que parecía devorar la luz del sol. Lila, con una sonrisa malévola que contrastaba con la serenidad que usualmente exhibía, extendió sus brazos hacia el cielo, y con un simple gesto, comenzaron a abrirse innumerables portales.
-Así que creían que podían detener a uno de mis mejores -dijo Lila con una voz que resonaba como un eco en el alma de quienes la escuchaban. -Deberían haber sabido que esto es solo el comienzo.
Los portales, millones de ellos, se desplegaron en el cielo como un mar de abismos oscuros, cada uno vomitando hordas de asesinos, cada uno más mortal que el anterior. La tierra tembló cuando los primeros de los 12,000,000 billones de asesinos comenzaron a emerger, sus pasos resonando como un trueno en la calma inquietante del jardín. Eran innumerables, cada uno con una habilidad letal única, preparados para una sola misión: acabar con Beasty y, si era necesario, con cualquiera que se interpusiera en su camino.
El asesino conocido como Jack, el primero en llegar, sonrió ante la llegada de sus aliados, sintiendo una renovada confianza mientras miraba a sus oponentes. La balanza de poder se había inclinado dramáticamente a su favor. Lo que antes había sido un enfrentamiento individual, ahora se convertía en una guerra total.
Rigor, Spajit y Víctor se prepararon para la lucha más difícil de sus vidas. Sabían que estaban superados en número de manera abrumadora, pero también sabían que rendirse no era una opción. La mirada de Rigor se endureció, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Spajit, con una determinación feroz, se posicionó al lado de Beasty, lista para luchar hasta el final. Víctor, por su parte, dejó que el fuego púrpura de su *ira dansandankai* lo envolviera completamente, su mirada fija en el enemigo.
-No importa cuántos sean -dijo Rigor, con una voz que rezumaba desafío. -Los enfrentaremos a todos.
Beasty, que había activado su "jackpot" para recuperarse rápidamente, sonrió con fiereza. -Esta diosa cometió un error al subestimarnos.
El enfrentamiento era inevitable. Los asesinos avanzaban como una ola imparable, cada uno de ellos dispuesto a sacrificar todo para cumplir la voluntad de Lila. La Academia Historia, un lugar que había sido un refugio de paz y conocimiento, ahora se convertía en el campo de batalla más grande que jamás se haya visto.
Lila observaba desde las alturas, complacida con el caos que había desatado. Sin embargo, en su satisfacción, subestimaba la determinación y el poder de aquellos que había desafiado. Aunque sus números eran inmensos, no comprendía plenamente el vínculo que unía a Spajit, Rigor, Víctor, y Beasty, un vínculo que les daría la fuerza para enfrentar lo imposible.
Y así, mientras las hordas de asesinos caían desde los cielos, se desató una batalla épica que pondría a prueba no solo sus habilidades, sino también su voluntad y su capacidad de resistir ante una fuerza abrumadora. El destino de la Academia Historia, y quizás mucho más, pendía de un hilo.
La tensión en el aire era palpable mientras el trío se preparaba para lo que podría ser su batalla más difícil. Víctor, con movimientos calculados, abrió un portal y sacó sus armas, colocándolas cuidadosamente en su espalda. Su rostro estaba oculto por una capucha y una bufanda, protegiéndolo de la sangre y el polvo que inevitablemente acompañarían la batalla.
Rigor, adoptando una postura de Krav Maga que combinaba la técnica precisa del boxeo con la brutalidad directa del combate cuerpo a cuerpo, se centró en los asesinos que comenzaban a rodearlos. Su mirada, llena de determinación, no dejaba lugar a la duda: estaba listo para lo que fuera.
Beasty, sintiendo la urgencia del momento, miró a su hermana y pidió la espada Leviathan. Spajit, sin dudarlo, lanzó la espada hacia Beasty, quien la empuñó con una sonrisa que reflejaba tanto la confianza como el deleite de tener ese poder en sus manos. Mientras tanto, Spajit, con los nefestos de Leviathan brillando en sus manos, escaneaba el campo de batalla, sus ojos fijos en los asesinos que se acercaban.
-Bien, es hora de que estos tipos vean lo que podemos hacer -murmuró Spajit, con una mezcla de emoción y desafío en su voz.
Los asesinos, implacables y sin número, avanzaban con una coordinación aterradora. Cada uno de ellos estaba entrenado para matar, pero ninguno había enfrentado a un grupo como este. La batalla estaba a punto de comenzar, y el destino de la Academia Historia pendía de un hilo.
En silencio, los cuatro se prepararon para el enfrentamiento, sabiendo que no había vuelta atrás. Este sería el momento en que sus habilidades, su fortaleza y su voluntad serían puestas a prueba. Y aunque el enemigo parecía imposible de derrotar, la determinación en sus corazones era más fuerte que nunca.
El caos estalló cuando millones de asesinos se lanzaron simultáneamente hacia Victor, Rigor, Beasty, y Spajit. El sonido de sus pasos resonaba como un trueno ensordecedor, mientras que el suelo temblaba bajo el peso de su carga. Eran una marea imparable de muerte y destrucción, con un solo objetivo: eliminar a los cuatro héroes.
En un instante, el campo de batalla se convirtió en un vórtice de movimiento y violencia. Los asesinos atacaban desde todas las direcciones, sus armas brillando en el aire mientras intentaban arrollar a sus oponentes con pura fuerza de números.
Victor, con su ira dansandankai activada, se movía con una velocidad y precisión sobrehumanas. Sus músculos, reforzados por el fuego morado, ejecutaban golpes rápidos y devastadores. Cada puñetazo, cada patada, encontraba su objetivo con una exactitud letal, derribando a los asesinos que osaban acercarse demasiado. Sin embargo, por cada uno que caía, otros diez tomaban su lugar, y Victor sabía que no podía permitirse un solo error.
Rigor, en medio del frenesí, se mantenía en su posición de Krav Maga, utilizando la fuerza de los atacantes en su contra. Con movimientos fluidos y calculados, bloqueaba, esquivaba y contragolpeaba, sus golpes dirigidos a los puntos más vulnerables de sus enemigos. A pesar de estar rodeado, su entrenamiento lo mantenía a salvo, pero la presión constante era inmensa.
Beasty, con la espada Leviathan en mano, desataba un torbellino de ataques devastadores. Su risa maniaca resonaba mientras la espada cortaba el aire, dejando a su paso una estela de destrucción. Los asesinos caían ante ella como si fueran hojas secas, pero ni siquiera el poder de Leviathan parecía suficiente para frenar la oleada interminable de enemigos.
Spajit, apoyada por los nefestos de Leviathan, se movía con agilidad felina, esquivando y contraatacando con precisión mortal. Las cadenas de los nefestos se enredaban alrededor de los asesinos, atrapándolos y rompiendo sus defensas antes de que pudieran reaccionar. Sin embargo, el número abrumador de enemigos comenzaba a desgastarla, y cada vez era más difícil mantener el ritmo.
El combate se convirtió en una danza violenta, una coreografía de vida y muerte donde cada movimiento podía ser el último. Pero a pesar de la ferocidad de los asesinos, Victor, Rigor, Beasty, y Spajit no retrocedieron. Sabían que no podían permitirse caer, no con tanto en juego.
A medida que la batalla continuaba, una cosa quedó clara: esta no sería una victoria fácil. Los asesinos seguían llegando en oleadas interminables, y aunque el grupo estaba resistiendo con todo lo que tenían, la verdadera prueba aún estaba por venir. La lucha por la supervivencia acababa de empezar.
La atmósfera se cargó con una energía oscura y palpable mientras Victor y Rigor se preparaban para desatar una de sus combinaciones más devastadoras. El campo de batalla pareció detenerse por un momento, con los asesinos a su alrededor atrapados en un vórtice de energía negra y morada. En un abrir y cerrar de ojos, más de 500 asesinos quedaron inmovilizados, sus cuerpos suspendidos en un espacio infinito, incapaces de moverse o de escapar del poder que los había atrapado.
Victor, con una mirada seria, levantó sus manos y concentró todo su poder en una flama gigante que comenzó a crecer entre sus dedos. El calor era tan intenso que el aire a su alrededor ondulaba y chisporroteaba, como si estuviera a punto de estallar. La flama, teñida de un rojo infernal con toques de morado oscuro, crepitaba con una ferocidad que reflejaba la determinación de Victor.
-Divine Flame -pronunció Victor, su voz reverberando con una fuerza que parecía sacudir el mismísimo espacio en el que se encontraban.
Al mismo tiempo, Rigor, con la energía morada concentrada en su dedo índice, apuntó directamente a los enemigos atrapados. Su rostro mostraba una calma inquietante, pero en sus ojos ardía una determinación inquebrantable.
-Energy Cosmic Purple -murmuró Rigor, su voz baja pero cargada de poder.
Con un movimiento preciso, Rigor disparó la energía morada desde su dedo, la cual se entrelazó con la flama divina que Victor había creado. La combinación de ambas energías creó una tormenta de destrucción pura, un huracán de fuego y oscuridad que envolvió a los 500 asesinos atrapados.
El espacio infinito en el que estaban confinados los asesinos se convirtió en un infierno sin escapatoria. Las llamas divinas de Victor y la energía cósmica morada de Rigor se fusionaron, creando un cataclismo que devoró a los enemigos en cuestión de segundos. El fuego no solo quemaba, sino que desintegraba, reduciendo a los asesinos a cenizas que se disipaban en el vacío. No hubo gritos, no hubo resistencia; simplemente fueron consumidos por la combinación imparable de poderes.
Cuando la tormenta de fuego y energía morada finalmente se calmó, el espacio infinito se disipó, dejando a Victor y Rigor de pie en el campo de batalla.
Spajit y Beasty, sin perder un segundo, se miraron con determinación y comprendieron que era momento de unir sus fuerzas para enfrentar la horda interminable de asesinos que seguía avanzando. Ambas sabían que, juntas, podían desatar un poder abrumador.
Con un simple asentimiento, Spajit se lanzó hacia adelante con una velocidad que apenas era perceptible para el ojo humano. Sus Nefestos de Leviathan centelleaban con un brillo oscuro mientras su cuerpo se movía con agilidad y precisión letal. Beasty, por su parte, empuñaba la espada Leviathan con una destreza inigualable, su poder resonando a través del acero mientras sus músculos se tensaban para desatar ataques devastadores.
El campo de batalla se convirtió en un torbellino de acción mientras las dos hermanas combinaban su fuerza física y velocidad. Spajit, utilizando su habilidad para moverse con una rapidez increíble, golpeaba a los asesinos con una fuerza que dejaba cráteres en el suelo a cada impacto. Beasty, aprovechando la apertura creada por su hermana, desataba cortes precisos y brutales con la espada Leviathan, eliminando a múltiples enemigos con un solo golpe.
Cada vez que Spajit impactaba a un asesino, Beasty estaba ahí para seguir con un golpe letal, y viceversa. La sincronización entre ambas era perfecta, un espectáculo de poder y coordinación que ningún enemigo podía igualar. A medida que avanzaban, el número de asesinos que caían ante su fuerza aumentaba exponencialmente. Los dos se movían como si fueran uno solo, cada golpe, cada movimiento complementaba al otro, creando una sinfonía de destrucción.
Las ondas de choque de sus ataques combinados reverberaban por todo el campo, derribando a aquellos que intentaban acercarse. El poder de Spajit y Beasty era tal que, aunque los asesinos eran miles, parecían caer como moscas ante la imparable fuerza de las hermanas. Beasty, con su regeneración activada por el "jackpot", se mantenía incansable, y Spajit, con la energía oscura de sus Nefestos de Leviathan, se movía como una sombra, siempre un paso adelante de los asesinos.
Los asesinos, aunque numerosos, empezaban a dudar, sus ataques se volvían descoordinados, y muchos intentaban retroceder, conscientes de que enfrentaban a dos fuerzas de la naturaleza que no podían ser contenidas. Pero Spajit y Beasty no mostraban piedad.
El campo de batalla se transformó en un escenario de caos controlado, donde las hermanas dominaron con una combinación perfecta de fuerza bruta, velocidad inhumana y un poder devastador. El aire se llenó con el sonido de huesos rompiéndose, espadas cortando el aire, y el rugido de las energías desatadas.
Cuando la última ola de asesinos se encontró con ellas, no hubo dudas sobre el resultado. Con un último esfuerzo combinado, Spajit y Beasty desataron una explosión final de poder, borrando a los enemigos restantes y dejando el campo cubierto de polvo y escombros.
Spajit y Beasty, con el polvo aún asentándose a su alrededor, observaron con intensidad a los asesinos restantes. A pesar de que acababan de eliminar a una horda, sabían que aún quedaban muchos enemigos por enfrentar. Sus cuerpos estaban tensos, listos para cualquier movimiento, pero había algo en sus expresiones que mostraba confianza y hasta una pizca de diversión.
A lo lejos, Victor y Rigor se mantuvieron firmes, compartiendo una sonrisa que reflejaba el mismo sentimiento. La coordinación y el poder que acababan de presenciar en Spajit y Beasty les recordaba que estaban peleando al lado de aliados formidables, y la idea de enfrentarse juntos a los asesinos restantes les parecía casi emocionante. El fuego morado de la técnica "ira dansandankai" de Victor aún ardía suavemente en su cuerpo, mientras que Rigor mantenía su posición de Krav Maga, listo para desatar el "Energy Cosmic Purple" cuando fuera necesario.
Los asesinos que quedaban, aunque numerosos, comenzaron a vacilar al ver la determinación y el poder de los cuatro guerreros que los enfrentaban. Sus miradas, llenas de temor y duda, reflejaban la creciente comprensión de que no estaban preparados para enfrentarse a un equipo tan imponente.
Victor, con su sonrisa aún presente, dio un paso al frente, girando levemente su cuello como si se estuviera preparando para un ejercicio más. "Parece que estos aún no entienden con quién se están metiendo", comentó con voz serena, pero con un tono que resonaba en todo el campo de batalla.
Rigor asintió, su mirada fija en los asesinos. "Tal vez necesiten una lección más directa", dijo, su tono calmado, pero con una fuerza subyacente que dejó claro que no estaba bromeando.
Spajit, manteniendo sus Nefestos de Leviathan listos, compartió una rápida mirada con Beasty. "¿Qué dices, hermana? ¿Un último baile?", preguntó con una sonrisa que mostraba su hambre de combate.
Beasty respondió con una carcajada, levantando su espada Leviathan. "Me parece que estos invitados necesitan un poco más de entretenimiento antes de que se acabe la fiesta".
Los cuatro guerreros avanzaron juntos, sus pasos sincronizados, mientras los asesinos restantes finalmente comenzaron a moverse, lanzándose hacia ellos con desesperación. Pero no importaba cuántos quedaran, ni cuán feroces fueran sus ataques, porque Spajit, Beasty, Victor, y Rigor estaban listos para acabar con lo que habían comenzado.
La siguiente batalla sería breve, pero para los asesinos, se sentiría como una eternidad.
Víctor, completamente inmerso en su propia euforia, se elevó por los aires mientras la sangre corría desde la herida en su cráneo. Su risa sádica resonaba en el campo de batalla, haciendo eco en las mentes de todos los presentes. Las esferas de energía blanca y negra giraban cada vez más rápido a su alrededor, alimentando la intensidad del poder que estaba por desatar.
Rigor, al ver lo que estaba a punto de suceder, no perdió tiempo. Con una eficiencia calculada, abrió un portal y agarró a Spajit y Beasty, arrastrándolas a través de él para llevarlas a un lugar seguro. Lila, con una sonrisa maliciosa, también utilizó su propio portal, escapando justo antes de que el caos absoluto se desatara.
La academia, consciente del peligro, activó su campo de fuerza protector, aislando el área para evitar que la devastación se extendiera. Víctor, con los brazos extendidos como si estuviera esperando un abrazo, permitió que las dos esferas de energía se unieran. El resultado fue una explosión cataclísmica que destruyó todo en su radio, borrando cualquier rastro de los asesinos que alguna vez estuvieron allí.
Cuando la luz de la explosión se desvaneció y el humo comenzó a disiparse, el campo de batalla estaba vacío, sin más que escombros y silencio. Víctor, aún flotando en el aire, dejó caer sus brazos, respirando profundamente mientras el poder se desvanecía lentamente de su cuerpo. Había acabado con todos sus enemigos en un solo ataque devastador, dejando en claro que enfrentarse a él era una locura que solo podría terminar en la aniquilación total.
Víctor cayó al suelo con un aterrizaje controlado, su risa maníaca aún resonando en el aire mientras se quitaba la capucha. Con movimientos relajados, dejó caer sus armas al suelo, permitiendo que el peso de su cuerpo y el agotamiento se apoderaran de él. Su sonrisa, amplia y casi contagiosa, reflejaba un sentido de satisfacción y triunfo.
A pesar de la devastación que había causado, Víctor sabía que había llevado la explosión a un límite calculado para evitar daños colaterales significativos en su propio universo. Su habilidad para manejar el poder con tal precisión mostraba no solo su destreza, sino también su responsabilidad y control sobre su propia fuerza destructiva.
Rigor, al observar la escena desde una distancia segura, se acercó con una mezcla de respeto y preocupación. Aunque el peligro inmediato había sido neutralizado, era evidente que Víctor estaba en un estado de exaltación total.
"Buen trabajo, Víctor", dijo Rigor, acercándose mientras trataba de evaluar el estado de su compañero. "Esa fue una demostración impresionante de poder. ¿Estás bien?"
Víctor, aún riendo, asintió con la cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de satisfacción y agotamiento. "Sí, sí, todo bajo control. Solo quería asegurarme de que no quedaran restos indeseables. No quería que la batalla dejara más huellas de las necesarias."
Mientras el campo de batalla se despejaba y los sobrevivientes se recuperaban, la presencia de Víctor y su habilidad para controlar su propio poder se convertían en un recordatorio de que, a pesar del caos y la destrucción, había una fortaleza y un dominio que protegían su hogar y su universo de cualquier amenaza.
Spajit y Beasty avanzaron con paso firme hacia donde se encontraba Rigor. Aunque el combate había terminado y el campo de batalla estaba desolado, la tensión en el aire seguía presente, y ambas estaban atentas a cualquier señal de peligro.
Beasty, con la espada Leviathan en mano, se acercó a Rigor con una mezcla de alivio y cansancio. Su rostro, normalmente feroz, mostraba una mirada de preocupación al ver a su compañero después de la intensa batalla. "Rigor, ¿estás bien? ¿Hubo algún problema durante la batalla que no hayamos notado?"
Spajit, con sus Nefestos de Leviathan aún en las manos, miró a Rigor con una expresión de inquietud y alivio. "Pensé que nos habíamos olvidado de algo importante en medio del caos. ¿Cómo estás?"
Rigor, ya en un estado más tranquilo después de la batalla, se giró hacia ellas, mostrando una expresión de alivio al ver que ambas estaban bien. "Estoy bien, gracias a ustedes. Víctor ha hecho un trabajo excelente asegurándose de que todo terminara sin más problemas. Estoy feliz de que ambos estén a salvo."
Mientras Víctor, todavía con una sonrisa eufórica, se acercaba a ellos, se aseguró de que todos estuvieran bien y revisó las áreas afectadas para asegurarse de que no hubiera más peligros.
El campo de batalla estaba en silencio cuando un nuevo portal se abrió repentinamente detrás del grupo. La aparición del asesino fue casi imperceptible; su presencia apenas se notó antes de que su cuchillo penetrara el cráneo de Beasty con una precisión mortal. El grito ahogado de Beasty fue apenas un susurro en el caos, y antes de que cualquiera pudiera reaccionar, el asesino tomó su cuerpo y se deslizó de nuevo al portal, llevándola con él.
Spajit, Rigor y Víctor se quedaron paralizados por un momento, incapaces de procesar lo que acababa de suceder. El rostro de Spajit se tornó pálido mientras sus ojos se llenaban de shock y furia. "¡Beasty!" gritó, extendiendo una mano hacia el portal que se cerraba lentamente.
Rigor, con una mezcla de desesperación y determinación, se preparó para seguir al asesino, pero Víctor lo detuvo con un gesto. "No tenemos tiempo para eso ahora," dijo Víctor, con una expresión grave. "Necesitamos actuar rápido, pero no sabemos a dónde conduce ese portal. Debemos encontrar una manera de rastrear al asesino y recuperar a Beasty."
Spajit, temblando de furia, miró a Víctor y Rigor. "¿Qué vamos a hacer? ¡No podemos perder a Beasty así!"
Rigor, ajustando su postura y tomando una respiración profunda, asintió. "Víctor, ¿puedes usar tu capacidad para localizar ese portal? Tal vez podamos seguir el rastro antes de que se cierre por completo."
Víctor, aún recuperándose de la reciente euforia, comenzó a concentrarse, sus ojos brillando con un destello de determinación. "Voy a hacer lo que pueda. No dejen que ese asesino se escape."
Mientras Víctor se preparaba para rastrear el portal, Spajit se acercó a Rigor, su expresión endurecida por la preocupación y el dolor. "Voy a hacer que pague por esto. No importa lo que se necesite, voy a traer a Beasty de vuelta."
El grupo se dispuso a seguir a Víctor, con el objetivo de recuperar a Beasty y enfrentarse a la nueva amenaza antes de que fuera demasiado tarde. La misión se había vuelto aún más personal, y la urgencia de la situación aumentaba con cada segundo que pasaba.
A medida que los días se deslizaban en un vacío de incertidumbre, el grupo de Rigor, Spajit y Víctor se sumergió en una laboriosa búsqueda para recuperar a Beasty. La vasta red de universos y dimensiones que se extendían más allá de su comprensión se convirtió en un laberinto imposible de navegar, pero el tiempo no era un lujo que podían permitirse.
Víctor, el maestro de la manipulación energética, se recluyó en su laboratorio improvisado. Sus ojos, siempre agudos y analíticos, se enfocaron en los patrones enigmáticos del portal que había usado el asesino. Se rodeó de montones de documentos y diagramas, sumergiéndose en cálculos complejos y fórmulas desconocidas. Sus manos, hábiles y rápidas, manipulaban equipos y dispositivos, intentando captar cualquier rastro que pudiera llevarlos al universo donde Beasty estaba cautiva. Cada intento fallido se convirtió en una nueva lección, y Víctor ajustaba sus métodos con una paciencia tensa y una determinación inflexible.
Rigor, el guerrero imperturbable, se volcó en la parte práctica de su misión. Con su mente afilada y su cuerpo entrenado en el arte del combate, reunió a los expertos en recursos y tecnología. En las sombras del campo de entrenamiento, organizó simulaciones y preparó estrategias detalladas. Estaba decidido a asegurarse de que el equipo estuviera listo para cualquier desafío que enfrentaran. Cada movimiento, cada ejercicio, estaba dirigido a perfeccionar sus habilidades y prepararse para la inevitable confrontación que se avecinaba.
Spajit, aún luchando contra la angustia que la consumía, tomó el papel de coordinadora incansable. Aunque su corazón estaba pesado por la preocupación, su mente trabajaba con una claridad implacable. Se movía de un lado a otro, organizando el flujo de información y asegurándose de que cada miembro del equipo tuviera lo necesario. En medio del caos, su organización mantenía al grupo unido y enfocado. Sus ojos, aunque a veces nublados por la tristeza, brillaban con una determinación feroz. La idea de recuperar a Beasty la impulsaba, y nada la haría flaquear.
En el corazón de su esfuerzo, Víctor y Rigor trabajaron juntos en el desarrollo de un dispositivo avanzado, una máquina que prometía amplificar sus capacidades para rastrear portales y dimensiones ocultas. El dispositivo, aún en sus primeras fases, era una amalgama de tecnología y magia, diseñado para atravesar las barreras dimensionales y localizar a Beasty en el vasto cosmos. Sus noches se llenaron de conversaciones intensas y cálculos frenéticos mientras perfeccionaban su creación, con cada ajuste acercándolos un paso más a su objetivo.
La espera era interminable, y el tiempo parecía estirarse de manera cruel. El grupo enfrentó numerosos desafíos, desde problemas técnicos hasta luchas internas. La carga emocional de la búsqueda era evidente, pero la voluntad de recuperar a Beasty mantenía viva su esperanza. Con cada día que pasaba, el grupo se preparaba más para la inevitable confrontación que se avecinaba.
Finalmente, después de semanas de arduo trabajo y preparativos meticulosos, el dispositivo estaba casi listo. Víctor y Rigor, con rostros cansados pero determinados, ajustaron los últimos detalles, mientras Spajit se aseguraba de que todo estuviera en orden. El rastreo de portales había avanzado significativamente, y el grupo se sentía preparado para enfrentar el desafío final.
El momento de la verdad estaba cerca. El dispositivo, la esperanza y el esfuerzo del equipo convergían en un punto crítico. Con el corazón en la garganta y la determinación en los ojos, el grupo se preparó para poner en marcha su plan, sabiendo que el destino de Beasty y su propia supervivencia dependían de su éxito. La aventura que habían comenzado estaba a punto de alcanzar su clímax, y el futuro estaba en sus manos.
En el rincón más oscuro de una funeraria apartada, donde el silencio parecía cobrar vida propia, una doctora se preparaba para llevar a cabo una tarea que desafiaba los límites de lo imaginable. La sala, envuelta en sombras, tenía un ambiente cargado de antisepsia y una opresiva sensación de maldad.
La doctora, con un aire de desapasionada profesionalidad, se colocó los guantes de látex con un crujido suave. Sus movimientos eran meticulosos, como si cada gesto estuviera calculado con precisión. Se ajustó las gafas protectoras y miró el cuerpo de Beasty, que yacía en la mesa de autopsias con una calma inquietante.
-Muy bien, Beasty -murmuró la doctora en voz baja, casi como si estuviera dirigiéndose a un paciente consciente. Su tono era clínico, distante-. Vamos a proceder con la extracción. Espero que estés lista para colaborar.
Con una precisión quirúrgica, comenzó a hacer las incisiones necesarias en el cráneo. El sonido del corte era un eco perturbador en la sala, y el cuerpo de Beasty permanecía inmóvil, su expresión serena una ironía cruel ante la tarea que se llevaba a cabo.
-Ahora, no quiero que te muevas -continuó la doctora, su voz firme y casi autoritaria-. Este proceso puede ser delicado, y no necesitamos complicaciones.
Mientras trabajaba, la doctora dirigió su atención al cerebro de Beasty, que se revelaba a medida que el cráneo se abría. Su rostro no mostraba emoción mientras manipulaba los instrumentos afilados con una maestría inquietante.
-Tu cerebro es bastante impresionante, ¿sabías? -comentó, como si estuviera analizando un objeto de estudio fascinante en lugar de una pieza del cuerpo-. Pero lo que realmente me interesa es lo que yace más allá de la materia física. ¿Estás lista para dejarlo ir?
El aire se llenó de una sensación de opresión mientras la doctora preparaba el dispositivo para extraer el alma de Beasty. El aparato, una amalgama de tecnología arcana y ciencia perturbadora, emitía un brillo inquietante que reflejaba la gravedad del momento.
-Este dispositivo capturará tu esencia, Beasty -dijo mientras ajustaba los controles-. No te preocupes, te tratamos con el mayor cuidado posible, aunque el destino que te espera no sea el más amable.
La atmósfera de la sala parecía congelarse mientras la doctora continuaba su trabajo, cada gesto y cada palabra un recordatorio de la frialdad necesaria para llevar a cabo una tarea tan desalmada.
Después de completar la extracción del cerebro y el alma de Beasty, la doctora continuó con su tarea con una precisión meticulosa. El ambiente de la sala era aún más opresivo, cargado con una sensación de anticipación mientras se preparaba para el siguiente paso en el proceso.
Colocó con cuidado el cerebro de la diosa Lila sobre una bandeja metálica, el órgano aún palpitando con una energía oscura. La doctora observó el cerebro con una mezcla de respeto y frialdad profesional, sabiendo que este era el núcleo de la entidad que había causado tanto caos y destrucción.
-Ahora, a integrar el nuevo cerebro -murmuró para sí misma, mientras tomaba el cerebro de Lila con unas pinzas especializadas y lo alineaba con el cráneo de Beasty.
El cuerpo de Beasty yacía inmóvil sobre la mesa, su expresión inalterada por el procedimiento. La doctora trabajaba con una habilidad quirúrgica, cada movimiento calculado para asegurar que el proceso se realizara sin fallos. Con una precisión casi artística, comenzó a introducir el cerebro de Lila en el cráneo de Beasty, asegurándose de que encajara perfectamente en el espacio preparado.
-Esto será un ajuste delicado -comentó mientras ajustaba el cerebro en su nuevo hogar-. El cerebro debe estar alineado con el sistema nervioso para asegurar la compatibilidad. No podemos permitirnos errores.
Una vez que el cerebro de Lila estaba en su lugar, la doctora pasó a la siguiente etapa: la transferencia del alma. Con un dispositivo especialmente diseñado para capturar y transferir esencias, empezó a integrar el alma de Lila en el cuerpo de Beasty. La operación se realizaba con una atención extrema al detalle, ya que cualquier fallo podría tener consecuencias catastróficas.
-La integración del alma es crítica -dijo la doctora con una calma casi inquietante-. Necesitamos asegurar que la conexión se realice sin problemas para que la nueva entidad pueda operar sin rechazo.
Mientras trabajaba en la transferencia del alma, el aire en la sala parecía cargarse de una energía oscura y vibrante. La doctora ajustó el dispositivo con cuidado, asegurándose de que el alma de Lila se fusionara con el cuerpo de Beasty de manera eficiente.
Finalmente, después de asegurarse de que todo estuviera en su lugar, la doctora comenzó a coser el cráneo de Beasty con una precisión quirúrgica. Cada puntada era realizada con cuidado, cerrando el cráneo de manera que el resultado final fuera lo más perfecto posible.
-El procedimiento está completo -anunció la doctora al terminar de coser-. Ahora, solo queda esperar a ver cómo se adapta la nueva entidad a su cuerpo.
La sala, una vez más envuelta en un silencio inquietante, parecía retener la respiración mientras la doctora se apartaba del cuerpo ahora transformado. El resultado final era un testimonio de la habilidad y la determinación de la doctora, y del oscuro destino que ahora aguardaba a la entidad fusionada en el cuerpo de Beasty.
Lila se levantó del lugar con una sonrisa fría y calculadora, observando el resultado de su meticuloso trabajo. La sala de la funeraria, que había sido escenario de un procedimiento oscuro y complejo, estaba ahora bañada en una luz tenue que resaltaba la figura renovada de Beasty, que ahora albergaba la esencia de la diosa.
Con un gesto deliberado, Lila activó el poder del Jackpot, la habilidad que había pertenecido a Beasty, para llevar a cabo la regeneración. La energía verde del Jackpot comenzó a fluir a través del cuerpo de Beasty, revitalizando las partes dañadas tanto en el interior como en el exterior del cráneo. Las áreas cosidas y reparadas se curaron con rapidez, transformándose en un tejido intacto y perfectamente restaurado.
-Impresionante -murmuró Lila, mientras observaba cómo las heridas y cicatrices se desvanecían bajo el poder regenerador-. El cuerpo está completo nuevamente. Ahora, el verdadero desafío es adaptarse a este nuevo hogar.
Lila se movió con una gracia que denotaba la confianza y el poder recién adquirido. Cada paso que daba parecía resonar con la seguridad de una deidad que acababa de renacer en un nuevo recipiente. La energía de Beasty, ahora en manos de Lila, le proporcionaba una fuerza y vitalidad renovadas que la diosa parecía disfrutar enormemente.
Se acercó a un espejo, observando su nuevo cuerpo con una mezcla de admiración y diversión. El reflejo le mostraba una versión poderosa y formidable, la combinación perfecta entre la apariencia de Beasty y la esencia de Lila.
-Todo ha salido según lo planeado -dijo con una sonrisa sutil-. Ahora, con este nuevo cuerpo, estoy lista para llevar a cabo mis planes y demostrar el verdadero alcance de mi poder.
Con una última mirada a su reflejo, Lila se giró hacia la salida, lista para enfrentar el mundo con su renovada fuerza y ambiciones. Su risa resonó por la sala, una risa que prometía caos y destrucción a medida que la diosa se preparaba para su siguiente movimiento.
Lila, ahora en control absoluto del cuerpo de Beasty, sintió una oleada de poder recorrer cada fibra de su ser. Su sonrisa se amplió, irradiando una malicia palpable mientras sus ojos brillaban con una intensidad oscura y peligrosa.
La doctora, una figura enigmática en su bata de laboratorio manchada de un leve rastro de sangre, se encontraba frente a ella, examinando los resultados finales de la operación con una mezcla de orgullo y alivio. Cada línea de su rostro mostraba el cansancio de una tarea ardua, pero también la satisfacción de haber logrado lo imposible: transferir no solo el cerebro, sino también el alma de Lila al cuerpo de Beasty.
-¿Le gustó la operación, señorita Lila? -preguntó la doctora, su voz temblorosa, aunque trataba de mantener la compostura. Sabía que cualquier error, por pequeño que fuera, podría significar su fin en manos de la despiadada diosa.
Lila, aún explorando las sensaciones del nuevo cuerpo, flexionó los dedos con una gracia inquietante, sintiendo la energía cruda que fluía por sus venas. Cada movimiento era suave y letal, como un depredador que acecha a su presa. Finalmente, levantó la vista para encontrarse con la mirada expectante de la doctora.
-Debo decir que ha sido una obra maestra -respondió Lila con una voz que ahora llevaba el tono y la resonancia de Beasty, pero impregnada de la frialdad característica de la diosa del caos-. Tu habilidad ha superado mis expectativas, doctora. Con este nuevo cuerpo, el caos que desataré será incomparable. No solo tengo el poder, sino también la juventud y la vitalidad para usarlo sin límite alguno.
La doctora soltó un suspiro de alivio, aunque en el fondo sabía que el peligro no había pasado; trabajar con alguien como Lila era siempre caminar sobre una cuerda floja. Pero por ahora, el éxito le daba un respiro.
Lila, mientras tanto, comenzó a familiarizarse con sus nuevas habilidades. Sentía la fuerza latente de Beasty, la capacidad de regenerarse, la habilidad de manipular energías destructivas, y la peculiar conexión con la espada Leviathan. A pesar de ser un cuerpo prestado, sentía que el poder estaba completamente bajo su control. Y eso la emocionaba.
-Este cuerpo es perfecto para mis planes. Nadie sospechará lo que he hecho hasta que sea demasiado tarde. Y entonces, no habrá lugar en este universo, ni en ningún otro, que no arda bajo mi voluntad.
Mientras Lila pronunciaba estas palabras, una oscura determinación se asentó en sus ojos. El cuerpo de Beasty le proporcionaba no solo una nueva identidad, sino también una ventaja estratégica que planeaba explotar al máximo. La fusión de ambos seres, una vez impensable, ahora era una realidad temible.
La doctora, habiendo cumplido su cometido, se retiró en silencio, dejando a Lila para que disfrutara de su victoria inicial.
Lila, aún disfrutando de la euforia de su nuevo cuerpo, decidió que era el momento de prepararse para su próximo movimiento. Miró alrededor de la habitación hasta que sus ojos se posaron en un conjunto de ropa que colgaba cuidadosamente en una esquina. Era el uniforme de karate que ella misma había diseñado y usado durante su vida anterior, antes de su resurrección en este nuevo y poderoso cuerpo.
El uniforme, compuesto por un gi blanco impecable con detalles negros y dorados, simbolizaba su destreza en combate y su estatus como una fuerza imparable. A cada lado del gi, había bordados complejos que representaban antiguos símbolos de poder y autoridad, algo que Lila valoraba profundamente. La diosa se acercó al uniforme y pasó sus dedos por la tela, sintiendo la familiaridad de una vida pasada.
Despojándose de la ropa que llevaba Beasty, Lila comenzó a vestirse con el gi. Cada movimiento era deliberado, casi ceremonial, mientras ajustaba el cinturón negro que aseguraba el uniforme en su lugar. Al terminar de vestirse, se observó en el espejo, complacida con el reflejo que le devolvía la mirada. Aunque el cuerpo era diferente, el espíritu guerrero y la determinación seguían siendo los mismos.
Lila ajustó el cinturón con un nudo firme y dejó que sus manos descansaran sobre sus caderas, adoptando una postura que exudaba confianza y poder. Este uniforme, que había sido testigo de innumerables batallas y victorias, ahora se convertiría en el símbolo de su dominio absoluto sobre todo y todos.
"Este cuerpo es más que un simple recipiente," pensó, sintiendo cómo la energía fluía a través de ella, "es mi nuevo templo de poder."
Listo para lo que viniera, Lila sonrió con satisfacción. Con su uniforme de karate puesto, sentía que había recuperado algo de su antigua identidad, incluso mientras usaba el cuerpo de Beasty. Ahora, no solo tenía la fuerza física y las habilidades, sino también el símbolo de su pasado, fusionado con su futuro lleno de caos y destrucción. El mundo pronto conocería a una Lila renacida, más peligrosa y despiadada que nunca.
Un mes había pasado desde que Lila había tomado el control del cuerpo de Beasty, y la desesperación comenzaba a instalarse entre Spajit, Rigor, y Victor. Durante esas semanas, no había habido rastro alguno de Beasty ni señales de su paradero. La sensación de impotencia se apoderaba de ellos, pues todos los esfuerzos por encontrar alguna pista habían resultado inútiles.
Cada día que pasaba, Spajit se sumía en una frustración más profunda. Aunque intentaba mantener la calma, la ausencia de su hermana gemela la carcomía por dentro. A menudo, se sorprendía mirando el vacío, recordando las últimas veces que habían estado juntas, sus risas y su conexión. Pero ahora, todo lo que le quedaba eran recuerdos y la incertidumbre de no saber si volvería a verla.
Rigor, por su parte, no dejaba de culparse. Había revisado cada rincón del lugar donde Beasty había desaparecido, utilizando cada recurso a su disposición. Pero nada parecía dar resultado. Incluso había hecho uso de sus habilidades de salto temporal, revisando cada segundo de los días previos y posteriores a la desaparición, pero el rastro de Beasty se esfumaba como humo en el viento. Su rostro, normalmente serio y compuesto, ahora mostraba signos de agotamiento y preocupación constante.
Victor, aunque más acostumbrado a las pérdidas en su vida de soldado, no podía evitar sentir una mezcla de rabia e impotencia. Había liderado innumerables misiones, pero esta vez, la situación se le escapaba de las manos. Se había dedicado a entrenar con más intensidad, intentando canalizar su frustración en el combate, pero cada golpe que lanzaba en su entrenamiento no hacía más que recordarle su incapacidad para proteger a los que le importaban.
Los tres, aunque se mantenían unidos en su objetivo, no podían evitar sentir que el tiempo jugaba en su contra. Cada segundo que pasaba sin encontrar a Beasty era un segundo más en el que Lila, ahora en control de ese cuerpo, podía estar planeando su próximo movimiento. La posibilidad de enfrentarse a Beasty, o lo que quedara de ella, en una batalla futura era un pensamiento que rondaba sus mentes, y no sabían si estarían listos cuando llegara el momento.
El ambiente en la Academia Historia se había vuelto más sombrío, con los tres héroes dedicando cada esfuerzo en encontrar alguna pista, por más pequeña que fuera. Sin embargo, el silencio persistía, y la incertidumbre seguía siendo su mayor enemigo.
Pero en el fondo, una pequeña chispa de esperanza se mantenía viva. Sabían que, de alguna manera, debían encontrar a Beasty. Porque aunque Lila controlara su cuerpo, aún creían que la verdadera Beasty estaba allí, esperando ser rescatada. Y cuando llegara el momento, estarían listos para enfrentarse a cualquier cosa, incluso si eso significaba enfrentarse a una versión de Beasty que ya no reconocían.
Tres días después, cuando la desesperanza comenzaba a hacer mella en el ánimo de Spajit y Rigor, recibieron una pista inesperada. Un informe llegó a sus manos, alertándolos sobre una extraña aparición en un hotel cercano. Según la información, alguien que coincidía con la descripción de Beasty había sido vista entrando en una habitación del lugar. Aunque ambos eran conscientes de que podría ser una trampa, no podían dejar pasar la oportunidad de averiguar la verdad.
Spajit y Rigor se dirigieron al hotel con rapidez, sus corazones latiendo con fuerza mientras la posibilidad de recuperar a Beasty cruzaba sus mentes. Entraron en el lobby, donde la luz tenue y el silencio envolvente aumentaban la tensión en el ambiente. El ascensor los llevó al piso indicado, y al salir, caminaron con determinación hacia la habitación señalada. Rigor, con una mezcla de preocupación y alerta, mantenía una mano cerca de su arma, mientras Spajit, aunque ansiosa, intentaba mantener la calma.
Cuando llegaron a la puerta, Spajit dudó por un momento, intercambiando una mirada rápida con Rigor. Luego, levantó la mano y golpeó suavemente la puerta. El sonido resonó en el pasillo desierto, aumentando la expectativa. La puerta se abrió lentamente, revelando a una joven que se encontraba de pie en la penumbra de la habitación.
Era Beasty, o al menos eso parecía. Su cabello, su postura, e incluso la forma en que sus ojos se encontraron con los de Spajit eran inconfundibles. Spajit sintió un nudo en la garganta al ver a su hermana allí, aparentemente ilesa. Sin embargo, una extraña sensación la invadió; algo en la mirada de Beasty no era del todo correcto.
"¿Beasty?" murmuró Spajit, casi con incredulidad, dando un paso adelante.
La chica en la habitación sonrió suavemente, una sonrisa que Spajit había visto miles de veces antes. "Sí, soy yo," respondió, su voz sonando tranquilizadora. "No sé cómo llegué aquí, pero estoy bien."
Rigor, más cauteloso, no bajó la guardia. "¿Qué recuerdas?" preguntó, con un tono serio y observador, como si intentara descubrir una mentira en cada palabra que la chica pudiera pronunciar.
La supuesta Beasty bajó la mirada, como si estuviera luchando por recordar. "Todo es un poco confuso... pero recuerdo estar con ustedes, peleando juntos, y luego todo se volvió oscuro. Pero estoy aquí ahora, ¿no es eso lo importante?"
Spajit quería creer que era cierto, que su hermana había regresado. Sin embargo, no podía ignorar el extraño presentimiento que la seguía acechando. Algo en la forma en que Beasty hablaba, en su comportamiento, no encajaba del todo. Era como si alguien estuviera tratando de recrear a Beasty basándose en recuerdos fragmentados, una imitación convincente pero no perfecta.
Lila, quien ahora controlaba el cuerpo de Beasty, observaba atentamente las reacciones de ambos. Había pasado semanas explorando los recuerdos de Beasty, adaptándolos y utilizándolos para construir esta fachada. Sabía que Spajit y Rigor eran inteligentes, pero confiaba en su habilidad para mantener la ilusión el tiempo suficiente para desorientarlos.
"Estoy tan contenta de verlos," dijo Lila, forzando una nota de emoción en su voz, aunque dentro de sí misma disfrutaba del juego de manipulación que estaba llevando a cabo. "Por favor, díganme que todo está bien ahora, que podemos volver a la normalidad."
Spajit se acercó más, casi queriendo abrazar a su hermana, pero se detuvo en seco, observando con detenimiento cada gesto, cada palabra. "Beasty..." comenzó, intentando encontrar alguna señal de que realmente estaba hablando con su hermana y no con una impostora. Pero sus dudas persistían.
Rigor permanecía alerta, sus ojos no se apartaban de la figura de Beasty. "Necesitamos hacer algunas preguntas," dijo, su voz cargada de desconfianza. "Algo no cuadra aquí."
Lila, manteniendo su disfraz, asintió. "Lo entiendo," respondió suavemente. "Haré lo que sea necesario para que confíen en mí otra vez."
La tensión en la habitación era palpable, mientras Spajit y Rigor luchaban entre la esperanza de haber encontrado a Beasty y la creciente sospecha de que algo no estaba bien. La verdadera batalla entre la ilusión y la realidad acababa de comenzar, y el resultado de ese enfrentamiento determinaría si Spajit y Rigor se enfrentaban a una hermana perdida... o a un enemigo mortal disfrazado.
El viento sopló suavemente a través de la ventana abierta, haciendo que el cabello de Beasty ondeara con gracia en el aire. A medida que la luz de la habitación iluminaba su rostro, Spajit y Rigor notaron algo que no habían visto antes: leves suturas y una cicatriz en la parte de la frente. Aquellas marcas, aunque sutiles, parecían recientes, como si algo o alguien hubiera intervenido en su cuerpo de manera cuidadosa pero invasiva.
Spajit frunció el ceño, el nudo en su estómago se apretó aún más. "¿Qué es eso en tu frente?" preguntó con un tono de voz que intentaba sonar calmado, pero en el fondo revelaba una creciente preocupación.
Lila, quien aún mantenía el disfraz de Beasty, se llevó la mano a la frente, como si acabara de recordar la existencia de las cicatrices. "Oh, esto..." respondió, bajando la mano lentamente. "Es una larga historia. Algo que sucedió cuando me separé de ustedes. No es nada de qué preocuparse."
Rigor entrecerró los ojos, observando cada detalle, cada movimiento. Aquellas cicatrices eran más que una simple señal de un accidente o pelea. Tenían una precisión quirúrgica que indicaba que alguien había trabajado en su cuerpo con un propósito específico.
"Esas cicatrices no estaban antes," dijo Rigor, su tono se volvía más frío. "Algo te pasó, y queremos saber qué."
Lila forzó una sonrisa tranquila, pero por dentro estaba calculando cómo manejar la situación sin levantar más sospechas. "Fue... un accidente," mintió, intentando mantener la compostura. "No recuerdo todos los detalles, pero estoy bien ahora. Eso es lo que importa, ¿no?"
Pero las palabras de Lila no lograron calmar la creciente desconfianza en Spajit y Rigor. La imagen de su hermana, ahora con cicatrices inexplicables y un comportamiento ligeramente fuera de lugar, sólo aumentaba las dudas en sus corazones.
El viento continuó soplando, llenando la habitación con una sensación de tensión palpable. A medida que el cabello de "Beasty" seguía ondeando, aquellas cicatrices en su frente parecían contar una historia oculta, una que Spajit y Rigor estaban cada vez más decididos a descubrir.
Un relámpago resonando en toda la habitación empezó a llover a grandes cantidades.
La lluvia caía con fuerza sobre la ciudad, convirtiendo las calles en espejos mojados y las aceras en ríos. Victor caminaba rápidamente hacia el hotel, su capucha cubriendo su rostro mientras las gotas resbalaban por su ropa. A medida que se acercaba a la entrada, un sentimiento de urgencia lo invadía. Había recibido una llamada inquietante desde ese lugar, y aunque no le habían dado muchos detalles, algo en su instinto le decía que debía ir de inmediato.
Al entrar al hotel, el sonido de sus botas mojadas resonaba en el vestíbulo, y sin perder tiempo, se dirigió hacia las escaleras. Cada paso lo acercaba al segundo piso, donde sabía que Spajit y Rigor lo estaban esperando. Al llegar al pasillo, Victor levantó la vista y lo primero que vio fue a "Beasty", de pie en la habitación con Spajit y Rigor.
El tiempo pareció detenerse para Victor. A través de la penumbra del pasillo, pudo ver claramente las leves suturas y la cicatriz en la frente de Beasty. Su corazón dio un vuelco, y por un breve momento, se quedó paralizado en shock. La última vez que la había visto, no tenía esas marcas. Algo terrible había ocurrido.
"Beasty..." murmuró, casi en un susurro, sin darse cuenta de que había hablado en voz alta.
Spajit y Rigor se dieron vuelta hacia Victor, sus expresiones reflejando la misma mezcla de sorpresa y preocupación. El aire en la habitación se volvió denso, como si cada uno de ellos supiera que algo no estaba bien, pero no pudiera poner en palabras lo que estaban sintiendo.
Lila, aún disfrazada de Beasty, notó la reacción de Victor y sintió una punzada de satisfacción. Su disfraz estaba funcionando, pero sabía que no podía bajar la guardia ni un segundo. "Victor, estás aquí," dijo con la voz suave y familiar de Beasty, intentando disimular la incomodidad que sentía bajo la mirada escrutadora de los tres.
Victor, sin embargo, no respondió de inmediato. Su mirada seguía fija en las cicatrices, su mente trabajando a toda velocidad para comprender lo que estaba viendo. "¿Qué te pasó?" preguntó finalmente, su voz apenas audible, pero cargada de una mezcla de incredulidad y sospecha.
Lila forzó una sonrisa y volvió a repetir la misma mentira que había dado a Spajit y Rigor. "Un accidente," dijo, encogiéndose de hombros. "Estoy bien, de verdad. No hay nada de qué preocuparse."
Pero Victor no estaba convencido. Algo en él sabía que no estaba hablando con la verdadera Beasty, aunque no podía explicar por qué. El choque inicial comenzaba a desvanecerse, reemplazado por una creciente desconfianza. Había algo profundamente perturbador en aquella escena, y no podía sacudirse la sensación de que estaban caminando hacia una trampa cuidadosamente preparada.
El silencio se apoderó de la habitación, sólo interrumpido por el sonido distante de la lluvia golpeando contra las ventanas. Victor mantuvo su capucha puesta, sus ojos oscuros e impenetrables mientras continuaba observando a Lila. Había sido llamado al lugar por una razón, y aunque aún no comprendía por completo lo que estaba ocurriendo, estaba decidido a descubrir la verdad, sin importar el costo.
Victor, aún con la capucha cubriendo su rostro, observó cuidadosamente a "Beasty". La incomodidad y la desconfianza seguían arremolinándose en su interior, pero decidió ocultarlas bajo una aparente calma. Sabía que la mejor manera de descubrir la verdad era presionar un poco, hacer preguntas que sólo la verdadera Beasty podría responder.
"Beasty," dijo en voz baja pero clara, manteniendo su mirada fija en ella. "Dime... ¿te acuerdas cuando entrenamos? Solo éramos tú, yo, Rigor, y Spajit. Fue un momento importante, ¿no?"
La pregunta parecía inofensiva, casi casual, pero en realidad, era una trampa cuidadosamente colocada. Solo Spajit sabía la verdad: ese entrenamiento nunca había sucedido con los cuatro. Fue un engaño, una mentira que solo la verdadera Beasty conocería. Victor esperaba que la impostora cayera en la trampa, revelando su farsa con una respuesta incorrecta.
Lila, en el cuerpo de Beasty, sintió un leve escalofrío recorrer su espalda. No esperaba que le preguntaran algo tan específico. Pero su mente astuta y manipuladora se puso en marcha de inmediato. Sabía que cualquier vacilación o respuesta incorrecta podría desenmascararla. A pesar de su desconcierto inicial, decidió seguir con el juego.
"Sí, claro que lo recuerdo," respondió Lila, forzando una sonrisa y tratando de sonar natural. "Fue un entrenamiento duro, pero valió la pena. Aprendimos mucho ese día, ¿verdad?"
Victor no reaccionó de inmediato. Sus ojos seguían fijos en ella, intentando leer cualquier signo de duda o nerviosismo en su expresión. Por dentro, ya sabía la respuesta. La verdadera Beasty habría corregido su error de inmediato, riéndose de que él había confundido los hechos. Pero esta "Beasty" no lo hizo.
Spajit, que estaba a su lado, también captó la falsedad en la respuesta de Lila. Aunque no dijo nada, un leve gesto en su rostro reveló que estaba empezando a entender lo que Victor estaba intentando hacer. El silencio en la habitación se volvió más denso, cargado con una tensión apenas contenida.
Victor decidió no presionar más, no aún. Sabía que si seguía insistiendo, Lila podría volverse más cautelosa, o incluso intentar escapar. En cambio, dejó que su pregunta se asentara, sembrando la duda en el ambiente.
"Sí, fue un día importante," dijo finalmente, asintiendo lentamente. "Me alegra que lo recuerdes."
Pero en su interior, Victor estaba más seguro que nunca: la persona frente a ellos no era Beasty. Y ahora, con Spajit al tanto de la trampa, sabían que tenían que proceder con mucho cuidado. La batalla para desenmascarar a Lila había comenzado, y Victor estaba decidido a no permitir que la impostora lograra sus siniestros planes.
Victor, con una voz fría y calculada, dejó caer las palabras que cambiarían el ambiente en la habitación por completo.
"Una lástima que solo Spajit, tú y yo entrenamos ese día."
El eco de sus palabras recorrió la habitación como un trueno, dejando una tensión palpable en el aire. Spajit y Rigor intercambiaron miradas, ambos conscientes del juego que Victor acababa de desvelar. La trampa estaba tendida, y ahora era cuestión de tiempo ver cómo Lila reaccionaba.
Lila, en el cuerpo de Beasty, sintió cómo su corazón daba un vuelco. No había esperado que Victor fuera tan directo. El engaño había sido descubierto, y sabía que cualquier palabra incorrecta podría ser el final de su farsa. Pero Lila, siendo la astuta manipuladora que era, intentó mantener la calma. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, buscando una salida a la situación en la que se encontraba.
"¿Oh? Creo que mi memoria me está jugando una mala pasada," respondió, intentando suavizar el momento con una sonrisa forzada. "Han pasado tantas cosas desde entonces, que los detalles a veces se me escapan."
Pero sus palabras sonaron vacías, sin la convicción que una verdadera Beasty habría tenido. Spajit y Victor lo notaron de inmediato, y cualquier rastro de duda que podrían haber tenido se disipó. La impostora frente a ellos estaba acorralada.
Victor se acercó un paso más, su mirada penetrante no dejando lugar para escapatorias. "La verdadera Beasty nunca olvidaría algo así," dijo en un tono bajo y amenazante. "No intentes engañarnos más. Sabemos quién eres."
Lila, al darse cuenta de que su tapadera estaba a punto de ser completamente destruida, retrocedió ligeramente, sus ojos brillando con una mezcla de furia y desesperación. La calma que había intentado mantener se desmoronaba rápidamente, y la diosa del caos, atrapada en el cuerpo de Beasty, entendió que había subestimado a los héroes frente a ella.
En ese momento, la atmósfera en la habitación cambió radicalmente. Lo que antes era una reunión con una sensación de incertidumbre, ahora se transformó en un preludio de conflicto. Lila sabía que ya no tenía otra opción más que luchar o escapar, y Spajit, Victor, y Rigor se prepararon mentalmente para lo que vendría. La batalla por el alma de Beasty estaba a punto de comenzar, y ninguno de ellos estaba dispuesto a retroceder.
Victor, con una sonrisa de confianza, lanzó una poderosa ráfaga de aire que envió a Beasty o más bien, a Lila en su interior volando hacia atrás. La fuerza del ataque fue suficiente para desestabilizarla, y en un instante, Victor apareció detrás de ella, sujetando su pantalón con firmeza para evitar que se desplomara al suelo. Sus ojos, llenos de determinación, la miraron fijamente mientras decía con un tono burlón, "Vaya, dos podemos jugar a este juego."
En ese mismo momento, mientras sostenía a Lila/Beasty, Victor comenzó a hablar internamente con su alter ego, Evil Victor, quien residía en lo más profundo de su subconsciente. La presencia oscura de Evil Victor se despertó con irritación, su voz resonando con un tono molesto y casi amenazante.
"¿Qué diablos quieres...?" gruñó Evil Victor, su voz emanando desde lo más profundo de la mente de Victor. Era evidente que no le agradaba ser llamado sin motivo.
Victor no se dejó intimidar por la actitud de su contraparte oscura. Sabía que, para enfrentar a Lila y liberar a Beasty, necesitaría todo el poder a su disposición, incluso si eso significaba contar con la ayuda de la parte más oscura y peligrosa de sí mismo.
"Necesito tu fuerza," respondió Victor mentalmente, sin perder la compostura. "Lila está aquí, y ha tomado el control del cuerpo de Beasty. No podemos dejarla salirse con la suya. Es hora de que trabajemos juntos."
Evil Victor soltó una risa oscura, su tono mezclando diversión con desprecio. "¿Así que necesitas mi poder? Siempre supe que no podrías manejarlo solo. Está bien... Te ayudaré, pero no por ti. Lo haré porque quiero ver cómo esa diosa del caos se retuerce de dolor."
Victor sintió una oleada de poder oscuro fluyendo a través de él, mientras Evil Victor tomaba una posición más activa en su mente. Era un riesgo, pero en ese momento, Victor sabía que era la única manera de enfrentarse a Lila y proteger a Beasty.
Lila, dentro del cuerpo de Beasty, sintió el cambio en la energía de Victor y supo que las cosas acababan de volverse mucho más serias. Con una expresión de alarma, intentó liberarse del agarre de Victor, pero él no la soltó. Su sonrisa se había vuelto más oscura, casi malévola, reflejando la influencia de Evil Victor.
La batalla por el control de Beasty estaba a punto de escalar a un nivel completamente nuevo, y tanto Spajit como Rigor se prepararon para lo que venía. Esta lucha no solo decidiría el destino de Beasty, sino que también podría cambiar el curso de su conflicto contra Lila para siempre.
Mientras la energía oscura de Evil Victor fluía a través de su mente, una risa burlona resonó en su interior. Sin perder tiempo, Evil Victor dirigió un comentario mordaz hacia Lila, su tono impregnado de desprecio y sarcasmo.
"¿Así que los dioses ahora tienen que robar cuerpos ajenos porque los suyos no sirven?" se burló Evil Victor, su voz resonando con una mezcla de burla y desdén. "Qué patético, Lila. Pensé que eras más poderosa, pero parece que no puedes ni mantener tu propio cuerpo en pie."
Lila, dentro de Beasty, sintió la punzada del comentario. Aunque no lo mostró externamente, la burla de Evil Victor la enfureció, alimentando su determinación de derrotarlo a toda costa. Pero por mucho que quisiera contestar, la situación se estaba volviendo más difícil de manejar, y sabía que no podía permitirse distraerse con insultos.
Victor, sintiendo la ira de Lila mezclada con su propia fuerza, utilizó el desprecio de Evil Victor como un impulso adicional. Era hora de demostrarle a Lila que, aunque había subestimado a sus oponentes, estaba a punto de enfrentar algo mucho más peligroso de lo que jamás imaginó.
Lila, desesperada por retomar el control de la situación, lanzó un golpe directo a la pierna de Victor, intentando desestabilizarlo. Sin embargo, Evil Victor, conociendo a la perfección cada movimiento y debilidad de su propio cuerpo, anticipó el ataque. En lugar de resistir, dejó que el impacto lo empujara hacia el suelo, utilizando el momentum para su beneficio.
Apenas sintió el golpe, Victor se dejó caer de manera calculada, esquivando cualquier daño significativo. Con una velocidad fulminante, se impulsó desde el suelo, apuntando directamente al estómago de Lila con un golpe devastador. La fuerza del impacto fue tan abrumadora que Lila, en el cuerpo de Beasty, fue lanzada hacia el cielo como un proyectil.
Mientras ascendía, Victor canalizó toda la energía oscura de Evil Victor en su puño, su aura convirtiéndose en una manifestación tangible de poder. Con una sonrisa siniestra, alzó la mano hacia el cielo y, con un movimiento decidido, liberó una explosión masiva.
El cielo se iluminó con un destello cegador, y una explosión resonó a través del aire, sacudiendo la tierra debajo de ellos. La fuerza del ataque de Victor fue tan poderosa que las nubes se dispersaron, dejando un vacío momentáneo en el firmamento.
Spajit y Rigor observaron con asombro cómo la explosión se expandía en el cielo, conscientes de que la batalla había alcanzado un nuevo nivel de intensidad. La explosión no solo era un despliegue de poder, sino también un mensaje claro: Victor, con la ayuda de su lado oscuro, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para derrotar a Lila y salvar a Beasty.
Lila, ahora debilitada por el ataque, se tambaleaba mientras caía desde lo alto, su control sobre el cuerpo de Beasty comenzando a flaquear. Pero Victor no bajó la guardia; sabía que aún quedaba más por hacer para liberar completamente a Beasty y acabar con la amenaza que representaba Lila.
Los ojos de Victor brillaron con un intenso rojo carmesí, señal de que Evil Victor había tomado el control. La presencia oscura dentro de él había dejado de ser solo una voz en su mente; ahora estaba completamente al mando, y estaba listo para aprovechar al máximo esta oportunidad.
Evil Victor, disfrutando cada segundo de su recién adquirida libertad, esbozó una sonrisa siniestra mientras observaba a Lila caer del cielo. Su poder oscuro emanaba con una fuerza abrumadora, envolviendo su cuerpo en un aura que parecía absorber la luz a su alrededor.
"Ahora es mi turno," murmuró Evil Victor con una voz baja y maliciosa, mientras su mirada se fijaba en Lila. La diversión brillaba en sus ojos rojos, y una risa cruel se escapó de sus labios. Para él, este combate no era solo una batalla por la supervivencia o la justicia; era una oportunidad para desatar su lado más destructivo y disfrutar del caos.
En un movimiento fluido, Evil Victor desapareció de su posición, reapareciendo en un instante justo donde Lila estaba a punto de caer. Con una velocidad y precisión inhumanas, la atrapó en el aire, sujetándola por la garganta con una fuerza que dejaba claro que no iba a mostrar ninguna piedad.
"¿Eso es todo lo que tienes, diosa?" preguntó con sarcasmo mientras la levantaba aún más alto, observando con placer cómo luchaba por liberarse. "Pensé que serías más resistente. Qué decepción."
Sin darle tiempo a reaccionar, Evil Victor giró sobre sí mismo y lanzó a Lila con un brutal golpe hacia el suelo, haciendo que el impacto creara un cráter en el lugar donde aterrizó. No satisfecho con eso, saltó en el aire y, mientras descendía, concentró su energía oscura en un puño, listo para aplastarla con un golpe final que haría temblar la tierra.
Evil Victor estaba en su elemento, disfrutando de cada momento de destrucción y caos que podía causar. Sabía que este combate iba más allá de la simple lucha por el control del cuerpo de Beasty; para él, era una oportunidad para demostrar que, incluso los dioses, no podían compararse con el verdadero poder oscuro que él representaba.
La noche caía pesada sobre la ciudad, las sombras se alargaban con cada gota de lluvia que golpeaba el suelo. El aire estaba impregnado de humedad y una tensión palpable, un preludio de lo que estaba por venir. En medio del oscuro paisaje, Evil Victor se movía con una agilidad mortal, su figura casi perdida en el juego de luces y sombras.
Sin previo aviso, se situó justo detrás de Lila, su presencia apenas un murmullo entre el susurro de la lluvia. Con un movimiento rápido y preciso, su pie impactó en su espalda, el golpe resonando como un trueno en la noche. Lila, sorprendida, sintió cómo el dolor la atravesaba, pero no tuvo tiempo de recuperarse.
Victor aprovechó la inercia del golpe. Se lanzó hacia ella, su puño cerrado brillando con una energía oscura, un destello en medio de la tormenta. Con toda la fuerza que había acumulado, su puño se dirigió al estómago de Lila, donde la energía latía con fuerza, lista para explotar.
El impacto fue cataclísmico. Una explosión de energía sacudió el aire, y el estallido resonó como un trueno en medio de la tormenta. Los cristales de las ventanas explotaron en una lluvia de fragmentos brillantes, mientras la onda de choque se propagaba, desdibujando las sombras y convirtiendo la noche en un caos de luces y ecos.
Lila, atrapada en el centro de la devastación, sintió el torrente de energía desatarse, arrastrándola a un abismo de confusión y dolor. En ese instante, comprendió que el verdadero enfrentamiento apenas comenzaba, y que la lluvia que caía no solo era agua, sino un testigo silencioso de la batalla que se avecinaba.
A pesar del daño masivo y el dolor abrasador que recorría su cuerpo, Lila, aún en control del cuerpo de Beasty, se negaba a rendirse. Con una determinación férrea y un odio profundo, sus ojos se estrecharon mientras concentraba la energía restante que le quedaba. Ignorando la explosión reciente y el poder de Evil Victor, pronunció con una voz fría y llena de furia: "Corte Triangular."
Con un movimiento rápido y calculado, Lila, utilizando las habilidades innatas de Beasty, realizó un corte en el aire en forma de triángulo. Una ráfaga de energía oscura surgió del movimiento, creando tres potentes ondas que se dirigieron directamente hacia Evil Victor. Las ondas se movían con una precisión letal, convergiendo sobre su objetivo con la intención de atraparlo y destrozarlo desde múltiples ángulos.
El ataque no era solo una simple técnica; era una muestra del poder y la habilidad combinada de Lila y Beasty, un intento desesperado por cambiar el curso de la batalla. Las ondas de energía cortaban todo a su paso, dejando un rastro de destrucción en su estela mientras avanzaban hacia Evil Victor con una fuerza imparable.
El aire a su alrededor se volvió pesado, y la tierra temblaba bajo la intensidad del ataque, como si el mismo mundo sintiera el peligro inminente. Lila sabía que este podría ser su último recurso para mantenerse en la pelea, y estaba decidida a hacer que cada segundo contara.
Evil Victor, con una sonrisa retorcida en su rostro, se lanzó hacia Lila como un rayo en la oscuridad. La explosión de energía había dejado una estela de caos a su paso, pero él, como si desafiara las leyes de la naturaleza, se regeneró instantáneamente, sus heridas cerrándose como si nunca hubieran existido.
Estando a su lado, su voz resonó en la tormenta, suave y cargada de amenaza. "Golpe solar", murmuró, la calma en su tono contrastando con la tempestad que lo rodeaba. Con un movimiento rápido y preciso, su puño se lanzó hacia el estómago de Lila, como si desatara el propio sol en su interior.
El impacto fue brutal. El aire a presión se expandió en todas direcciones, creando una onda de choque que hizo temblar el suelo bajo sus pies. Lila sintió cómo el aire se le escapaba de los pulmones, como si un vacío la inundara. Su cuerpo fue proyectado hacia el suelo, el impacto resonando como un eco en la noche mientras caía, arrastrada por la fuerza devastadora del golpe.
La lluvia seguía cayendo, mezclándose con el sudor y la sangre, mientras la oscuridad se cerraba a su alrededor. En ese momento de desolación, Lila supo que la lucha se había intensificado, y que para sobrevivir, tendría que encontrar la fuerza dentro de sí misma, incluso en medio del caos que Evil Victor había desatado.
Evil Victor, satisfecho con la destrucción y el caos que había causado, soltó un suspiro de puro deleite. Su sed de violencia había sido saciada, al menos por el momento. Con una sonrisa de satisfacción, decidió que ya era suficiente. Sin resistencia, permitió que Victor retomara el control, retirándose a las profundidades de su subconsciente.
Victor sintió el cambio de inmediato, sus ojos volviendo a su color normal mientras recuperaba el dominio de su cuerpo. El poder oscuro se disipó lentamente, y con ello, la energía maligna que había impregnado el ambiente comenzó a desvanecerse.
Victor observó el cráter donde Lila, en el cuerpo de Beasty, yacía después del brutal golpe. Aunque Evil Victor había causado un daño considerable, la batalla no había terminado, y aún había una misión crucial por delante: liberar a Beasty del control de Lila. Con determinación renovada, Victor se preparó para lo que vendría, sabiendo que, aunque había recuperado el control, el lado oscuro dentro de él siempre estaría presente, esperando la próxima oportunidad para surgir.
Victor, al intentar sentir el alma de Beasty, notó con creciente preocupación que no había rastro de ella en su cuerpo. Todo parecía vacío, como si la esencia misma de Beasty hubiera sido arrancada. Se concentró aún más, intentando detectar cualquier vestigio de la conciencia de Beasty, pero solo encontró un vacío inquietante. La realidad comenzó a asentarse: el cuerpo que tenía frente a él ya no le pertenecía a su amiga.
Lila, mientras tanto, se levantó con una sonrisa maliciosa, sus ojos brillando con satisfacción. Sin prisa, comenzó a quitarse los puntos que habían sellado la reciente operación, revelando la cicatriz apenas curada. Con un movimiento deliberado, hizo un pequeño corte en su piel, justo sobre su cráneo. A medida que el corte se abría, reveló algo que no era humano: su cerebro brillaba con una luz inquietante, emitiendo un resplandor que no pertenecía a ninguna criatura viva.
"Oh," dijo Lila con una voz cargada de burla, sus palabras teñidas de un sutil desprecio, "¿cómo supiste que este cuerpo ya no le pertenece?"
Victor miró el cerebro expuesto, horrorizado al ver la confirmación de sus peores temores. El cerebro no solo era diferente, sino que también irradiaba una energía oscura que resonaba con el poder de Lila. La verdad era clara: Lila había completado su posesión, eliminando cualquier rastro de Beasty, y ahora habitaba su cuerpo por completo. La comprensión llenó a Victor de una furia silenciosa, pero también de una desesperación que no podía ignorar.
Este cuerpo, el que alguna vez perteneció a Beasty, estaba ahora bajo el dominio total de Lila, y rescatarla sería mucho más difícil de lo que había imaginado.
Victor se dio la vuelta, intentando procesar todo lo que acababa de descubrir, pero las palabras que Lila pronunció lo congelaron en su lugar. Aunque sabía que Lila estaba en el control total del cuerpo de Beasty, escuchar esa voz familiar, tan perfectamente imitada, lo golpeó con una intensidad emocional devastadora.
"When is the next training?"
La pregunta resonó en el aire, dicha con la misma entonación y calidez que Beasty solía tener. Lila, aprovechando la zona cordial del cerebro de Beasty, había logrado replicar su voz a la perfección. Victor sintió cómo su corazón se encogía, sabiendo que esa no era su amiga hablando, sino una burla cruel de Lila.
Ese simple gesto, esa cruel imitación, era suficiente para hacer que Victor sintiera el peso de la situación de manera abrumadora. No solo estaba luchando contra una poderosa enemiga, sino que ahora enfrentaba la cruel realidad de que el cuerpo de su amiga estaba siendo utilizado en su contra, su voz y su ser manipulados para atormentarlo.
Victor apretó los puños, luchando por mantener la calma mientras un torrente de emociones lo atravesaba. A pesar de la furia y el dolor, sabía que debía mantenerse firme. Lila estaba tratando de desestabilizarlo, de aprovechar sus emociones para ganar ventaja en esta batalla, pero Victor no podía permitírselo. Ahora más que nunca, debía encontrar una manera de liberar a Beasty, sin importar el costo.
Finalmente, sin mirarla, respondió con voz firme, intentando mantener la compostura, aunque su corazón estaba roto:
"Cuando recuperemos lo que te pertenece, Beasty... cuando seas tú misma de nuevo."
Victor sabía que la lucha sería dura, pero no podía darse por vencido. Luchar por su amiga, por su familia, y por lo que era correcto era la única opción.
Lila, con una sonrisa de satisfacción, lanzó un cubo extraño al suelo. En cuanto el cubo tocó la superficie, se desplegó en una estructura de cinco dimensiones, incomprensible a simple vista. Antes de que Victor pudiera reaccionar, una masa negra y pegajosa emergió del cubo, envolviéndolo rápidamente y atrapándolo en su interior. La sustancia lo aprisionó con fuerza, restringiendo sus movimientos y drenando su energía.
Mientras Victor luchaba por liberarse, Lila se acercó lentamente, disfrutando del poder que tenía sobre él en ese momento. Su voz resonó con una mezcla de burla y desprecio.
"La mentalidad tuya es algo de admirar," dijo, observando a Victor con una mirada casi condescendiente. "Sin embargo, el cerebro y el alma de esa chica están muertos... o bueno, lo tiene mi doctora."
Las palabras de Lila cayeron como un golpe brutal. Victor sintió una punzada en el corazón al escuchar que el alma y el cerebro de Beasty estaban en manos de la doctora de Lila, y posiblemente ya no existieran en su forma original. La desesperación amenazó con abrumarlo, pero Victor sabía que no podía ceder a la desesperanza.
Con cada segundo que pasaba, la masa negra parecía apretar más fuerte, pero Victor, aún atrapado, cerró los ojos y se concentró, buscando una manera de escapar. Sabía que Lila estaba tratando de quebrarlo, pero también sabía que mientras mantuviera la esperanza, todavía había una posibilidad de salvar a Beasty y detener a Lila.
Victor, atrapado en la masa negra, sintió la desesperación intentando abrirse paso en su interior, pero decidió no ceder. En lugar de eso, una sonrisa confiada se formó en su rostro. A pesar de la situación, sus ojos brillaban con determinación y una chispa de desafío.
"Jajajaja,"rió Victor, su voz llena de una seguridad inquebrantable. "Me sorprende que una diosa como tú haya optado por algo tan patético como eso."
La burla en sus palabras era evidente, y su sonrisa se amplió mientras observaba a Lila. Victor sabía que, aunque estaba atrapado en ese momento, la fuerza de su voluntad y su confianza no serían tan fácilmente contenidas. Lila, a pesar de su poder, había recurrido a una trampa que, a los ojos de Victor, era un intento desesperado por mantener el control.
La risa de Victor resonó en el ambiente, desafiando el poder que Lila pensaba que tenía sobre él. Aunque la situación era peligrosa, Victor se negaba a darle la satisfacción de ver su desesperación. Su confianza no era solo un acto; sabía que de alguna manera, encontraría una manera de liberarse y continuar la lucha.
Lila, al escuchar las palabras de Victor, sintió cómo su enojo crecía rápidamente. Su fachada de calma se desmoronaba, y con furia palpable, comenzó a cerrar el cubo de cinco dimensiones. Las paredes de la estructura comenzaron a cerrarse, aplastando la masa negra alrededor de Victor, intentando someterlo por completo.
Victor, sin embargo, no mostró ni un ápice de miedo. Su sonrisa permaneció en su rostro, y con un tono firme, lanzó su desafío final:
"Hasta cuándo dejarás de fingir tu fachada de diosa mala para tener dignidad en ti misma."
Lila, al escuchar eso, se detuvo momentáneamente. Sus ojos se llenaron de rabia, y cualquier rastro de diversión se desvaneció de su rostro. Las palabras de Victor habían dado en un punto sensible, exponiendo la inseguridad que ocultaba detrás de su comportamiento despiadado.
Con los dientes apretados y un tono lleno de odio, Lila respondió:
"Solo duerme, bastardo."
En ese instante, el cubo se cerró por completo, sumiendo a Victor en una oscuridad abrumadora. Lila quería aplastar no solo su cuerpo, sino también su espíritu, haciendo que todo se volviera silencio. Sin embargo, mientras las sombras lo envolvían, Victor sabía que, aunque el momento parecía sombrío, aún no había terminado la batalla. Su determinación seguía viva, esperando el momento adecuado para liberarse y continuar luchando.
Victor, atrapado en la oscuridad del cubo, mantuvo su compostura a pesar de la situación crítica. Con una expresión un tanto aburrida, miró a su alrededor, sintiendo cómo el silencio y la presión intentaban apoderarse de su mente. Sin embargo, en lugar de sucumbir a la desesperación, decidió hablar con su alter ego, Evil Victor, que aún residía dentro de él.
"Vaya, parece que nos encerraron," dijo Victor en un tono despreocupado, aunque serio, como si estuviera comentando algo trivial.
Dentro de su mente, la presencia de Evil Victor se manifestó, su voz resonando con una mezcla de burla y desdén.
"¿Nos encerraron?" replicó Evil Victor con una risa sarcástica. "¿De verdad crees que esto puede detenernos? Este cubo es solo otro intento patético de esa diosa desesperada. Si quisieras, podrías salir de aquí en cualquier momento."
Victor asintió levemente, sabiendo que Evil Victor tenía razón. A pesar de las circunstancias, estaba lejos de estar derrotado. Estaba consciente de que el poder de ambos, combinado, podría romper cualquier barrera que Lila intentara imponer. Pero antes de actuar, Victor decidió tomarse un momento para evaluar la situación y planear su próximo movimiento.
"Sí, tienes razón," respondió Victor, con una leve sonrisa. "Pero antes de salir, quiero ver hasta dónde llega la desesperación de Lila. Si ella cree que puede controlarnos, está muy equivocada."
Sabía que tarde o temprano tendría que liberarse, y cuando lo hiciera, enfrentaría a Lila con toda la fuerza y determinación que tenía. Por ahora, estaba dispuesto a esperar y observar, pero nunca dejaría que la situación se saliera de su control.
Lila, aún con su semblante lleno de enojo y determinación, se acercó al cubo de cinco dimensiones donde había atrapado a Victor. Con un brillo malicioso en los ojos, lo levantó con ambas manos, sosteniéndolo como si fuera un trofeo. Mientras lo miraba, su expresión se tornó en una mezcla de triunfo y burla.
"Solo tuve que utilizar la voz," dijo Lila, su tono cargado de satisfacción.
Sabía que replicar la voz de Beasty había afectado a Victor, aunque quizás no de la manera que ella esperaba. Para Lila, era un juego psicológico, una táctica para desestabilizarlo emocionalmente y ganar la ventaja en la batalla. Con esa simple manipulación, había logrado hacer que Victor se enfrentara a la brutal realidad de la situación, jugando con sus emociones y su conexión con Beasty.
Sin embargo, lo que Lila no entendía completamente era la fortaleza mental de Victor, que no se dejaba quebrar fácilmente, ni siquiera por los trucos más crueles. Mientras sostenía el cubo, creyendo que tenía el control, Victor y Evil Victor, dentro de esa prisión dimensional, estaban un paso adelante, preparados para tomar acción en el momento adecuado.
"Crees que has ganado," murmuró Victor para sí mismo dentro del cubo, "pero esto no es más que el principio."
Mientras Lila seguía sosteniendo el cubo, convencida de su victoria, Victor y su alter ego planificaban la siguiente jugada, conscientes de que la verdadera batalla aún no había comenzado.
Lila, sintiendo cómo su irritación crecía con cada palabra que Victor decía, apretó los dientes y miró el cubo con frustración. La satisfacción que había sentido momentos antes se desvanecía rápidamente, reemplazada por una mezcla de enojo e impaciencia.
"Aún hablas mucho," espetó Lila, su voz cargada de enojo.
Para ella, las palabras de Victor no eran solo molestas; eran un recordatorio de que, a pesar de todo su poder y control aparente, él seguía siendo una amenaza persistente. A pesar de estar atrapado, Victor no mostraba signos de rendición, y su actitud desafiaba el poder que Lila intentaba ejercer sobre él.
Victor, dentro del cubo, percibió la molestia en la voz de Lila y dejó que una pequeña sonrisa se formara en su rostro. Sabía que sus palabras estaban teniendo el efecto deseado. Mientras Lila intentaba mantener su control, su paciencia se desmoronaba poco a poco.
"¿Esperabas que me quedara callado?" pensó Victor para sí mismo, sabiendo que cada palabra era una espina más en el costado de Lila. "Todavía no has visto nada."
La tensión en el aire aumentaba con cada segundo que pasaba, y aunque Lila intentaba mantener el control, era evidente que Victor seguía siendo una amenaza, incluso cuando parecía estar atrapado.
Lila, enfurecida por la resistencia de Victor, lanzó el cubo con fuerza al suelo, haciendo que éste se estrellara con un estruendo. Mientras el cubo descansaba en el suelo, Lila se tomó un momento para suturar de nuevo su cráneo y regenerar algunas partes de su cuerpo que habían sufrido daños durante la batalla. Con precisión, cerró las heridas y dejó todo en su lugar, asegurándose de que su apariencia y funciones estuvieran completamente restauradas.
A medida que su cráneo se cerraba y las heridas se sellaban, Lila sintió un breve alivio, aunque la tensión persistía. Sabía que aunque había atrapado a Victor, su desafío no había terminado. La regeneración era un recordatorio de la capacidad de adaptación que tenía en su nuevo cuerpo, y estaba decidida a mantener el control, sin importar cuánto tiempo le llevara.
Continuará...